Vox en Vallecas: violencia inaceptable
El partido tiene todo el derecho a hacer campa?a donde estime oportuno sin sufrir acoso
La presentaci¨®n de la campa?a de Vox a las elecciones auton¨®micas del 4 de mayo concluy¨® el mi¨¦rcoles en el barrio madrile?o de Vallecas en una batalla campal con cargas policiales, lanzamiento de objetos contundentes, varios detenidos y decenas de contusionados, la mayor¨ªa polic¨ªas. Este peri¨®dico ...
La presentaci¨®n de la campa?a de Vox a las elecciones auton¨®micas del 4 de mayo concluy¨® el mi¨¦rcoles en el barrio madrile?o de Vallecas en una batalla campal con cargas policiales, lanzamiento de objetos contundentes, varios detenidos y decenas de contusionados, la mayor¨ªa polic¨ªas. Este peri¨®dico discrepa profundamente de los planteamientos pol¨ªticos de Vox, pero defiende con id¨¦ntica convicci¨®n su derecho a exponerlos en las mismas condiciones que los dem¨¢s partidos y a someterlos al escrutinio de los ciudadanos. Si sus propuestas resultan err¨®neas o incluso peligrosas deben ser rebatidas con argumentos, pero jam¨¢s acalladas mediante la violencia, que descalifica sin paliativos a quien se vale de ella.
No caben dudas: ante unas elecciones madrile?as, Vox tiene derecho a hacer campa?a en todos los barrios y municipios de la Comunidad, para que los electores tengan oportunidad de conocer su programa de boca de sus dirigentes, si lo desean. Los responsables de la seguridad ciudadana tienen obligaci¨®n de velar para que este derecho se cumpla y la campa?a se desarrolle pac¨ªficamente.
Los ciudadanos tienen por supuesto el derecho de mostrar su opini¨®n a los responsables pol¨ªticos. A los de Vox y a los de cualquier partido. Pueden aplaudirles y vitorearles. Tambi¨¦n silbarles y abuchearlos. Someterse a esa forma de cr¨ªtica puede ser desagradable, pero va en el sueldo de los cargos p¨²blicos; especialmente si, a causa de la pandemia, muchos actos se desarrollan en espacios p¨²blicos abiertos, como una plaza, y no en recintos cerrados. Cuando Vox decidi¨® abrir su campa?a en Vallecas, donde el voto de izquierdas supera el 65%, sab¨ªa perfectamente que se trataba de un entorno menos confortable para ellos que otras zonas de Madrid. Aguantar la protesta de quienes no consideran grata su presencia forma parte del coste previsible de esa decisi¨®n. Lo que no es aceptable de ninguna manera es que de las palabras se pasara al lanzamiento de objetos como latas o adoquines que pudieron causar graves da?os personales. No hay ning¨²n atisbo de honor antifascista en esos gestos bochornosos. El Ministerio del Interior deber¨¢ aclarar si el dispositivo policial fue suficiente y adecuado.
Por desgracia, no se trata de un hecho aislado. Catalu?a ha vivido recientemente episodios violentos de este tipo y hace pocos d¨ªas la sede de Podemos en Cartagena fue atacada con un artefacto incendiario. El riesgo de que la polarizaci¨®n pol¨ªtica se traslade a la sociedad y el choque dial¨¦ctico se transforme en agresi¨®n f¨ªsica no puede ignorarse. La responsabilidad de todos los partidos es templar el debate, evitar que las diferencias dial¨¦cticas se conviertan en odios cainitas, desarmar el discurso y dejar de lanzar palabras como pedradas para evitar que las piedras puedan un d¨ªa sustituir a las palabras.