Digerir la deuda
Espa?a necesita un s¨®lido plan a medio plazo para sanear las cuentas p¨²blicas
Como era previsible, la estimaci¨®n que acaba de difundir el Banco de Espa?a sobre la deuda p¨²blica da cuenta de un ascenso de esta sin precedentes. Siendo algo inferior a las previsiones que se hicieron al inicio de la pandemia, la deuda de todas las Administraciones P¨²blicas ha alcanzado el 117,1% del PIB. No es el valor m¨¢s elevado de la UE, pero esto no puede justificar su desplazamiento de las prioridades de la acci¨®n pol¨ªtica a medio pl...
Como era previsible, la estimaci¨®n que acaba de difundir el Banco de Espa?a sobre la deuda p¨²blica da cuenta de un ascenso de esta sin precedentes. Siendo algo inferior a las previsiones que se hicieron al inicio de la pandemia, la deuda de todas las Administraciones P¨²blicas ha alcanzado el 117,1% del PIB. No es el valor m¨¢s elevado de la UE, pero esto no puede justificar su desplazamiento de las prioridades de la acci¨®n pol¨ªtica a medio plazo, una vez la recuperaci¨®n econ¨®mica est¨¦ asentada.
En la relaci¨®n entre la deuda total, 1,311 billones de euros, y el PIB influye sobremanera la contracci¨®n de este ¨²ltimo, del 11% en 2020, la m¨¢s pronunciada de la UE. El desplome del crecimiento econ¨®mico se ha visto igualmente influido por el colapso de los servicios, m¨¢s concretamente del turismo, y por la escasa capacidad defensiva de un sector dominado por microempresas. Esas razones por s¨ª solas explicar¨ªan el descenso de la recaudaci¨®n tributaria y de las cotizaciones a la Seguridad Social. Adem¨¢s, el uso de recursos p¨²blicos para amortiguar los da?os, suministrando financiaci¨®n a las empresas, subsidiando el mantenimiento del empleo o apoyando la atenci¨®n sanitaria, explica que el d¨¦ficit y la deuda hayan alcanzado niveles r¨¦cord. Y esto, a pesar de que el Gobierno espa?ol no ha sido el que m¨¢s ha gastado en esas medidas para paliar la crisis global.
Del deterioro de las finanzas p¨²blicas han dado cuenta las instituciones internacionales, pero al mismo tiempo han advertido de que su saneamiento tiene que quedar supeditado a la inequ¨ªvoca recuperaci¨®n de las econom¨ªas. As¨ª lo entienden tambi¨¦n el BCE y la Comisi¨®n Europea. Esta ¨²ltima ya relaj¨® al inicio de la pandemia las restricciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y mantiene su insistencia en no bajar la guardia ante el riesgo de nueva recesi¨®n. De hecho, la mayor¨ªa de los Gobiernos siguen aplicando financiaci¨®n a paliar los destrozos y garantizar la reactivaci¨®n. La pol¨ªtica del BCE facilita que esos aumentos de deuda sean compatibles con costes de financiaci¨®n hist¨®ricamente reducidos.
Explicar las causas de ese deterioro no puede significar inhibirse de su saneamiento a medio plazo, una vez asentada la recuperaci¨®n econ¨®mica. Por eso es necesario disponer de un plan de reducci¨®n de ese desequilibrio en los pr¨®ximos a?os. No ser¨¢ un ejercicio c¨®modo, especialmente si se aten¨²an las compras de bonos p¨²blicos por el BCE y los inversores privados exigen remuneraciones m¨¢s elevadas. Para hacer cre¨ªble ese saneamiento, la principal exigencia es un crecimiento econ¨®mico suficiente para generar ingresos p¨²blicos, reducir los apoyos a las empresas y al empleo y, no menos importante, elevar el denominador de esa ratio entre deuda p¨²blica y PIB.
Ese plan deber¨ªa formar parte de las reformas destinadas a conseguir todos los efectos favorables esperados de la disposici¨®n de fondos europeos para la recuperaci¨®n. Su eficacia, tanto ante las instituciones como los inversores privados, ser¨ªa mayor si se enmarcara en un amplio acuerdo pol¨ªtico. El car¨¢cter plurianual de los fondos procedentes de la UE y del plan de reformas y de saneamiento de las finanzas p¨²blicas justifica que la mayor¨ªa del arco parlamentario espa?ol haga suyos esos objetivos de solidaridad intergeneracional y, en definitiva, de modernizaci¨®n de la econom¨ªa. No hay otra forma de digerir la deuda p¨²blica, y la no menos preocupante deuda privada.