La apuesta plebiscitaria
La gesti¨®n de Isabel D¨ªaz Ayuso se ha convertido en el modelo alternativo al que han asumido el Gobierno y la mayor¨ªa de comunidades aut¨®nomas
Isabel D¨ªaz Ayuso ha convocado las elecciones como un plebiscito sobre su peculiar manera de manejar la pandemia. Y as¨ª ser¨¢. Su gesti¨®n se ha convertido en el modelo alternativo al que han asumido el Gobierno y la mayor¨ªa de comunidades aut¨®nomas. Estamos en un momento fronterizo: todos sentimos el peso de la pandemia sobre nuestras espaldas condicionando la vida cotidiana, pero al mismo tiempo, y a pesar de las frustraciones generadas por unos gobernantes ansiosos de poder anunciar la buena nueva, las vacunaciones, aunque m¨¢s lentas de lo deseable, contribuyen a recuperar el ¨¢nimo y a liberarse lentamente del fatalismo de hace unos meses.
Ayuso lleg¨® a Madrid por caprichosa decisi¨®n de Pablo Casado. Quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa el actual presidente del PP se arrepienta de este arrebato dirigido contra la vieja guardia. Desconocida para la ciudadan¨ªa, con su desparpajo como argumento principal, se dispuso a construir el personaje que ahora somete a plebiscito, con un guion en el que no es dif¨ªcil ver la mano de Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, que ya contribuy¨® en el pasado a la configuraci¨®n del liderazgo desacomplejado de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. La hoja de ruta ha sido simple: omnipresencia medi¨¢tica con una sola idea, diferenciarse de todos. Su apuesta es el desmarque permanente. Llevar siempre la contraria: al Gobierno, a la izquierda, pero tambi¨¦n a los suyos (que Casado no se meta en sus cosas). La pandemia le dio la gran ocasi¨®n: frente al miedo, Madrid y la felicidad. Pero para arropar su singularidad ha apostado desde el primer momento por el car¨¢cter diferencial de la Comunidad. Como si no fuera suficiente ser la sede de la capital del Estado, Ayuso, qui¨¦n sabe si en reacci¨®n consciente o inconsciente ante el proceso catal¨¢n, ha optado por la insistente construcci¨®n de una identidad sobre el desaf¨ªo a las dem¨¢s comunidades convertidas en competidoras que hay que dejar atr¨¢s.
Y as¨ª llega la hora del plebiscito, que convierte inevitablemente el voto de los madrile?os en un refer¨¦ndum a su persona a trav¨¦s de un modelo de gesti¨®n a la pandemia que se decant¨® por primar la econom¨ªa ante el estado de excepci¨®n sanitario. El problema de los plebiscitos es que se juegan a blanco y negro. O Ayuso o la izquierda, dejando en la nada a los partidos minoritarios de la derecha. Vox ¡ªque tiene el consuelo de que Ayuso est¨¢ de su lado¡ª y Ciudadanos est¨¢n fuera de juego. Y si no logran unos m¨ªnimos, el plebiscito puede acabar en fracaso por falta de socios. Pedro S¨¢nchez ha entrado al trapo, ¡°Madrid se merece un gobierno que se tome en serio la emergencia sanitaria¡±, quiz¨¢s porque es consciente de que Ciudadanos ha llegado a final de camino. Y quiz¨¢s tambi¨¦n porque sabe que si la apuesta plebiscitaria sale ganadora se puede encontrar pronto a Ayuso cara a cara en unas elecciones generales.
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