Suspenso clim¨¢tico
Es preciso un esfuerzo coordinado internacional real para detener el calentamiento global
La primera prueba que deb¨ªan pasar los pa¨ªses firmantes del Acuerdo de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico ha sido un desastre. S¨®lo 75 de los cerca de 200 pa¨ªses firmantes han revisado sus planes iniciales o presentado nuevos planes de recorte de las emisiones en la fecha establecida. Y los resultados son decepcionantes. Con los datos de esta primera revisi¨®n, pese al importante compromiso al alza de la Uni¨®n Europea, en 2030 apenas se habr¨¢n reducido las emisiones de efecto invernadero en un 0,5%. El Acuerdo de Par¨ªs marc¨® como objetivo asegurar que la temperatura media del planeta no suba a final del siglo m¨¢s de 2¡ã respecto de la era preindustrial. Pero dejaba a la decisi¨®n de los pa¨ªses el ritmo y la cuant¨ªa de la reducci¨®n de las emisiones. Ya en su momento se advirti¨® de que la voluntariedad ser¨ªa el tal¨®n de Aquiles del acuerdo, y esta primera prueba lo ha confirmado. La evidencia de que los compromisos iniciales eran totalmente insuficientes llev¨® a la petici¨®n de revisarlos al alza. De las 18 econom¨ªas con mayores emisiones, solo dos han presentado revisiones en este sentido.
Para que el aumento de la temperatura media no supere los 2¡ã es preciso reducir las emisiones un 25% en relaci¨®n a los niveles de 2010; y si se quiere que aumente a¨²n menos, 1,5¡ã, se han de reducir un 45%. Los compromisos adquiridos hasta ahora nos dejan muy lejos de esos objetivos. Los 75 pa¨ªses que han presentado sus nuevos compromisos representan apenas el 30% de las emisiones mundiales. Todos los ojos est¨¢n puestos ahora en China y Estados Unidos, que con el 26,6% y el 13,1%, respectivamente, de todas las emisiones, son los dos principales contaminantes. En el caso de China se espera que presente su revisi¨®n antes de la pr¨®xima cumbre de Glasgow y es deseable que, dado el tama?o de su econom¨ªa, el compromiso est¨¦ a la altura del desaf¨ªo. Hasta las elecciones presidenciales de noviembre no se esperaba nada de EE UU, pero la victoria de Joe Biden abre ahora grandes esperanzas de que la vuelta al Acuerdo de Par¨ªs vaya acompa?ada de un ambicioso compromiso de reducci¨®n.
El tiempo se acaba y har¨¢ falta mucha m¨¢s determinaci¨®n para que las alteraciones del clima no vayan a m¨¢s. Las decisiones pol¨ªticas no est¨¢n a la altura de la evidencia cient¨ªfica. Hasta ahora se dec¨ªa que deb¨ªamos actuar para no dejar en herencia un planeta herido a las futuras generaciones. Pero ahora tenemos evidencias de que ya no es una cuesti¨®n del futuro sino del presente. Si se contabilizaran los da?os que las alteraciones clim¨¢ticas provocan cada a?o y se proyectaran sobre el futuro inmediato se ver¨ªa que ya resulta mucho m¨¢s beneficioso asumir el coste de la reducci¨®n de emisiones que dejar de actuar.
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