Ciudades m¨¢s humanas
La limitaci¨®n de la velocidad en v¨ªas urbanas es una medida acertada
Adaptar el marco legal a las nuevas realidades es obligaci¨®n de los gobiernos, y la limitaci¨®n de velocidad en v¨ªas urbanas que entra este martes en vigor es una medida que responde bien a una demanda creciente de humanizaci¨®n de la ciudad y a la incorporaci¨®n de m¨²ltiples formas de transporte. Desde este martes, los coches no podr¨¢n circular a m¨¢s de 20 kil¨®metros por hora en v¨ªas en las que acera y la calzada compartan un espacio sin l¨ªmites; a m¨¢s de 30 en v¨ªas en las que solo haya un carril po...
Adaptar el marco legal a las nuevas realidades es obligaci¨®n de los gobiernos, y la limitaci¨®n de velocidad en v¨ªas urbanas que entra este martes en vigor es una medida que responde bien a una demanda creciente de humanizaci¨®n de la ciudad y a la incorporaci¨®n de m¨²ltiples formas de transporte. Desde este martes, los coches no podr¨¢n circular a m¨¢s de 20 kil¨®metros por hora en v¨ªas en las que acera y la calzada compartan un espacio sin l¨ªmites; a m¨¢s de 30 en v¨ªas en las que solo haya un carril por sentido; o a m¨¢s de 50 en las que haya al menos dos carriles por sentido. Una medida que decenas de ciudades ya hab¨ªan tomado en Espa?a y en Europa y que urg¨ªa unificar para abordar de forma conjunta una disminuci¨®n de la siniestralidad y permitir la mejor convivencia entre peatones, ciclistas, motociclistas y conductores de patinete. Estos quedan definitivamente vetados de aceras y espacios peatonales, un paso importante para proteger a quienes no llevan veh¨ªculo alguno.
Son muchas las razones por las que estas medidas deben ser bienvenidas. Por un lado, para disminuir una siniestralidad que hab¨ªa hecho aumentar los muertos en ciudad un 6% en 2019, mientras la de carreteras se reduc¨ªa en la misma proporci¨®n. Por otro lado, para permitir la mejor convivencia entre la creciente cantidad de actores que protagonizan la movilidad. El 82% de los fallecidos en ciudad por atropello son los considerados usuarios ¡°vulnerables¡±, que la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico identifica como peatones, ciclistas y motoristas. La disminuci¨®n general del ruido ¡ªse calcula que a la mitad¡ª que comportar¨¢ esta limitaci¨®n es otro de los factores llamados a mejorar la calidad de vida en la ciudad. Y una menor carga para el sistema sanitario ser¨¢ tambi¨¦n, por razones obvias, digna de aplaudir. Pero, sobre todo, se trata de convertir al ciudadano, y no el coche, en el centro de una pol¨ªtica urbana m¨¢s respetuosa con la calidad de vida y el medio ambiente, que puede verse beneficiado por una cultura m¨¢s reacia al motor que puede tener la medida. Dificultar el uso del coche y priorizar otras formas de desplazamiento, desde el transporte p¨²blico a la bicicleta son tendencias que se deben apoyar.
Las nuevas limitaciones aprobadas por el Gobierno en real decreto del pasado noviembre ya eran aplicadas por ciudades pioneras en la materia y recomendadas por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, pero ahora entran a formar parte del Reglamento General de Circulaci¨®n. Especialmente importante es tambi¨¦n el aumento en la p¨¦rdida de tres a seis puntos que afrontar¨¢ el conductor que utilice el m¨®vil, una costumbre peligrosa que se ha ido normalizando al volante. El conjunto, en suma, sit¨²a a Espa?a en una cultura urbana m¨¢s pr¨®xima a la humanizaci¨®n de la ciudad como espacio amable para sus habitantes, mejor protegidos as¨ª de la agresividad.