Ofensiva
El radicalismo busca las ra¨ªces del humanismo civil para arrancarlas y dejar sin apoyo la vida de quienes pretenden compartir derechos con los dem¨¢s
En la pizarra del aula de parvulitos alguien ha escrito con letra redondilla: ¡°caca¡±. La maestra finge severidad: ¡°?Qui¨¦n ha sido? A ver, voy a volverme de espaldas y el que sea que salga y lo borre¡±. Se da la vuelta, oye un trote presuroso, despu¨¦s, el chirrido de la tiza. Luego disimula la risa, porque ahora en la pizarra pone: ¡°caca, pis, pedo y culo. ?La Mano Negra no se rinde!¡±. El rapero Has¨¦l, otros de su cala?a, algunos grafiteros, tuiteros y pancarteros de manifas incendiarias pertenecen a la escuela de la Mano Negra, aunque ya no les quepan las patazas peludas bajo el pupitre. Necesitan decir la m¨¢s gorda y mear m¨¢s lejos. Anta?o se maldec¨ªa al tirano, ahora se mancilla lo que los dem¨¢s respetan: las v¨ªctimas del terrorismo, los representantes democr¨¢ticos, los defensores de la legalidad, los periodistas... Esta Mano Negra (pezu?a m¨¢s bien) cocea contra el consenso mayoritario: el acuerdo social les parece fascista. Se trata de desunir, de enfrentar, de magnificar los inevitables defectos y de negar las evidentes ventajas. El radicalismo busca las ra¨ªces del humanismo civil para arrancarlas y dejar sin apoyo la vida de quienes pretenden compartir derechos con los dem¨¢s. ?Que no quede nada superior, racionalmente inteligible, a lo que acudir para proteger los intereses de la mayor¨ªa! Desde luego, la gente madura, que se r¨ªe cuando le llaman reaccionaria, desde?a las puerilidades obscenas de la Mano Negra. Pero los dem¨¢s, tantos y tantas, viven en el abandono de la educaci¨®n y la fascinaci¨®n de las redes. Esperan un Salvador que bendiga el desorden y castigue a los conservadores. Ya se avizora la segunda venida prevista por Yeats: ¡°?Qu¨¦ bestia inmunda / llegada al fin su hora / se arrastra hacia Bel¨¦n para nacer?¡±.
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