Olvidar a Trump
Apenas ha pasado una semana y Estados Unidos ya ha regresado tras su larga e inquietante ausencia de cuatro a?os
Apenas ha pasado una semana y Estados Unidos ya ha regresado tras su larga e inquietante ausencia de cuatro a?os. Estaba inscrito en el programa de Biden. Si hay sorpresa es por la celeridad y la contundencia del mensaje. Fueron pocas las palabras del discurso de toma de posesi¨®n dedicadas a la pol¨ªtica exterior, pero claras y comprometedoras. Washington predicar¨¢ con la fuerza del ejemplo m¨¢s que con el ejemplo de la fuerza.
Lo dicen las palabras y lo dice la composici¨®n del nuevo equipo exterior, multicultural y paritario, ...
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Apenas ha pasado una semana y Estados Unidos ya ha regresado tras su larga e inquietante ausencia de cuatro a?os. Estaba inscrito en el programa de Biden. Si hay sorpresa es por la celeridad y la contundencia del mensaje. Fueron pocas las palabras del discurso de toma de posesi¨®n dedicadas a la pol¨ªtica exterior, pero claras y comprometedoras. Washington predicar¨¢ con la fuerza del ejemplo m¨¢s que con el ejemplo de la fuerza.
Lo dicen las palabras y lo dice la composici¨®n del nuevo equipo exterior, multicultural y paritario, encabezado por Antony Blinken. Tambi¨¦n la recuperaci¨®n de los tratados y el regreso inmediato a las instituciones abandonadas: el Tratado de Par¨ªs sobre cambio clim¨¢tico, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, la Organizaci¨®n Mundial de Comercio o la Unesco. Hay la voluntad de resucitar el Pacto Nuclear con Ir¨¢n y el de Paz para Oriente Pr¨®ximo. Se restablecen las relaciones con la Autoridad Palestina y los fondos de ayuda a los palestinos.
Dos llamadas telef¨®nicas subrayan las prisas. Una amistosa, la del presidente al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, para confirmarle el compromiso con el art¨ªculo 5 del Tratado del Atl¨¢ntico Norte sobre la defensa mutua en caso de un ataque. Otra tensa y diplom¨¢tica, en la que Biden reproch¨® a Putin todo lo que Trump se hab¨ªa callado: apoyo a la soberan¨ªa ucrania ante la agresi¨®n rusa, condena de los ciberataques, de las interferencias en las campa?as electorales y de las recompensas pagadas por Rusia por las bajas militares de Estados Unidos en Afganist¨¢n, adem¨¢s de la exigencia de liberaci¨®n de Al¨¦xei Navalni.
Biden y Putin tambi¨¦n salvaron la renovaci¨®n del New Start, el ¨²ltimo tratado de reducci¨®n de armas nucleares que caducaba en febrero y Trump no quiso renovar. Es un avance de la combinaci¨®n de vigilancia democr¨¢tica y de compromisos diplom¨¢ticos con la que Washington tratar¨¢ a las potencias autoritarias. Vale para China, pero tambi¨¦n para Turqu¨ªa, Arabia Saud¨ª y todos los d¨¦spotas amigos. La nueva Administraci¨®n ya ha adelantado que son bienvenidas las nuevas relaciones diplom¨¢ticas establecidas entre Israel y cuatro pa¨ªses ¨¢rabes (Bar¨¦in, Emiratos, Sud¨¢n y Marruecos), pero sin que sirvan como paliativo para la paz entre israel¨ªes y palestinos ni para las acciones unilaterales de unos (condescendencia frente al terrorismo) y otros (anexi¨®n de territorios).
El cambio exterior m¨¢s notable es interior. El departamento de Estado, infra financiado y mal dotado estos a?os, resurge de las cenizas. La diplomacia y el multilateralismo recuperan su protagonismo, incrementado todav¨ªa m¨¢s por el declive del ardor guerrero en la acci¨®n exterior.
A pesar de las prisas, este cambio tan sustancial exige tiempo y paciencia. Para predicar fuera con el ejemplo, la democracia estadounidense, herida el d¨ªa 6 de enero, debe recuperar dentro su ejemplaridad. Hasta dar seguridades a sus amigos de que no volver¨¢ a producirse un accidente tan grave como para sentirse en peligro de muerte. No ser¨¢ f¨¢cil olvidar a Trump.