El duelo es S¨¢nchez y Ayuso
El presidente, desde el salto a la arena madrile?a de su ex vicepresidente como espont¨¢neo, sali¨® al quite poco dispuesto a ceder ni un minuto de gloria
Aunque Isabel D¨ªaz Ayuso recibiera a portagayola a Pablo Iglesias ¡ª?comunismo o libertad!¡ª con la certeza de estar ante un morlaco corniveleto de embestida tentona al que pod¨ªa sacarle una gran faena electoral, la realidad es que su rival en el ruedo es S¨¢nchez. Mano a mano. El presidente, desde el salto a la arena madrile?a de su ex vicepresidente como espont¨¢neo, sali¨® al quite poco dispuesto a ceder ni un minuto de gloria. S¨¢nchez se...
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Aunque Isabel D¨ªaz Ayuso recibiera a portagayola a Pablo Iglesias ¡ª?comunismo o libertad!¡ª con la certeza de estar ante un morlaco corniveleto de embestida tentona al que pod¨ªa sacarle una gran faena electoral, la realidad es que su rival en el ruedo es S¨¢nchez. Mano a mano. El presidente, desde el salto a la arena madrile?a de su ex vicepresidente como espont¨¢neo, sali¨® al quite poco dispuesto a ceder ni un minuto de gloria. S¨¢nchez se interpuso no por evitar ese duelo al sol ¡ªall¨¢ ellos si montan un pulso de pasiones a lo Jeniffer Jones y Gregory Peck¡ª sino para atraer los focos fijando los reyes del tablero. Iglesias es un actor secundario, como tambi¨¦n Monasterio, ambos con apellidos eclesi¨¢sticos que no ocultan las ¨®rdenes menores; y lo mismo Gabilondo, un perfil poderoso m¨¢s de pol¨ªtico n¨®rdico de los setenta que de la Espa?a populista del declive del 78. Aqu¨ª se miden PP y PSOE, o S¨¢nchez y Ayuso. Tanto es as¨ª que Vox ha ido a Vallecas a organizar un acto desafiante, y Podemos le ha ido al trapo jaleando la violencia como en Catalu?a con la coartada antifascista, para tener sus minutos de gloria en primera p¨¢gina.
Va de suyo que Iglesias y Abascal repetir¨¢n el espect¨¢culo, con variaciones interminables llenas de ruido y de furia. Pero esto seguir¨¢ yendo de S¨¢nchez y Ayuso. Abascal podr¨¢ sacar pecho en espacios hostiles como si fueran el Monte Arruit all¨¢ por el Desastre de Annual; e Iglesias podr¨¢ grabarse cien videos usando esa latiniparla antifascista que acaba siempre por parecer un mon¨®logo del Club de la Comedia con su iguala de jers¨¦is republicanos salvo que toque sudadera de una serie de Netflix, pero esto efectivamente seguir¨¢ yendo de S¨¢nchez y Ayuso. A la presidenta de Madrid, que por supuesto tiene un ojo en G¨¦nova, donde flaquea Casado, le interesa figurar como l¨ªder de La Resistencia de la derecha espa?ola al sanchismo; y a S¨¢nchez le conviene que toda la derecha se sintetice en Ayuso, un perfil adorado en Madrid pero inquietante para los dem¨¢s barones con clientelas moderadas de la periferia.
S¨¢nchez ha bajado al barro de las elecciones, y una vez m¨¢s anuncia en campa?a el final del virus o de la alarma. Demasiadas veces ya. Es probable que pocos se hayan cre¨ªdo sus cifras de vacunaci¨®n, y no porque sean falsas, sino porque ya antes han sido falsas demasiadas veces. Ayuso va a boicotear cada acuerdo interterritorial con esa ret¨®rica libertaria que MAR copia del vademecum bannoniano de las campa?as de Trump, para convertirla en diana de los medios que la fortalecen a golpe de caricatura como si fuese un cruce de Sarah Palin y Cruella de Vil (esta semana, mientras Ximo Puig negociaba con Janssen o Merkel aceptaba el ¨®rdago Sputnik de Baviera, convert¨ªan a Ayuso en un trasunto del viejo Zeus secuestrando a la indefensa Europa). S¨¢nchez y Ayuso saben que en Madrid se juegan mucho m¨¢s que Madrid. Y a todo esto ?qu¨¦ pasa con Madrid? Bueno, como en Catalu?a, no les pidamos que adem¨¢s se preocupen de los problemas de la ciudadan¨ªa.