Regeneraci¨®n
Hay algo peor que el da?o que Juan Carlos I le ha hecho a la instituci¨®n de la Jefatura del Estado y a su propia figura hist¨®rica
Hay algo peor que el da?o que Juan Carlos I le ha hecho a la instituci¨®n de la Jefatura del Estado y a su propia figura hist¨®rica: el da?o que, para remediar el suyo, est¨¢n haci¨¦ndose las instituciones que no responden con prontitud y transparencia a las demandas de informaci¨®n sobre la situaci¨®n fiscal y personal de alguien que, todav¨ªa hoy, go...
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Hay algo peor que el da?o que Juan Carlos I le ha hecho a la instituci¨®n de la Jefatura del Estado y a su propia figura hist¨®rica: el da?o que, para remediar el suyo, est¨¢n haci¨¦ndose las instituciones que no responden con prontitud y transparencia a las demandas de informaci¨®n sobre la situaci¨®n fiscal y personal de alguien que, todav¨ªa hoy, goza de atenci¨®n y recursos por parte de Patrimonio del Estado. Y que, en cualquier caso, ha sido la m¨¢xima representaci¨®n de Espa?a hasta hace cuatro d¨ªas y durante casi 40 a?os.
El argumento de que hay que esperar a conocer c¨®mo se sustancian las investigaciones penales antes de obtener una explicaci¨®n oficial por parte de la Casa del Rey o del Gobierno no impide en absoluto que, mientras tanto, se d¨¦ cuenta del proceder de la Administraci¨®n ¡ªla Agencia Tributaria, por ejemplo¡ª en todo lo que se refiere a la situaci¨®n del rey em¨¦rito. Si no se quiere que quede en el aire la sospecha de que se est¨¢ intentando a toda costa evitar el curso de la justicia que se aplicar¨ªa a cualquier otro ciudadano. La Ley General Tributaria, que ampara la privacidad del contribuyente, debe protegerlo a ¨¦l como a cualquier espa?ol, pero no puede ser una armadura que bloquee el derecho a la informaci¨®n en asuntos de la relevancia p¨²blica de este. Estos son los dilemas, m¨¢s pol¨ªticos que jur¨ªdicos, que hay que resolver cuanto antes para evitar que el da?o se extienda, todav¨ªa m¨¢s, al presente.
Espa?a lleva seis a?os de inestabilidad pol¨ªtica e institucional acumulando elecciones y gobiernos en minor¨ªa. Un periodo que se inici¨® al grito un¨¢nime de ¡°regeneraci¨®n¡± y promesas de corregir errores del pasado. No puede ser que el ciclo de la regeneraci¨®n vaya a cerrarse ahora contemplando c¨®mo los partidos viejos y los nuevos se reparten sillones en el consejo de administraci¨®n de RTVE por el cl¨¢sico criterio de este para m¨ª, este para ti; c¨®mo el principal partido de la oposici¨®n decide no hablar m¨¢s de los a?os de corrupci¨®n que se le investigan en los tribunales, y c¨®mo se cubre con un manto de silencio o palabras huecas el hecho de que el ex jefe del Estado admita que defraud¨® a Hacienda por ingresos que no se corresponden con su asignaci¨®n p¨²blica. O mejor dicho, s¨ª puede ser, se est¨¢ haciendo. Pero que, al menos, nos ahorren la matraca de su defensa de la institucionalidad d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n.