EE UU-Rusia: reducir riesgos
La cumbre de Biden y Putin facilita una mayor previsibilidad de la relaci¨®n
El encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Joe Biden y Vlad¨ªmir Putin, celebrado ayer en Ginebra, abre una nueva perspectiva en la relaci¨®n entre las dos potencias tras una fase de tensi¨®n y deterioro. Ser¨ªa ingenuo esperar una mejora sustancial y cambios estrat¨¦gicos, pero la reuni¨®n representa un bienvenido punto de inflexi¨®n. En primer lugar, se pact¨® el retorno de los embaj...
El encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Joe Biden y Vlad¨ªmir Putin, celebrado ayer en Ginebra, abre una nueva perspectiva en la relaci¨®n entre las dos potencias tras una fase de tensi¨®n y deterioro. Ser¨ªa ingenuo esperar una mejora sustancial y cambios estrat¨¦gicos, pero la reuni¨®n representa un bienvenido punto de inflexi¨®n. En primer lugar, se pact¨® el retorno de los embajadores de EE UU y Rusia a sus respectivas legaciones, lo que representa un simb¨®lico gesto de normalizaci¨®n diplom¨¢tica; en segundo lugar, se constata la disposici¨®n a abrir nuevas negociaciones para mejorar el marco de control de las armas nucleares, un ¨¢mbito de enorme importancia; tambi¨¦n puede rese?arse la apertura de canales de comunicaci¨®n en ciberseguridad para interactuar en la lucha contra ciertos tipos de criminalidad. Ninguna de estas medidas altera el profundo desencuentro entre ambas potencias, pero el establecimiento de marcos de di¨¢logo fomenta la previsibilidad y claridad de las relaciones, un elemento relevante. Es esta una inteligente manera de entender las relaciones internacionales que facilita la estabilidad y que hab¨ªa saltado por los aires en los ¨²ltimos a?os entre las acciones sin escr¨²pulos de Putin y la heterodoxa presidencia de Trump en la Casa Blanca.
El intento de establecer un nuevo marco de di¨¢logo no supuso por parte de Biden una actitud apaciguadora. El presidente estadounidense lanz¨® varias firmes advertencias, entre ellas, la importancia dada a la ciberseguridad. La lista de 16 tipos de infraestructuras estrat¨¦gicas facilitada a su hom¨®logo ruso y el aviso de que EE UU responder¨¢ en el caso de que sufran un ciberataque ¡ªas¨ª como si sucede en los procesos electorales¡ª han dejado clara una nueva l¨ªnea roja entre Washington y Mosc¨², que siempre ha negado estar detr¨¢s de estas acciones. El mensaje de Biden en esta materia ha sido inequ¨ªvoco. Tampoco se anduvo el l¨ªder estadounidense con rodeos en cuanto a la situaci¨®n de la oposici¨®n rusa y en especial la del l¨ªder encarcelado Alex¨¦i Navalni, avisando de ¡°devastadoras consecuencias para Rusia¡± caso de que este fallezca. Es correcto el planteamiento de Biden de defender los derechos humanos y los valores democr¨¢ticos, pero su margen real de maniobra resulta muy escaso.
La Casa Blanca acierta en su intento de combinar una dureza y claridad inusuales respecto a la pol¨ªtica seguida por Mosc¨² con la apertura pragm¨¢tica a un di¨¢logo cara a cara. Hay que destacar que Biden se ha encontrado con Putin solo despu¨¦s de haberse reunido previamente con los aliados europeos en t¨¦rminos econ¨®micos y de defensa. En esto tambi¨¦n las diferencias con su antecesor son enormes.
Rusia es una potencia con grandes recursos estrat¨¦gicos ¡ªmilitares, energ¨¦ticos, geogr¨¢ficos¡ª pero en evidente dificultad por motivos econ¨®micos, demogr¨¢ficos y pol¨ªticos. Putin ha optado desde hace tiempo por sostener el perfil de potencia a trav¨¦s de acciones sorprendentes y sin escr¨²pulos. Si bien China es el gran desaf¨ªo para Occidente en este siglo, Mosc¨² puede acarrear enormes retos y problemas. Una de las maneras de limitar riesgos es crear marcos de entendimiento y previsibilidad. Esto es lo que, acertadamente, ha intentado hacer Biden en Ginebra.