Consuegros

El lunes, un se?or de pobladas cejas y barbas anunciaba su jubilaci¨®n en su modesta cuenta de Twitter. Pregonaba ufan¨ªsimo el hombre que, a sus 71 a?os, tras medio siglo en comunicaci¨®n corporativa, colgaba la corbata para estar con su familia. Deb¨ªa de ser el cesante muy querido en su gremio, dado el medio centenar de colegas, de becarios a prebostes, que le respondieron con parabienes. Una, sin conocerlo, sabe de ¨¦l algunas cosas. Que es hijo de una nonagenaria locutora retirada en una aldea asturiana. Hermano de una aguerrida dama que retuitea soflamas independentistas y republicanas siendo ella quien es, con dos ovarios. Que es padre divorciado de tres hijas. Bueno, de dos, pues enterr¨® a la peque?a hace 14 a?os, cuando quiso irse sola del mundo, ella sabr¨ªa por qu¨¦, dejando a los suyos con la eterna pregunta. Y que es abuelo de cuatro nietas, una de las cuales, Leonor, es heredera al trono de Espa?a.

Ese mismo lunes, otro jubilado har¨¢ siete a?os en junio, desment¨ªa estar en las ¨²ltimas, y ordenaba a sus ¨ªntimos airear que se siente ¡°como un oso¡±, sea como sea que se sienta un oso rey de 84 a?os, hibernando vergonzantemente fuera de su osera, con el cuerpo cosido a titanio y repudiado por su osezno por conducta inapropiada. Tiene ese otro se?or retirado tres hijos, un yerno en la c¨¢rcel, y un pu?ado de nietos, una de las cuales, Leonor, es heredera al trono de Espa?a. S¨ª. Jes¨²s Ortiz ?lvarez y Juan Carlos de Borb¨®n y Borb¨®n, nuestros dos jubilados, son consuegros y residentes en Madrid y Abu Dabi. Padres respectivos de los reyes Letizia y Felipe. Dos hombres en las ant¨ªpodas sociales y quiz¨¢ ideol¨®gicas que cruzaron sus vidas por el matrimonio de sus hijos, que solo han vuelto a coincidir en bodas, bautizos y funerales, y no coincidir¨¢n hasta el pr¨®ximo. Dos planetas, s¨ª, pero en este. Y, sin ser yo mon¨¢rquica ni nada de eso, solo veo normalidad democr¨¢tica en que as¨ª sea.