La banalizaci¨®n del fascismo
D¨ªaz Ayuso y el PP son la expresi¨®n de un neoliberalismo de centro derecha que ve acercarse el fin de su proyecto pol¨ªtico y no duda en mantenerlo a¨²n a riesgo de reventar contra las rocas el barco de la democracia

¡°Cuando te llaman fascista sabes que lo est¨¢s haciendo bien y que est¨¢s en el lado bueno¡±.
Estas palabras pronunciadas por Isabel D¨ªaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante una entrevista en la televisi¨®n espa?ola en la ma?ana del 15 de marzo, despertaron tensi¨®n en Espa?a y llamaron mucho la atenci¨®n fuera de ella. ?Ha cambiado tanto la democracia espa?ola? El fascismo ya no es t¨®xico para muchos de sus pol¨ªticos y habr¨ªa que remontarse a la ¨¦poca del fascismo en los a?os de la Guerra Civil para ver una derecha tan identificada con la extrema derecha. O quiz¨¢s habr¨ªa que enfatizar la semejanza entre Ayuso y los argumentos del postfascismo de Vox. En concreto, si la indignaci¨®n y el estupor se multiplicaron en cuesti¨®n de minutos fue porque un elemento central de la democracia que es el antifascismo fue dejado de lado para enaltecer lo contrario.
Horas despu¨¦s de esta entrevista, tras el anuncio del vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias de que dejar¨ªa su cargo para presentarse como candidato a presidente de la Comunidad de Madrid, D¨ªaz Ayuso, fiel a un estilo que inventa realidades alternativas para presentar futuros apocal¨ªpticos, sostuvo que la disyuntiva que se abr¨ªa para Madrid y para Espa?a era ¡°comunismo o libertad¡± y se presentaba como la opci¨®n que asegurar¨ªa la segunda. Este tipo de falsedades son t¨ªpicas de los nuevos populismos de Donald Trump en Estados Unidos y Jair Mesias Bolsonaro en Brasil, ambos mienten al estilo fascista.
Bolsonaro presenta a su oposici¨®n como comunista y Trump lo hizo recientemente en relaci¨®n a las pol¨ªticas de Biden. Pero mientras que el mismo Trump denuncia las investigaciones judiciales sobre sus posibles actividades criminales como fascistas, Ayuso no parece tener estos pruritos con respecto al t¨¦rmino. Y al igual que Bolsonaro, no parece tener problema alguno en vincular dos t¨¦rminos tan opuestos como democracia y dictadura. Justamente esta idea tiene su origen en fascistas como Benito Mussolini o Francisco Franco.
?Qu¨¦ tienen que ver los dos conceptos a los que alud¨ªa D¨ªaz Ayuso? ?C¨®mo pueden vincularse fascismo y libertad en una Espa?a y una Europa asentadas sobre los valores de la democracia y los derechos humanos?
El ejercicio ret¨®rico de la l¨ªder madrile?a no es especialmente sofisticado ni tampoco demasiado novedoso. Apela simult¨¢neamente a dos conceptos que, al menos hasta hace unos a?os, parec¨ªan ser antag¨®nicos y pertenecer a ¨¦pocas hist¨®ricas distintas. El fascismo, como es sabido, formaba parte del pasado, de lo innombrable. Desde 1945 estaba fuera del vocabulario pol¨ªtico mainstream. As¨ª era hasta que la ola populista y postfascista ¨Cde Bolsonaro a Trump, pasando por Vox?¨C comenz¨® a hacer evidente la crisis de la democracia en Europa y Am¨¦rica, y el lenguaje pol¨ªtico empez¨® a incorporar conceptos que parec¨ªan anclados en el pasado. En este sentido el populismo desanda sus caminos para acercarse al fascismo
El populismo es hist¨®ricamente una reformulaci¨®n del fascismo en t¨¦rminos democr¨¢ticos que desde 1945 (es decir, tras de la derrota de los fascismos) deja atr¨¢s elementos centrales del fascismo para participar del mundo de la democracia, y en ese marco las mentiras al estilo fascista no son centrales en el populismo. Los populistas mienten como tanto otros pol¨ªticos de otras tradiciones, liberales, conservadores, comunistas, socialistas. Como dec¨ªa Hannah Arendt la pol¨ªtica y la mentira siempre van de la mano y, sin embargo, en el fascismo las mentiras adquieren cortes de tipo cuantitativo; los fascistas mienten mucho m¨¢s y cualitativo en el sentido, creen en sus propias mentiras y a trav¨¦s de esta creencia intentan transformar la realidad. En ese marco las mentiras de Trump y Bolsonaro tienen una inspiraci¨®n m¨¢s fascista que populista.
En estas circunstancias, las palabras de Ayuso ya no suenan tan extra?as. De hecho, pueden entenderse como ecos de otros l¨ªderes postfascistas que han vuelto a pensar la pol¨ªtica como una disputa basada en la l¨®gica amigo-enemigo y ajena a los principios democr¨¢ticos.
No se trata de que ella misma se declare fascista, por supuesto. Sin embargo, y esto es lo verdaderamente relevante, contribuye a banalizar el t¨¦rmino, a situarlo en el contexto de aquello que puede formar parte del vocabulario pol¨ªtico. En este marco, su ret¨®rica anticomunista recuerda los a?os de la Guerra Fr¨ªa y los discursos de Ronald Reagan. Por supuesto, recuerda tambi¨¦n los de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar pero en clave post-fascista. Pocas dudas quedan de esta bolsonarizacion de la derecha espa?ola.
Todo esto sucede, vale la pena recordarlo, en el contexto de una crisis social y pol¨ªtica de enormes dimensiones tras m¨¢s de un a?o de pandemia y tras al menos una d¨¦cada de fuertes cuestionamientos te¨®ricos y pr¨¢cticos a la democracia representativa en pa¨ªses como la India, Polonia, Hungr¨ªa, Estados Unidos, El Salvador y Brasil. En este contexto deben inscribirse los planteamientos de D¨ªaz Ayuso. Ella y el Partido Popular ¨Ce indirectamente Vox, que comparte al menos parcialmente sus ideas¨C, son la expresi¨®n de un neoliberalismo de centro derecha que ve acercarse el fin de su proyecto pol¨ªtico y no duda en mantenerlo a¨²n a riesgo de reventar contra las rocas el barco de la democracia. Aunque todo contin¨²e formul¨¢ndose en nombre de la libertad, y los diversos portavoces de la derecha contin¨²en advirtiendo sobre una imposible ¡°vuelta del comunismo¡± es evidente que su estrategia intenta incorporar elementos de la cosmovisi¨®n de la extrema derecha. En realidad, la disyuntiva entre ¡°comunismo o libertad¡± no es nueva. El neofascismo italiano y el lepenismo la aplican hace ya varias d¨¦cadas y tambi¨¦n fue repetida por adalides de la Guerra Fr¨ªa como los dictadores argentinos de la guerra sucia. Fue utilizada m¨¢s recientemente por Trump y Bolsonaro y Alternativa para Alemania (AfD) la emple¨® como eslogan en las elecciones de 2019 de los l?nder de Sajonia y Brandemburgo y obtuvo unos resultados hist¨®ricos que la consolidaron como segunda fuerza. La novedad, sin embargo, es que esta ret¨®rica de Guerra Fr¨ªa se mezcle con un peligroso lenguaje que banaliza el fascismo al tiempo que tiende a normalizar la participaci¨®n de partidos postfascistas como Vox en el Gobierno de algunas de las principales instituciones del pa¨ªs. Por todo ello, las futuras elecciones a la Comunidad de Madrid son trascendentales. La derrota de Trump en los Estados Unidos puede haber significado un punto final o simplemente un par¨¦ntesis en una ya sucesi¨®n de ataque a la democracia de la cual Espa?a no parece escaparse.
Maximiliano Fuentes y Federico Finchelstein son historiadores.
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