¡®Parlem¡¯
La amenaza verdadera es seguir como si no pasara nada y sin enfrentar pol¨ªticamente los problemas pol¨ªticos
Supongo que los ciclos hist¨®ricos tienen que consumir hasta la ¨²ltima gota de su c¨¢liz correspondiente y de nada sirve llorar por el tiempo perdido y el sufrimiento in¨²til. Casi cuatro a?os despu¨¦s de que algunas ventanas y balcones de Madrid amanecieran con telas blancas en las que pod¨ªa leerse Parlem, eso es exactamente lo que parece que est¨¢ a punto de ocurrir. En aquel momento, septiembre y octubre de 2017, la iniciativa se despach¨® con la etiqueta de buenista, y las banderas blancas fueron literalmente engullidas por el mar de banderas espa?olas y catalanas que aqu¨ª y all¨ª hablaban de justo lo contrario, de incomunicaci¨®n.
Esta semana, le pregunt¨¦ en la SER a Elsa Artadi, vicepresidenta de Junts, el partido de Puigdemont, qu¨¦ hab¨ªan aprendido en este tiempo. Me dijo: ¡°Que ten¨ªamos raz¨®n¡±. Y llevamos d¨ªas escuchando a Pablo Casado, el l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n en Espa?a, calificar de ilegales los indultos y despreciar a cualquiera que manifieste una opini¨®n a favor. Por ese estrecho desfiladero que dibujan las derechas nacionalistas, a un lado y otro, debe caminar el intento de Parlem que se inicia con la medida de gracia aprobada el martes por el Gobierno para los presos del proc¨¦s que a¨²n ten¨ªan penas por cumplir. Encaramados a los riscos est¨¢n todos los que tienen deudas pendientes con el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, personales o pol¨ªticas, como francotiradores dispuestos a impedir, a cualquier precio, que esto salga bien. Tambi¨¦n quienes siguen en Catalu?a instalados en el cuanto peor, mejor. A quienes simplemente tienen dudas razonables sobre la estrategia del apaciguamiento, se les ha escuchado poco entre tanto estruendo.
Este es el clima pol¨ªtico en el que se inicia un proceso, lento y complejo, y al que nadie ha opuesto una alternativa real. Pero el clima social ya ha dado muestras, al menos hasta el momento, de estar lejos de esa tensi¨®n. No hubo multitudes ni en Col¨®n ni ante el Liceu de Barcelona. A los periodistas nos acribillan oyentes y lectores con la urgencia de que prioricemos tambi¨¦n sus asuntos. De abrir el debate a las necesidades reales de otras comunidades. Hemos escuchado tantas veces que Espa?a se romp¨ªa en los ¨²ltimos a?os que han perdido credibilidad las grandes amenazas. La amenaza verdadera es seguir como si no pasara nada y sin enfrentar pol¨ªticamente los problemas pol¨ªticos. @PepaBueno
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