La pasividad de Am¨¦rica Latina ante la cat¨¢strofe educativa
Si el cierre de colegios contin¨²a, la pobreza educativa seguir¨¢ creciendo y las oportunidades se concentrar¨¢n en unos pocos privilegiados
El cambio social casi siempre es incremental. Toma tiempo. D¨¦cadas incluso. Ocurre con frecuencia de manera invisible, por fuera de los escenarios p¨²blicos, los grandes debates y los titulares de la prensa. As¨ª ocurri¨® en Am¨¦rica Latina durante buena parte de este siglo, entre los a?os 2005 y 2019 aproximadamente. Antes de la llegada de la pandemia.
En el per¨ªodo en cuesti¨®n, la desigualdad disminuy¨® en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la regi¨®n. En los grandes y en los peque?os. En los gobernados por...
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El cambio social casi siempre es incremental. Toma tiempo. D¨¦cadas incluso. Ocurre con frecuencia de manera invisible, por fuera de los escenarios p¨²blicos, los grandes debates y los titulares de la prensa. As¨ª ocurri¨® en Am¨¦rica Latina durante buena parte de este siglo, entre los a?os 2005 y 2019 aproximadamente. Antes de la llegada de la pandemia.
En el per¨ªodo en cuesti¨®n, la desigualdad disminuy¨® en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la regi¨®n. En los grandes y en los peque?os. En los gobernados por la izquierda y por la derecha. Este hecho ha sido documentado de manera minuciosa por decenas de investigadores sociales. La magnitud del descenso fue notable. En un pa¨ªs de alta desigualdad como Brasil o Colombia, el ingreso percibido por el 10% m¨¢s rico pas¨® de ser 60 veces el ingreso correspondiente al 10% m¨¢s pobre a ser 40 veces. Am¨¦rica Latina sigui¨® siendo la regi¨®n con m¨¢s desigualdad del mundo. Pero el progreso distributivo fue el mayor de la accidentada historia econ¨®mica de la regi¨®n.
Las causas de los fen¨®menos sociales siempre son dif¨ªciles de desentra?ar. Suelen superponerse y confundirse. Pero una de las causas preponderantes de la disminuci¨®n de la desigualdad fue el avance educativo. M¨¢s j¨®venes pudieron acceder a la universidad, completar su educaci¨®n secundaria o recibir alg¨²n tipo de educaci¨®n t¨¦cnica. La educaci¨®n contrarrest¨® en parte los efectos regresivos de la transformaci¨®n tecnol¨®gica y la apertura financiera.
El avance educativo disminuy¨® los retornos a la educaci¨®n superior, esto es, diluy¨® parcialmente los privilegios de los m¨¢s educados, redujo las brechas salariales que en Am¨¦rica Latina parecen m¨¢s un abismo. El progreso distributivo fue parcial, incompleto, pero mostr¨® al menos una senda hacia unas sociedades m¨¢s justas. Puso de presente la importancia de la educaci¨®n.
La pandemia podr¨ªa borrarlo todo. Buena parte de las escuelas y colegios de la regi¨®n llevan un a?o cerrados. Seg¨²n el Banco Mundial, la pobreza educativa, que mide el porcentaje de ni?os que no cumplen un requisito m¨ªnimo de lectura a los diez a?os, podr¨ªa pasar de 51% a 62% en Am¨¦rica Latina. En parte como consecuencia de la deserci¨®n escolar, en parte como consecuencia de la falta de aprendizaje. Si el cierre de colegios contin¨²a, la pobreza educativa seguir¨¢ creciendo. Las oportunidades se concentrar¨¢n en unos pocos privilegiados. La pandemia y las medidas adoptadas estar¨ªan decidiendo por adelantado la vida de millones de personas.
Un estudio reciente de la OCDE revela un dato inquietante. Los pa¨ªses con peores resultados en las pruebas PISA, que miden el aprendizaje en lenguaje, matem¨¢ticas y ciencia de j¨®venes de 15 a?os, son los mismos que han mantenido los colegios cerrados por m¨¢s tiempo. Los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina son paradigm¨¢ticos. Muestran peores resultados hist¨®ricos y mayores cierres pand¨¦micos. Es como si existiera una especie de resignaci¨®n, de pasividad inexplicable sobre el cierre parcial de la educaci¨®n, en particular de la educaci¨®n p¨²blica y sobre todo de la educaci¨®n rural.
Incluso buena parte de los pol¨ªticos llamados progresistas se muestran indiferentes. Hay una suerte de apat¨ªa parlamentaria. Las voces de protesta son pocas y aisladas. En Colombia, al menos, las agremiaciones de maestros parecen ocupadas en denigrar la educaci¨®n p¨²blica y obstaculizar cualquier intento de apertura. La sociedad civil ha levantado su voz, ha se?alado con algo de timidez las consecuencias de corto plazo, los problemas de salud mental, nutrici¨®n, violencia intrafamiliar y desempleo femenino. Pero los cierres probablemente continuar¨¢n por meses. Pol¨ªticamente parece existir un equilibrio paralizante. Am¨¦rica Latina decidi¨® en buena medida darle la espalda a la educaci¨®n.
La pandemia tendr¨¢ consecuencias pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales de larga duraci¨®n. Resulta dif¨ªcil anticipar su magnitud. Pero la desigualdad probablemente volver¨¢ aumentar. Los cambios incrementales del pasado desaparecer¨¢n r¨¢pidamente. La educaci¨®n ya no contrarrestar¨¢ las fuerzas regresivas del cambio t¨¦cnico y la competencia global. Por el contrario, las amplificar¨¢. Millones quedar¨¢n por fuera de las oportunidades y de cualquier forma de esperanza. No se necesita ning¨²n poder de clarividencia para anticipar este resultado. La pasividad de la regi¨®n ante la cat¨¢strofe educativa se traducir¨¢ en sociedades m¨¢s desiguales, m¨¢s polarizadas y menos justas.
Alejandro Gaviria es exministro de Salud y Protecci¨®n Social de Colombia y rector de la Universidad de los Andes