Maldici¨®n afgana
Solo quedan 40 d¨ªas para el fin de una situaci¨®n que se remonta al llamado Gran Juego, cuando en el siglo XIX brit¨¢nicos y rusos compet¨ªan por un territorio jam¨¢s sometido al control de potencias extranjeras
La rutina de dolor y de muerte ha relegado a Afganist¨¢n a los segundos platos de las preocupaciones de los gobiernos y medios de comunicaci¨®n. Una guerra que dura ya 20 a?os, la de la coalici¨®n de la OTAN contra los talibanes, en un pa¨ªs que lleva 42 a?os en guerra, desde la invasi¨®n sovi¨¦tica de 1979, tiene no pocas dificultades para mantener la atenci¨®n internacional.
Se acerca el 1 de mayo, d¨ªa en que vence el plazo para...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
La rutina de dolor y de muerte ha relegado a Afganist¨¢n a los segundos platos de las preocupaciones de los gobiernos y medios de comunicaci¨®n. Una guerra que dura ya 20 a?os, la de la coalici¨®n de la OTAN contra los talibanes, en un pa¨ªs que lleva 42 a?os en guerra, desde la invasi¨®n sovi¨¦tica de 1979, tiene no pocas dificultades para mantener la atenci¨®n internacional.
Se acerca el 1 de mayo, d¨ªa en que vence el plazo para la retirada definitiva de las tropas de Estados Unidos acordada por la Administraci¨®n de Trump con los talibanes y la incertidumbre es m¨¢xima. Desde que se firmaron los acuerdos de Doha hace un a?o entre la guerrilla isl¨¢mica y Washington, han cesado los ataques directos a las tropas y a las instalaciones del ej¨¦rcito estadounidense, pero se ha incrementado, en cambio, la violencia contra civiles y los ataques al ej¨¦rcito afgano.
Si se van los 2.500 soldados estadounidenses que quedan actualmente, tal como acord¨® Trump unilateralmente, tambi¨¦n deber¨¢ replegarse la misi¨®n de la OTAN, unos 10.000 soldados, y a continuaci¨®n se dar¨¢n las condiciones para que se encienda la guerra abierta entre el Gobierno de Kabul y los talibanes. Los talibanes se sienten ya vencedores de esta guerra, especialmente tras el acuerdo de retirada, con el que han obtenido la liberaci¨®n de 5.000 de sus guerrilleros encarcelados, sin ofrecer garant¨ªa alguna a Washington de que su territorio no volver¨¢ a ser un vivero de terroristas con capacidad de atacar a Estados Unidos, como sucedi¨® en 2001.
La guerra contra los talibanes ha sido la primera y ¨²nica ocasi¨®n en que la Alianza ha activado su art¨ªculo cinco, de compromiso de mutua defensa ante una agresi¨®n exterior, con motivo del ataque de Al Qaeda a Washington y Nueva York el 11-S. Hist¨®ricamente ha sido su mayor y m¨¢s costosa misi¨®n. Primero mand¨® una fuerza internacional de asistencia que lleg¨® a alcanzar los 130.000 soldados y desde 2014 una misi¨®n de entrenamiento y asesoramiento al ej¨¦rcito afgano. En el balance tr¨¢gico de la presencia militar atl¨¢ntica se cuentan las 102 bajas espa?olas, resultado de accidentes y atentados.
Si la nueva Administraci¨®n dem¨®crata retrasa la retirada, se arriesga a convertir de nuevo a las tropas extranjeras en objetivo de los talibanes y a seguir indefinidamente la guerra de 20 a?os. Como tampoco puede irse y lavarse las manos, Biden acaba de lanzar un nuevo plan de paz, con un alto el fuego, el establecimiento de un proceso constituyente que incluya a los talibanes y la implicaci¨®n por primera vez de las grandes potencias regionales (Turqu¨ªa, Rusia, China, India y Pakist¨¢n) en la negociaci¨®n de la salida. Solo quedan 40 d¨ªas para el fin m¨¢s que improbable de una maldici¨®n que se remonta al llamado Gran Juego, cuando en el siglo XIX brit¨¢nicos y rusos compet¨ªan por un territorio jam¨¢s sometido al control de potencias extranjeras.