24 horas con el candidato (II): M¨®nica Garc¨ªa, la m¨¦dica que irrita a Ayuso

La ¡°m¨¦dica de M¨¢s Madrid¡± ya tiene nombre propio: se llama M¨®nica Garc¨ªa G¨®mez, naci¨® hace 47 a?os, es madre de tres hijos y se ha convertido en la estrella ascendente de la campa?a madrile?a. La ¡°m¨¦dica de M¨¢s Madrid¡± era aquella anestesista desconocida para la mayor¨ªa que estuvo en primera l¨ªnea en los momentos m¨¢s tr¨¢gicos de la pandemia y, con ese bagaje, repart¨ªa latigazos en la Asamblea regional que sacaban de sus casillas a la presidenta, Isabel D¨ªaz Ayuso, y triunfaban en las redes. M¨®nica Garc¨ªa es ahora esta candidata en la cresta de la ola que pasea por las inmediaciones del Retiro, el barrio de clase media acomodada en el que vive desde ni?a, y se topa con desconocidos que le piden selfis, con octogenarias que la aclaman desde la terraza de un bar, con un coche que da un bocinazo al pasar, mientras el conductor grita por la ventanilla: ¡°?Vamos, M¨®nica!¡±.

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Fotogaler¨ªa: Un d¨ªa con M¨®nica Garc¨ªa

A estas alturas, el interior de la furgoneta de campa?a de la candidata ya no puede disimular el desorden tras el traj¨ªn de los ¨²ltimos d¨ªas. Garc¨ªa va camino de Legan¨¦s y, tras reprender cari?osamente a uno de los periodistas por no haberse puesto el cintur¨®n de seguridad, pide a su ch¨®fer: ¡°?Venga, Marcos, un poco de musiquita! Pon mi lista¡±. Suenan Ni?os Mutantes versionando a Roc¨ªo Jurado y el canturreo de la candidata los acompa?a: ¡°?Te amo con la fuerza de los mares, yoooo¡­!¡±. Luego siguen Dover y Coque Malla, ¡°no puedo estar sin tiiiii... no hay maneraaaa...¡±. Su asesor de prensa, Luis Gim¨¦nez, se interesa:

¡ª?Has podido estar con los ni?os?

¡ªS¨ª, s¨ª¡­ Tanto he podido estar que hasta hemos tenido dos discusiones¡ª se r¨ªe ella.

Garc¨ªa dice que ni un solo d¨ªa de campa?a ha dejado de estar con sus hijos; el mayor, de nueve a?os. Sus asesores ¡ªla mayor¨ªa, treinta?eros de camiseta y zapatillas¡ª cuentan que a veces preparan discursos sentados en un banco del Retiro mientras los ni?os juegan en el parque. La imagen de la candidata como m¨¦dica y madre es un reclamo constante en la campa?a de M¨¢s Madrid. ¡°?En exceso? Es que ten¨ªamos que presentar a M¨®nica, la gente no la conoc¨ªa¡±, justifica un asesor.

En los primeros d¨ªas de campa?a, cuando sus seguidores le gritaban ¡°?presidenta!, ?presidenta!¡±, ella a¨²n exclamaba desde el estrado, entre azorada y divertida: ¡°?Ay, este momentitooo¡­.!¡±. En Legan¨¦s, en un peque?o anfiteatro junto al centro c¨ªvico, da muestras de que se est¨¢ acostumbrando. El p¨²blico es mayoritariamente joven, aunque no faltan sesentones. La acompa?a ??igo Errej¨®n, con el que ha intercambiado confidencias al llegar.

Aqu¨ª hay cr¨ªticas a la derecha, por supuesto, pero todo desprende un aire entre amable y optimista. No se habla de ¡°fascismo¡±, sino de ¡°odio¡± o ¡°intolerancia¡±. Y se le oponen lo ¡°com¨²n¡±, los ¡°cuidados¡±, la ¡°salud¡±, la ¡°ecolog¨ªa¡±, el ¡°feminismo¡±. Mar¨ªa Pastor, compa?era de Garc¨ªa en la Asamblea de Madrid, la presenta as¨ª: ¡°A M¨®nica es imposible no quererla¡±. Palabras como ¡°pr¨®jimo¡± y ¡°empat¨ªa¡± suenan en los discursos, sobre todo en el de la candidata. El icono de m¨¦dica y madre se evidencia cuando habla de Lo que de verdad importa, el lema de su campa?a: ¡°Lo que de verdad importa es la vida. Nada m¨¢s¡±.

El d¨ªa es desapacible y la candidata ha venido con una chaquetilla fina. Mientras habla, echa en falta m¨¢s ropa y lanza una broma a Errej¨®n recordando una expresi¨®n que este utiliz¨® hace a?os y provoc¨® muchas chanzas en las redes sociales: ¡°Hace fr¨ªo, pero tenemos aqu¨ª el n¨²cleo irradiador¡±. Tambi¨¦n es capaz de bromear sobre s¨ª misma: ¡°Ayuso, ?sab¨¦is? Esa que llevaba en el debate la misma chaqueta que yo¡±.

Acabado el mitin, pasa por casa para cambiarse y preparar una entrevista por la noche en laSexta. Para ese tipo de cosas, como el debate televisivo, suele pedir un rato a solas. Garc¨ªa es novata en estos trances, pero no da muestras de nerviosismo. ¡°Yo trabajo en quir¨®fanos, no me va a dar m¨¢s nervios esto¡±, asegura. Los anestesistas, explica, son como un servicio de emergencias cuando se colapsan las UCI, y por eso ella fue de las que, en lo m¨¢s crudo de la pandemia, tuvo que elegir qui¨¦n entraba y qui¨¦n se quedaba fuera. ¡°Ten¨ªas 13 y solo pod¨ªas escoger a dos. Fue angustioso¡±, recuerda. A pesar de todo, la entrevista televisiva la deja exhausta y vuelve del plat¨® exclamando: ¡°?Quiero una cerveza!¡±.

Al mitin de esta lluviosa ma?ana en el popular barrio madrile?o de San Blas ha acudido Sergio Garc¨ªa Reyes, un psiquiatra de 83 a?os que fue diputado por el PCE en la primera Asamblea de Madrid. Es el padre de la candidata y de otro hijo, que le acompa?a al acto en el que ella, m¨¢s que hablar, escucha los relatos de un grupo de mujeres: una periodista, una empresaria, una empleada de hogar, una cuidadora... Tambi¨¦n su madre, ya fallecida, era psiquiatra y Garc¨ªa dice que no recuerda haber querido nunca ser otra cosa que m¨¦dica. Con la pol¨ªtica, igual; la mam¨® en casa. ¡°All¨ª no se hablaba de otra cosa que no fuera la pol¨ªtica. En Nochebuena, en Nochevieja...¡±, recuerda entre risas Y aunque llegase tarde a la militancia partidista ¡ªse inici¨® con la aparici¨®n de Podemos, de donde viene M¨¢s Madrid¡ª, dice que siempre ha sido ¡°una friki de la pol¨ªtica sanitaria¡± y estuvo en primera l¨ªnea de las mareas blancas en Madrid.

El padre de la candidata se declara ¡°emocionado, pero tambi¨¦n preocupado por la exposici¨®n p¨²blica¡± de su hija, que para la campa?a ha pedido una excedencia de su puesto en el hospital 12 de Octubre. Sus planes eran regresar en poco tiempo, aunque, tal como van las cosas, ya reconoce que ahora mismo ¡°los designios del Se?or son inescrutables¡±. Garc¨ªa cuenta que, en casa, los ni?os asisten entre curiosos y un poco desconcertados a la s¨²bita popularidad de su madre. La peque?a dice que ¡°mam¨¢ se presenta a las Olimpiadas de presidente¡±. Y con aspiraciones a medalla.

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