Ganan las mujeres
Las tres lideresas (Ayuso, Garc¨ªa y Monasterio) superaron las expectativas, cosechando votos de colectivos diversos
?Qui¨¦n gan¨® el 4M? Quiz¨¢s la libertad, pero tambi¨¦n las candidatas mujeres. Las tres lideresas (Ayuso, Garc¨ªa y Monasterio) superaron las expectativas, cosechando votos de colectivos diversos. Los tres l¨ªderes (Gabilondo, Iglesias y Bal) defraudaron, obteniendo resultados por debajo de lo esperado. ?Casualidad? Tal vez, pero, sea por su g¨¦nero o por inspiraci¨®n divina, ellas aplicaron una l¨®gica de campa?a distintiva, que conect¨® mejor con el sentir de sus potenciales votantes.
Las dos grandes...
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?Qui¨¦n gan¨® el 4M? Quiz¨¢s la libertad, pero tambi¨¦n las candidatas mujeres. Las tres lideresas (Ayuso, Garc¨ªa y Monasterio) superaron las expectativas, cosechando votos de colectivos diversos. Los tres l¨ªderes (Gabilondo, Iglesias y Bal) defraudaron, obteniendo resultados por debajo de lo esperado. ?Casualidad? Tal vez, pero, sea por su g¨¦nero o por inspiraci¨®n divina, ellas aplicaron una l¨®gica de campa?a distintiva, que conect¨® mejor con el sentir de sus potenciales votantes.
Las dos grandes vencedoras fueron Ayuso y Garc¨ªa. Hoy son los referentes indiscutibles de cada uno de los dos bloques, pero su situaci¨®n de partida era dif¨ªcil. Al principio de la pandemia, la presidenta de la Comunidad de Madrid era el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de un PP fr¨¢gil en todo el pa¨ªs. Se dec¨ªa que la crisis aupaba el talante moderado de Almeida y hund¨ªa el talento medi¨¢tico de Ayuso. Que la pandemia ¡°le ven¨ªa grande¡±. Sin embargo, empeque?eci¨® a todos sus rivales, dentro y fuera de las filas populares. Se acopl¨® mejor a la corriente el¨¦ctrica popular, harta de la pandemia y de una Moncloa percibida por algunos como descontrolada y al mismo tiempo radical. Y supo ponerse el manto de la resistencia popular.
Ayuso comprendi¨® que los madrile?os quer¨ªan una dirigente que les ayudara a resistir frente al adversario, no necesariamente a derrotarlo. El ambiente en Madrid era de resistencia, no de conquista. Los votantes no anhelaban un Hern¨¢n Cort¨¦s (como Abascal o Iglesias) guiando la ofensiva, sino una Juana de Arco, una Agustina de Arag¨®n, encabezando la defensa.
M¨®nica Garc¨ªa tambi¨¦n empez¨® mal. La candidata m¨¢s desconocida se enfrentar¨ªa al omnipresente Iglesias, descendido de los cielos con la estela del h¨¦roe que deja los jardines del poder para luchar en la arena auton¨®mica. Pero Garc¨ªa entendi¨® mejor las preocupaciones de los progresistas de la comunidad de Madrid. En lugar de las arengas militares de Iglesias, Garc¨ªa acentu¨® las propuestas civiles: inversi¨®n en la sanidad p¨²blica, semana laboral de 4 d¨ªas o salud mental. En vez de la abstracta filosof¨ªa de Gabilondo, la concreta medicina de Garc¨ªa ofrec¨ªa soluciones que los votantes pod¨ªan palpar. Entre la ¨¦pica beligerante de Iglesias y la ¨¦tica divagante de Gabilondo se impuso la empat¨ªa pragm¨¢tica de Garc¨ªa. Ayuso y Garc¨ªa est¨¢n en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas, pero ambas pisaron mucho la misma calle. @VictorLapuente