La reuni¨®n entre Pedro S¨¢nchez y Aragon¨¨s, suficiente para empezar
Todo invita a pensar que el encuentro anunciado por La Moncloa no tendr¨¢ contenido sustantivo, lo que no le resta, sin embargo, importancia
La reuni¨®n que mantendr¨¢n este martes el presidente del Gobierno de Espa?a y el president de la Generalitat constituye ¨²nicamente los preliminares de un proceso que se aventura largo y no exento de contratiempos. Habr¨¢ que esperar a la ef...
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La reuni¨®n que mantendr¨¢n este martes el presidente del Gobierno de Espa?a y el president de la Generalitat constituye ¨²nicamente los preliminares de un proceso que se aventura largo y no exento de contratiempos. Habr¨¢ que esperar a la efectiva creaci¨®n de la llamada mesa de di¨¢logo para analizar las iniciativas concretas que las partes quieran impulsar para su discusi¨®n. Nada de lo que afecta a la cuesti¨®n catalana se resolver¨¢ en breve, lo que garantiza un control continuado de cada una de las fases que todav¨ªa est¨¢n por llegar. De ah¨ª que resulte grotesca la petici¨®n de Pablo Casado a Pedro S¨¢nchez solicit¨¢ndole ya la dimisi¨®n y la convocatoria de nuevas elecciones. ?Qu¨¦ se reserva para cuando avance la negociaci¨®n?
Todo invita a pensar que el encuentro anunciado por La Moncloa no tendr¨¢ contenido sustantivo, lo que no le resta, sin embargo, importancia. La liturgia con la que se ejecute ofrecer¨¢ algunas claves en torno al mensaje que S¨¢nchez y Aragon¨¨s quieran trasmitirse (y transmitirnos) a trav¨¦s de la escenificaci¨®n de un (re)encuentro institucional entre quienes disponen del poder suficiente para hacer viable un ejercicio de negociaci¨®n. Pero entonces, ?qu¨¦ podemos esperar de la reuni¨®n de ma?ana? Algunos dir¨¢n que no demasiado. Yo creo que bastante, si los protagonistas logran inyectar firmeza y credibilidad a un proceso pol¨ªtico de alto riesgo, cuyo ¨¦xito nadie est¨¢ en condiciones de asegurar. ?C¨®mo hacerlo? De manera bien simple: las partes deber¨ªan comprometerse a no abandonar la mesa de di¨¢logo hasta la consecuci¨®n de un acuerdo, capaz de colocar el problema que motiv¨® la negociaci¨®n en mejor situaci¨®n para su soluci¨®n que la que permite la realidad actual. Se trata, sin duda, de una garant¨ªa de m¨ªnimos, pero suficiente para dar fe de una honesta voluntad de las partes de buscar una salida dentro de lo pol¨ªtica y jur¨ªdicamente factible.
A partir de este martes ser¨¢ pertinente ir analizando la arquitectura de los elementos sobre los que se asiente este proceso en todo aquello relacionado con la composici¨®n de la mesa, su m¨¦todo de trabajo y el propio sistema de adopci¨®n de acuerdos, as¨ª como la formulaci¨®n jur¨ªdica de los mismos y su legitimaci¨®n democr¨¢tica futura. Un extremo, este ¨²ltimo, que debe acometerse con suma inteligencia, pues facilitar¨¢ el resultado o simplemente lo convertir¨¢ en un imposible. No parece razonable ahora limitar la agenda de temas a debatir, aunque es obvio que no todas las aspiraciones de m¨¢ximos verbalizadas podr¨¢n ser objeto de negociaci¨®n. Y lo m¨¢s interesante: resulta clave blindar la consecuci¨®n de esos peque?os acuerdos que permitan ir generando un patrimonio valioso de resultados capaz de desincentivar en ambas partes soluciones ordenadas bajo la f¨®rmula del todo o nada. Tiempo habr¨¢ de analizar cada uno de estos elementos con profundidad. Ahora basta con apreciar el valor de un encuentro entre presidentes encaminado a comprometer a sus protagonistas en torno a los trabajos de una mesa de di¨¢logo apta para arrojar resultados de utilidad en Catalu?a y en toda Espa?a.