Ayuso o la nov¨ªsima pol¨ªtica
La presidenta de la Comunidad de Madrid ha ofrecido respuestas muy simples que han seducido a la mayor¨ªa. Ha dibujado un marco de guerra cultural que ha justificado la polarizaci¨®n
Lo sucedido en Madrid tiene una protagonista: Ayuso. En este apellido se condensa el resultado de las elecciones y, asociadas a ¨¦l, las causas y las consecuencias de un fen¨®meno pol¨ªtico que inaugura una nueva ¨¦poca. No solo en Madrid sino en el resto del pa¨ªs tambi¨¦n. Con Ayuso, sin nombre, ni primer apellido, ni siglas detr¨¢s, y con una campa?a electoral basada en la polaridad ¡°Comunismo o libertad¡±, arranca la Nov¨ªsima Pol¨ªtica. Un fen¨®meno que inicia una segunda etapa de la Nueva Pol¨ªtica que brot¨® del 15-M y la irrupci¨®n electoral de Podemos y Ciudadanos. Digo que es una segunda etapa porque no rompe con la anterior, sino que la hace evolucionar. De hecho, acelera y modifica los procesos populistas que liber¨® la primera, aunque los resignifica y les dota de nuevos contenidos.
De ah¨ª que el efecto que la victoria de Ayuso tendr¨¢ sobre el futuro de la pol¨ªtica nacional es evidente. No solo porque provoca la salida de la primera fila partidista de Pablo Iglesias, sino porque sit¨²a a Ciudadanos en una crisis de viabilidad partidista, constata la fortaleza tel¨²rica de Vox y, sobre todo, evidencia que la izquierda moderada tiene por delante una b¨²squeda de sentido despu¨¦s del sorpasso de M¨¢s Madrid sobre el PSOE.
La intersecci¨®n de todos estos efectos pasa por la centralidad protagonista de la figura de Ayuso, que se ha convertido en un icono que encarna el epicentro del se¨ªsmo electoral del 4 de mayo. Un se¨ªsmo que debilita a corto plazo la imagen y credibilidad del Gobierno de coalici¨®n del PSOE y Unidas Podemos, y compromete la estrategia de las pol¨ªticas con las que Pedro S¨¢nchez ha gestionado la pandemia. No hay que olvidar que el l¨ªder socialista decidi¨® confrontarse inicialmente con Ayuso y aceptar una rivalidad que ahora le pasa factura.
Con todo, lo sucedido el pasado martes plantea la irrupci¨®n de un fen¨®meno pol¨ªtico que transforma el marco de la relaci¨®n de fuerzas electorales e, incluso, los complejos equilibrios de la geopol¨ªtica interterritorial surgidos tras la crisis catalana, provocada por el intento independentista del 1 de octubre de 2017. Algo que merecer¨ªa un an¨¢lisis detallado pero que est¨¢ detr¨¢s, sin duda, de una parte significativa de las pulsiones emocionales que han acompa?ado las din¨¢micas de pertenencia que ha activado el discurso identitario de Ayuso. Hablamos de un fen¨®meno de hiperliderazgo personalista que disuelve las intermediaciones partidistas, y sustituye definitivamente el bipartidismo por una polarizaci¨®n de bloques que, en el caso del liderado por Ayuso, establece una complementariedad de roles que convergen en la consecuci¨®n de una mayor¨ªa en apariencia irresistible.
De hecho, Ayuso ha logrado recomponer la mayor¨ªa que obtuvo el PP de Esperanza Aguirre en 2007. Algo que ha sucedido a pesar de aumentar ahora la participaci¨®n electoral de entonces en 9 puntos porcentuales. As¨ª, en 2007 el PP alcanz¨® el 53,29% de los votos, mientras que el PSOE e IU sumaron el 42,3%. Resultado que despu¨¦s del 15-M, la crisis de 2008 y la irrupci¨®n de la Nueva Pol¨ªtica con Podemos y Ciudadanos, la moci¨®n de censura y el cambio de liderazgo en el PP asediado por la corrupci¨®n, se ha repetido mim¨¦ticamente en 2021, aunque dentro de una din¨¢mica de bloques fuertemente polarizada. Ayuso ha logrado el 44,7% de los votos que, sumados con Vox (9,1%), le proporcionan el 53,8 %. Por su parte, la izquierda en su conjunto ha obtenido el 41,1%, dividi¨¦ndose en tres y siendo la primera fuerza el ¨²nico partido que no est¨¢ sentado en el Gobierno de coalici¨®n nacional, M¨¢s Madrid, que ha ganado un 17% del apoyo ciudadano, mientras que el PSOE se ha quedado con un 16,9% y Unidas Podemos con un 7,2%.
?Cu¨¢les son las causas que est¨¢n detr¨¢s de la victoria aplastante de Ayuso el pasado martes? Sin duda en ella misma y, adem¨¢s, en el dise?o de una gesti¨®n regional de la pandemia que, a partir de un relato estructurado basado en percepciones a flor de piel, ha sabido operar en tiempo real sobre las incertidumbres y angustias colectivas de una sociedad dislocada por la crisis sanitaria y econ¨®mica. Para ello, Ayuso ha ofrecido respuestas muy simples que han seducido a la mayor¨ªa de una sociedad propicia a ellas despu¨¦s de 26 a?os de gobiernos ininterrumpidos del Partido Popular. Ha dibujado un marco de guerra cultural que ha justificado la polarizaci¨®n y ha trabajado el terreno de las emociones de una derecha sociol¨®gica, que vive atrapada por una multiplicidad de malestares econ¨®micos y sociales asociados por el miedo de las clases medias a perder su estatus econ¨®mico y su influencia pol¨ªtica despu¨¦s de la crisis de 2008.
Hablamos, por tanto, de un cuadro que recuerda mucho al que acompa?¨® la emergencia del fen¨®meno del Tea Party en 2008 tras la crisis financiera de ese a?o y la derrota de los republicanos en Estados Unidos. Un fen¨®meno ideol¨®gico de agitaci¨®n emocional basada en percepciones que han ido impulsando una nostalgia de orden y autoridad, asentada sobre la amenaza disolvente de una izquierda que no ha sido capaz de anteponer un discurso socialdem¨®crata renovado que fuese m¨¢s all¨¢ de un tecnicismo de Bruselas desconectado de los cambios ideol¨®gicos que afectan a la nueva mentalidad progresista que se impulsa desde Europa y que, en la campa?a madrile?a, ha sabido liderar M¨¢s Madrid.
De ah¨ª que esa nostalgia, parecida a la que moviliz¨® Trump con su ¡°Make America Great Again¡±, se haya inoculado con habilidad en una sociedad de clases medias precarizadas y deseosas de que retorne una prosperidad que asocian al imaginario de emprendimiento y esfuerzo con bajos impuestos, tan querido por el Tea Party. Esta es la raz¨®n por la que la Nov¨ªsima Pol¨ªtica ha situado definitivamente como eje de acci¨®n el populismo, aunque pivotando sobre un hiperliderazgo que ha disuelto las siglas partidistas, y ha apostado por la complementariedad de mensajes dentro del bloque electoral de la derecha antes mencionado. Un fen¨®meno complejo de equilibrios que replica incipientemente el proyecto de la derecha alternativa norteamericana, aunque sin revestir los toques iliberales y autoritarios que luego fueron normalizados durante el mandato de Trump. En fin, un proyecto ideol¨®gico que se sustenta sobre un hiperliderazgo sin contrapesos partidistas, que busca la prosperidad a toda costa mediante una politizaci¨®n del Mercado como un absoluto virtuoso del que pende la estabilidad del proyecto pol¨ªtico que busca restaurar la Arcadia madrile?a de 2007.
Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle fue secretario de Estado de Cultura entre 2011 y 2016 y de Agenda Digital, entre 2016 y 2018 y es autor de El liberalismo herido (Arpa)
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