L¨®gica reforma para los j¨®venes inmigrantes
Trabas excesivas marginan a personas que el Estado ha acogido y formado
El Gobierno parece decidido a reformar el reglamento de Extranjer¨ªa para facilitar las autorizaciones de residencia y trabajo a los menores extranjeros que llegan solos a Espa?a y, sobre todo, para permitir que esos ni?os puedan residir y trabajar legalmente cuando se hacen mayores. Las trabas actuales son notables y la doctrina del Supremo ha complicado a¨²n m¨¢s los tr¨¢mites. La reforma, liderada por la Secr...
El Gobierno parece decidido a reformar el reglamento de Extranjer¨ªa para facilitar las autorizaciones de residencia y trabajo a los menores extranjeros que llegan solos a Espa?a y, sobre todo, para permitir que esos ni?os puedan residir y trabajar legalmente cuando se hacen mayores. Las trabas actuales son notables y la doctrina del Supremo ha complicado a¨²n m¨¢s los tr¨¢mites. La reforma, liderada por la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones, espera ahora el dictamen del Consejo de Estado y tendr¨¢ que aprobarse por real decreto en el Consejo de Ministros. Se trata de una iniciativa que va en la direcci¨®n correcta para superar ciertas complicaciones inaceptables para los menores y, adem¨¢s, la paradoja de que el Estado que los acoge y forma ¡ªde acuerdo con un imperativo legal y moral¡ª obstaculiza despu¨¦s que puedan vivir y trabajar en Espa?a. La misma Administraci¨®n, en paralelo a un esfuerzo loable, precipita situaciones de irregularidad, marginalidad y explotaci¨®n laboral que da?an a los afectados, alimentan propaganda maliciosa y desaprovechan cualidades.
Cada vez tienen m¨¢s eco las voces que piden que se les devuelva a su pa¨ªs. Pero, de iure y de facto, este proceso es sumamente dif¨ªcil, por la nula colaboraci¨®n de los pa¨ªses de origen, entre otros motivos. Tampoco faltan las voces que recuerdan la alta tasa de desempleo juvenil, pero tambi¨¦n olvidan que estos j¨®venes aprenden oficios en sectores que demandan mano de obra. Facilitar que se regularicen, adem¨¢s, no supone regalarles los papeles ¡ªseguir¨¢ habiendo requisitos rigurosos¡ª y mucho menos garantizarles un empleo. Se trata apenas de que puedan optar a ¨¦l.
A partir de esa base, tiene una l¨®gica contundente que ni?os que se han instalado en Espa?a y que han sido formados puedan despu¨¦s trabajar. Que la inversi¨®n fructifique para ellos mismos y la sociedad de la que ya forman parte. La medida beneficiar¨¢ aproximadamente a 8.000 menores y otros 8.000 j¨®venes de entre 18 y 23 a?os, un 0,7% de los casi 2,6 millones de extranjeros extracomunitarios que residen en Espa?a.
La materia desata comprensibles debates, y los hay dentro del propio Gobierno. El Ministerio del Interior se?ala el riesgo de efecto llamada. El argumento tiene su l¨®gica ¡ªa m¨¢s facilidades, m¨¢s atracci¨®n¡ª pero no hay datos claros que lo sostengan. La realidad muestra en cambio que las dificultades en destino no desincentivan la migraci¨®n. En cualquier caso, no valen teor¨ªas generales. Este parece un caso claro en el que es sensato aliviar ciertas restricciones. Es hora de abordar la cuesti¨®n migratoria sin prejuicios ideol¨®gicos, de acuerdo a derecho, y con pragmatismo, en el contexto de una sociedad con considerables desaf¨ªos demogr¨¢ficos.