Bendiciones
Igual que eligieron mi nombre, me ense?aron que f¨²tbol se pronuncia Atleti, y jam¨¢s lo llam¨¦ de otra manera
Yo no tengo m¨¦rito. Mis dos abuelos se llamaban Manuel, a los dos los llamaban Manolo, los dos eran del Atleti. Recuerdo a mi padre march¨¢ndose del sal¨®n para que no le vi¨¦ramos llorar en la segunda final de Heysel, a mi madre animando en un susurro en cada c¨®rner, ahora, ahora, ahora, Atleti, ahora, de cualquier partido de cualquier domingo. Igual que eligieron mi nombre, me ense?aron que f¨²tbol se pronuncia Atleti, y jam¨¢s lo llam¨¦ de otra manera, aunque las ni?as de mi colegio no lo pod¨ªan entender. Yo no eleg¨ª el infierno ni el cielo, pero las rayas rojiblancas ensanchan y comprimen mi coraz¨®n cuando late por mi equipo. Nosotros, los colchoneros, no somos del Atleti. Nosotros, los indios, somos el Atleti. Una simple preposici¨®n lo cambia todo. Sin entender eso, no se entiende nada, pero ?qui¨¦n necesita comprensi¨®n cuando es tan feliz? Y yo no tengo m¨¦rito, pero el de los m¨ªos ha sido inmenso. Hemos ganado la Liga contra todo y contra todos, desde antes de empezar ¡ªCholo, v¨¦te ya¡ª hasta despu¨¦s de terminar ¡ªen G¨¦nova no pas¨® nada, pero el aparcamiento de Pucela nos traer¨¢ la ruina¡ª. Hemos tenido que aguantar mucho, desde las burlas hacia un genio al que llamaban viejo, cojo, gordo y acabado, hasta la ITV de un Fiat Panda, pasando por una serie de conspiraciones que daban verg¨¹enza ajena. Pese a todo, contra todos, hemos vuelto a coronar una monta?a, hemos conquistado una nueva escalera, hemos subido al trono de Neptuno para acunarnos amorosamente en su regazo. Y hemos sufrido, s¨ª, pero mucho menos que los que no han ganado nada. As¨ª que, por mis padres y por mis abuelos, por mis hermanos y por mis hijos, bendito seas, una vez m¨¢s, Cholo Simeone. Benditos tus muchachos, uno por uno. Bendita esta locura, la gloria del Atleti.
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