China y Estados Unidos por el clima
Los compromisos con el medio ambiente de los dos gigantes tienen que traducirse en hechos concretos
Numerosos asuntos enfrentan a China y EE UU en esta era tecnol¨®gica y globalizada, desde la guerra comercial o el 5G a las graves violaciones de los derechos humanos por parte de Pek¨ªn, pero el mundo debe celebrar el consenso al que han sido capaces de comprometerse en la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Los dos gigantes de la econom¨ªa mundial, representantes de los d...
Numerosos asuntos enfrentan a China y EE UU en esta era tecnol¨®gica y globalizada, desde la guerra comercial o el 5G a las graves violaciones de los derechos humanos por parte de Pek¨ªn, pero el mundo debe celebrar el consenso al que han sido capaces de comprometerse en la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Los dos gigantes de la econom¨ªa mundial, representantes de los dos polos pol¨ªticos que hoy cuentan en el planeta, acordaron el fin de semana cooperar por la causa del calentamiento con la seriedad y urgencia necesarias. Ahora deben concretar pasos y calendarios ante las inminentes citas internacionales convocadas sobre este asunto para arrastrar as¨ª m¨¢s voluntades.
En los ¨²ltimos cuatro a?os se vivi¨® un grav¨ªsimo rev¨¦s en la lucha contra el cambio clim¨¢tico cuando Donald Trump sac¨® a EE UU del Acuerdo de Par¨ªs, por el que decenas de pa¨ªses se comprometieron en 2015 a transformar sus econom¨ªas para limitar la subida de temperatura a no m¨¢s de dos grados con respecto a los niveles preindustriales. M¨¢s all¨¢ de n¨²meros y objetivos, la ambici¨®n expresada en ese acuerdo implica una revoluci¨®n en la forma de producci¨®n y consumo, con una renuncia a los combustibles f¨®siles en los que se ha basado la econom¨ªa desde hace un siglo y medio y un verdadero cambio de paradigma. Mientras Washington emprend¨ªa ese cambio trumpista, antinatural desde el punto de vista de cualquier an¨¢lisis cient¨ªfico v¨¢lido, China empez¨® a dar pasos inversos: Xi Jinping se compromet¨ªa a llegar al pico de emisiones de carbono en 2030 y a la neutralidad en 2060. La llegada de Biden a la Casa Blanca ha sido el punto de inflexi¨®n y ha generado el giro completo de EE UU, que ha regresado al Acuerdo de Par¨ªs y que dispone de un enviado especial para esta causa, John Kerry, un solvente secretario de Estado con Obama que ha pasado tres d¨ªas en Shangh¨¢i con su hom¨®logo chino hasta llegar a este acuerdo. Un ejemplo de que el di¨¢logo puede abrirse paso y cosechar buenas noticias a pesar de las diferencias.
Los dos pa¨ªses son los mayores emisores de di¨®xido de carbono del mundo, pero sus posiciones de partida son diferentes: China es hoy el principal, con un 28% del total, aunque su recorrido hist¨®rico es mucho menor. EE UU es el segundo, con un 15%, pero su responsabilidad ¡ªal igual que la de Europa¡ª se remonta mucho m¨¢s atr¨¢s. El compromiso de ambos es clave en un combate que requiere una alineaci¨®n internacional global a la que Trump hizo un gran da?o. China debe demostrar que su compromiso se traslada a hechos y que asume un liderazgo propio de una superpotencia, sin el discurso de un pa¨ªs en desarrollo, y EE UU debe demostrar que es capaz de mantener en el tiempo su compromiso, m¨¢s all¨¢ de qui¨¦n est¨¦ en la Casa Blanca. Que ambos hagan estos deberes har¨¢ m¨¢s factible y cre¨ªble su compromiso clim¨¢tico.