Espa?oles por el mundo
Los ciudadanos vivimos de espaldas a la presencia militar internacional de nuestro pa¨ªs
Biden est¨¢ cumpliendo su promesa de retirar todas las tropas de Afganist¨¢n antes del 11 de septiembre. La salida de la base de Bagram, hace pocos d¨ªas, con nocturnidad y alevos¨ªa, ha sido todo un s¨ªmbolo de una impotencia de 20 a?os y ha reavivado un intenso debate en Estados Unidos sobre su papel en el mundo y sobre su incapacidad hist¨®rica de ganar una guerra.
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Biden est¨¢ cumpliendo su promesa de retirar todas las tropas de Afganist¨¢n antes del 11 de septiembre. La salida de la base de Bagram, hace pocos d¨ªas, con nocturnidad y alevos¨ªa, ha sido todo un s¨ªmbolo de una impotencia de 20 a?os y ha reavivado un intenso debate en Estados Unidos sobre su papel en el mundo y sobre su incapacidad hist¨®rica de ganar una guerra.
Los ¨²ltimos militares espa?oles que quedaban en Afganist¨¢n, en el marco de la OTAN, salieron en mayo. La misi¨®n m¨¢s larga y m¨¢s costosa ¡ªen vidas y en recursos¡ª se cerr¨® con una mera menci¨®n en el telediario. Ning¨²n debate p¨²blico por aqu¨ª. Ning¨²n balance. Qu¨¦ hemos aportado; qu¨¦ hemos aprendido; por qu¨¦ es importante, o no, estar ah¨ª. En la memoria colectiva quedar¨¢ la tragedia del Yak-42 y, si acaso, uno de nuestros pocos ejemplos de cine b¨¦lico, la muy digna Zona hostil (2017). Nuestro papel en el mundo importa poco, siempre enterrado en alguna pol¨¦mica patria.
Pedro S¨¢nchez ha estado esta semana en los pa¨ªses b¨¢lticos, donde ha visitado a los dos contingentes espa?oles en Letonia y Lituania, en el marco tambi¨¦n de la OTAN. Ha ido para agradecerles su trabajo, para reafirmar el compromiso de Espa?a con la seguridad occidental y, de paso, para recordar a los aliados que el sur (de Europa) tambi¨¦n existe. Pero poco o nada se ha profundizado en nuestro espacio de debate sobre dichas misiones. Un titular fugaz.
Es m¨¢s, ni siquiera la presencia de un avi¨®n ruso y la interrupci¨®n de una rueda de prensa han servido para incidir en ello. Lo ¨²nico que ha movido la conversaci¨®n por estos lares es lo del ¡°chulet¨®n¡±.
Los espa?oles vivimos de espaldas a nuestra presencia militar internacional. La mayor¨ªa no sabe que, despu¨¦s de salir precipitadamente de Irak, volvimos para apoyar el adiestramiento de las fuerzas de seguridad locales; que Espa?a es el mayor contribuyente en la misi¨®n militar de la UE en el Sahel; o que la pirater¨ªa en el ?ndico ya no es una amenaza grave gracias a la misi¨®n Atalanta, en la que el contingente espa?ol ha sido un pilar desde sus inicios en 2009.
Pol¨ªticos y medios, en su estado de ensimismamiento natural, tampoco le prestan atenci¨®n. Alguien, de vez en cuando, pregunta cu¨¢nto nos cuesta, o qu¨¦ se nos ha perdido por all¨ª. Salvo casos muy espec¨ªficos, por suerte, nuestra presencia militar exterior no ha sido instrumentalizada con fines pol¨ªticos. Todav¨ªa.
Pese al desconocimiento generalizado, las Fuerzas Armadas llevan a?os figurando entre las instituciones m¨¢s valoradas por la sociedad espa?ola, precisamente por su tarea exterior e interior, en emergencias como la pandemia o como Filomena. Es cierto que tendemos a pensar en la seguridad solo cuando falla. Pero en este entorno l¨ªquido en el que vivimos, la seguridad tiene m¨²ltiples aristas que implican a todos y tratar de mejorar la de fuera contribuye a la de dentro. Por eso, como sociedad moderna, es importante conocer, y reconocer, la labor de los espa?oles y espa?olas por el mundo que se ocupan de ella.