Alemania va sola
La estrategia germana respecto al Nord Stream 2 se aleja del liderazgo responsable que Berl¨ªn ha tenido en la UE especialmente tras el estallido de la pandemia

Alemania ha logrado la semana pasada un importante acuerdo con Estados Unidos que le garantiza poder activar el gasoducto Nord Stream 2 sin sufrir el acoso de sanciones estadounidenses. La infraestructura, completada ya en un 98%, reforzar¨¢ la conexi¨®n directa entre Rusia y Alemania para el suministro de gas ruso a trav¨¦s del B¨¢ltico; en paralelo, debilitar¨¢ la importancia estrat¨¦gica de Ucrania como pa¨ªs de tr¨¢nsito hacia otros clientes europeos. Estas circunstancias han desatado una fuerte oposici¨®n al proyecto no solo por parte de Kiev y de Washington, que amenazaba con imponer sanciones capaces de minar seriamente el proyecto, sino tambi¨¦n de pa¨ªses del Este de la Uni¨®n Europea, que perciben en toda la maniobra un activo para Vlad¨ªmir Putin, un pasivo para ellos, y sobre todo la disposici¨®n de Berl¨ªn a entenderse con Mosc¨² por encima de sus intereses. En el conjunto de la UE abunda el escepticismo sobre el plan en capitales e instituciones, pero la primac¨ªa de Alemania ha facilitado que este no se haya plasmado en un freno al mismo.
La Administraci¨®n de Joe Biden ha optado por levantar la presi¨®n. No ten¨ªa alternativas f¨¢ciles. Cuando tom¨® posesi¨®n, el proyecto estaba ya en fase muy adelantada de construcci¨®n. Un choque con Alemania habr¨ªa representado un fuerte desgarro con un importante socio. A cambio, Berl¨ªn asume una serie de compromisos. Algunos concretos, como promesas de ayuda econ¨®mica a Ucrania para facilitar su desarrollo energ¨¦tico; otros muy vagos, en t¨¦rminos de promesas de reacci¨®n a eventuales maniobras rusas que se aprovechen de la nueva situaci¨®n y debiliten la seguridad energ¨¦tica de pa¨ªses de la regi¨®n.
La realidad del proyecto es que este est¨¢ en el inter¨¦s de Alemania ¡ªdonde cuenta con el apoyo de democristianos y socialdem¨®cratas, y rechazo en las filas verdes¡ª, pero no en el inter¨¦s com¨²n de la UE. Es discutible el argumento, que algunos defienden, seg¨²n el que el Nord Stream 2 refuerza la dependencia europea del gas ruso. Es indiscutible, en cambio, que se trata de un gran logro estrat¨¦gico para Putin; de un fuerte debilitamiento de Ucrania; y de un golpe en la confianza de los pa¨ªses del Este de la UE en Alemania, con serias derivadas en t¨¦rminos de avanzar en una pol¨ªtica exterior com¨²n. Tampoco es buena noticia ver a la principal potencia del bloque europeo negociando en Washington acerca de cu¨¢les ser¨¢n sus posiciones e iniciativas en el seno de la Uni¨®n ante hipot¨¦ticos escenarios de futuro.
Alemania ha ejercido un liderazgo especialmente responsable en la UE desde el estallido de la pandemia. El Nord Stream 2 tiene un aroma diferente, y ya es una realidad dif¨ªcil de parar. Ahora se espera de Alemania que responda sin titubeos si Mosc¨² se aprovecha de la nueva ventaja estrat¨¦gica que la canciller¨ªa le ha regalado.
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