El trabajo de los hombres
La primera frontera de la igualdad es la disponibilidad de la propia vida, y su mejor medida es el tiempo del que cada persona puede disponer en libertad, para s¨ª misma
Con el 8-M a nuestras espaldas, vale la pena insistir en que la igualdad es un trabajo de todos los d¨ªas. Nosotros, los hombres, debemos hacer parte activa del proceso, con nuestras reflexiones, nuestros procesos de reconstrucci¨®n. Para ello, propongo una pregunta. Complicada, lo s¨¦; t¨¦cnica, quiz¨¢s. Pero necesaria: ?vosotros, qu¨¦ detergente prefer¨ªs para la ropa blanca?
Sigo: ?en qu¨¦ supermercado encuentras una mejor relaci¨®n calidad-precio para la fruta y la verdura? ?Cu¨¢l es la marca de pa?ales m¨¢s adecuada para...
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Con el 8-M a nuestras espaldas, vale la pena insistir en que la igualdad es un trabajo de todos los d¨ªas. Nosotros, los hombres, debemos hacer parte activa del proceso, con nuestras reflexiones, nuestros procesos de reconstrucci¨®n. Para ello, propongo una pregunta. Complicada, lo s¨¦; t¨¦cnica, quiz¨¢s. Pero necesaria: ?vosotros, qu¨¦ detergente prefer¨ªs para la ropa blanca?
Sigo: ?en qu¨¦ supermercado encuentras una mejor relaci¨®n calidad-precio para la fruta y la verdura? ?Cu¨¢l es la marca de pa?ales m¨¢s adecuada para tus hijos? ?La factura de la luz de este mes ya est¨¢ pagada o a¨²n no?
Si eres hombre y no sabes ni c¨®mo empezar a responder a estas preguntas, rev¨ªsate. Pero para revisarte no cojas tu tiempo y lo dediques a leer a m¨¢s autoras feministas, informes de la OCDE, literatura escrita por mujeres, desentra?ar las letras de Rosal¨ªa o de Rozal¨¦n. Bueno, s¨ª, haz todo eso: pero en la cola de cosas que hacer, lo primero es asegurarte de que la cantidad de trabajo de cuidados que asumes es la que te corresponde. As¨ª, de hecho, si resulta que compartes dichas responsabilidades con una mujer (que puede ser tu pareja, o tu compa?era de piso, o tu madre), ella tendr¨¢ tiempo para hacer todo lo de arriba. O lo que le d¨¦ la gana, realmente. Tendr¨¢ tiempo, en definitiva.
La primera frontera de la igualdad es la disponibilidad de la propia vida, y su mejor medida es el tiempo del que cada persona puede disponer en libertad, para s¨ª misma. Ya podemos enredarnos a discutir (siempre con vistas a la galer¨ªa, claro: hay que se?alizar virtud) el orden epistemol¨®gico, cultural, complejo, de la desigualdad: si no producen resultados en esa m¨¦trica, de nada sirven.
De varios me s¨¦ que antes gastan tiempo en estas conversaciones que en ponerse un delantal (para fregar, claro: con la paella o el asado, los primeros). Algunos han hecho carreras a base de ello. Y de otros, a quienes les atribuir¨ªamos una posici¨®n menos ¡°virtuosa¡± en el plano simb¨®lico, pero que echan las horas que hagan falta, que se han sentado con sus parejas y han tenido una negociaci¨®n franca, clara, seguida de renuncias.
As¨ª que a vosotros, compa?eros hombres, os digo: ese ¡°nuestro¡± tan repetido en el primer p¨¢rrafo, a estas alturas no va ya de c¨®mo nos vemos, nos deconstruimos, nos mostramos. Va de lo que hacemos. Y, en este caso, lo que tenemos que hacer es trabajar. En el sentido m¨¢s literal de la palabra. @jorgegalindo