El fin de la excepci¨®n tunecina
La democracia parlamentaria que surgi¨® de la revoluci¨®n de los jazmines hace una d¨¦cada ha quedado suspendida
Peligra la excepci¨®n tunecina. La democracia parlamentaria que surgi¨® de la revoluci¨®n de los jazmines hace una d¨¦cada ha quedado suspendida. Era lo ¨²nico que quedaba del impulso que transform¨® la entera geograf¨ªa ¨¢rabe durante 2011. Est¨¢n fundamentados los temores sobre el futuro democr¨¢tico y pluralista del pa¨ªs magreb¨ª.
Todo cuanto hay de admirable en la demo...
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Peligra la excepci¨®n tunecina. La democracia parlamentaria que surgi¨® de la revoluci¨®n de los jazmines hace una d¨¦cada ha quedado suspendida. Era lo ¨²nico que quedaba del impulso que transform¨® la entera geograf¨ªa ¨¢rabe durante 2011. Est¨¢n fundamentados los temores sobre el futuro democr¨¢tico y pluralista del pa¨ªs magreb¨ª.
Todo cuanto hay de admirable en la democracia tunecina ¡ªempezando por su Constituci¨®n, la m¨¢s avanzada del mundo ¨¢rabe, en la que se reconoce la igualdad entre hombres y mujeres¡ª pende ahora de un hilo. Y del vac¨ªo constitucional. El pa¨ªs no cuenta con una Corte Constitucional, la pieza que falta, siendo la m¨¢s esencial, para dirimir en los conflictos entre instituciones. Se debe, primero, a la falta de consenso entre los partidos de un paisaje pol¨ªtico inestable y fragmentado y, luego, al especial empe?o del presidente de la Rep¨²blica, Kais Saied.
Sab¨ªa el presidente lo que se llevaba entre manos cuando se neg¨® a firmar la ley que pon¨ªa en marcha tal instituci¨®n, apenas hace dos meses. En los mismos d¨ªas encarg¨® un dictamen sobre el uso de los poderes especiales del art¨ªculo 80 de la Constituci¨®n. Acogi¨¦ndose a su condici¨®n de oscuro profesor de Derecho Constitucional que accedi¨® a la fama y a la victoria electoral gracias a las tertulias televisivas, Saied se ha erigido ahora en el ¨²nico int¨¦rprete de la carta magna tunecina. Cree que se dan las circunstancias de ¡°un peligro inminente que amenaza las instituciones de la naci¨®n y la seguridad y la independencia del pa¨ªs, obstaculizando el funcionamiento regular de los poderes p¨²blicos¡±.
El mismo art¨ªculo le obliga, antes de tomar medidas de excepci¨®n, a consultar al primer ministro y al presidente de la Asamblea, pero ha preferido destituir al primero y prohibirle entrar en la sede del parlamento al segundo. Tambi¨¦n era obligado reunir en sesi¨®n permanente a la Asamblea, el ¨®rgano de la soberan¨ªa, pero ha optado por suspender sus actividades. Ha sido su criterio el que ha prevalecido y el que seguir¨¢ prevaleciendo. La Constituci¨®n prev¨¦ que a los 30 d¨ªas entre en acci¨®n la Corte Constitucional que el propio presidente se ha encargado de evitar que se constituya.
El presidente tiene ideas revisionistas sobre la Constituci¨®n, es partidario de la pena de muerte y abiertamente conservador respecto a la aplicaci¨®n de la ley cor¨¢nica en cuestiones de familia, es decir, quiere mantener el estatus de inferioridad de la mujer, que solo vale la mitad que un hombre a la hora de heredar. Hasta ah¨ª no ha llegado la primavera ¨¢rabe, a pesar del empe?o de las feministas tunecinas, confiadas en que la Corte Constitucional, a la vista de la igualdad reconocida por la Constituci¨®n, no tendr¨ªa m¨¢s remedio que decidir en su favor el d¨ªa en que echara a andar. As¨ª es c¨®mo las tunecinas no podr¨¢n exhibir la bandera de su emancipaci¨®n ni las mujeres de todo el mundo musulm¨¢n gozar¨¢n de la oportunidad de apelar a su ejemplo para emularlas.