La testuz
Se puede ser un gran patriota espa?ol o un ferviente independentista catal¨¢n y tener a la vez una insuficiencia renal
Se puede ser un gran patriota espa?ol o un ferviente independentista catal¨¢n y tener a la vez una insuficiencia renal. Si al menos uno creyera en Dios, podr¨ªa pedirle que le solucionara el problema del ri?¨®n, puesto que ninguna patria llegar¨¢ nunca en tu ayuda ante cualquier desgracia personal. El arrebatado patriotismo espa?ol o el sue?o inmarcesible de la independencia de Catalu?a hay que diluirlos con el ...
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Se puede ser un gran patriota espa?ol o un ferviente independentista catal¨¢n y tener a la vez una insuficiencia renal. Si al menos uno creyera en Dios, podr¨ªa pedirle que le solucionara el problema del ri?¨®n, puesto que ninguna patria llegar¨¢ nunca en tu ayuda ante cualquier desgracia personal. El arrebatado patriotismo espa?ol o el sue?o inmarcesible de la independencia de Catalu?a hay que diluirlos con el af¨¢n de cada d¨ªa, con que te haya abandonado tu pareja, con la explotaci¨®n a la que te somete el patr¨®n, con la operaci¨®n de ves¨ªcula, con el pago del apartamento de la playa, con los ba?os en el mar, con la hija adolescente que llega a las ocho de la ma?ana a casa como una mu?eca rota, con la espera del resultado de la biopsia que no te deja dormir, con que cada vez que te miras en el espejo del ba?o te descubres m¨¢s arrugas, m¨¢s canas, m¨¢s ojeras. Tal vez esa c¨®lera larvada o ¨ªntima frustraci¨®n que sientes contra ti mismo es la que te impulsa a ir envuelto en la bandera nacional a la plaza de Col¨®n a soltar todo el flato heroico en favor de la unidad de Espa?a o a la plaza de Sant Jaume con la pancarta a vitorear a los presos indultados, pero terminado el acto, ro¨ªdo el cerebro por estos ideales sagrados, vuelve la vida de cada d¨ªa con las facturas, las pastillas y los an¨¢lisis de orina. Puede que exista una patria alimenticia o un fervor independentista, ambos directamente unidos a la cuenta de resultados; de hecho, de esa brutal confrontaci¨®n entre el nacionalismo espa?ol y el catal¨¢n, que se embisten con la testuz como dos carneros, medran los pol¨ªticos m¨¢s feroces y algunos comentaristas e ide¨®logos que se han vuelto sectarios sin dejar de creerse iluminados, quienes, despu¨¦s de anunciar el terrible augurio de que Espa?a se rompe, son sorprendidos por el desolado ciudadano pidiendo al camarero alegremente otra de gambas.