La patria y la teta
Tomar el pecho es la socializaci¨®n primera y la revelaci¨®n primigenia de que casi nunca hay salida individual a los problemas ni alegr¨ªa posible si no hay un otro con quien celebrar
Como la juventud no es lo que era, me he visto en la tesitura de ser ¡°madre joven¡± con 29 a?os. Eso me dice la gente y yo respondo que no, que joven era la m¨ªa cuando me tuvo con 23, pero la realidad es que en la sala de espera de la matrona hab¨ªa a veces embarazadas que me miraban como con pena, seguramente pensando que la que me hab¨ªan liado, madre casi adolescente como las del programa de MTV.
Como soy la primera de mis amigas en tener un cr¨ªo, todo son preguntas. Una que me hacen con frecue...
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Como la juventud no es lo que era, me he visto en la tesitura de ser ¡°madre joven¡± con 29 a?os. Eso me dice la gente y yo respondo que no, que joven era la m¨ªa cuando me tuvo con 23, pero la realidad es que en la sala de espera de la matrona hab¨ªa a veces embarazadas que me miraban como con pena, seguramente pensando que la que me hab¨ªan liado, madre casi adolescente como las del programa de MTV.
Como soy la primera de mis amigas en tener un cr¨ªo, todo son preguntas. Una que me hacen con frecuencia es c¨®mo es dar de mamar, a lo que respondo que parecido a rezar: es sentirse unida a algo mayor, saberse trascendida por aquello que la supera a una, el amor. Es la revelaci¨®n, de pronto, de que todo siempre es m¨¢s leve. Esto lo digo si tengo la confianza suficiente con mi interlocutora, si no, cuento an¨¦cdotas sobre mi hijo de dos meses y su concepci¨®n de la teta como diosa primordial.
Mi hijo, que a¨²n tiene la vida casi sin estrenar, pensaba en sus primeros d¨ªas que la teta era la soluci¨®n a todos los males: a su estre?imiento, a su hipo, a su sue?o y, por supuesto, a sus ganas de cari?o y a su hambre. Eso me llevaba a andar todo el d¨ªa d¨¢ndole el pecho, y fue en uno de esos momentos parecidos al rezo y a ra¨ªz de una conversaci¨®n con el padre de la criatura cuando ca¨ª en por qu¨¦ la teta es uno de los mejores y m¨¢s antiguos s¨ªmbolos de la comunidad pol¨ªtica. Por qu¨¦ la loba capitolina y la leche manando de los r¨ªos en los mitos de las primeras urbes.
La teta es la socializaci¨®n primera y la revelaci¨®n primigenia de que casi nunca hay salida individual a los problemas ni alegr¨ªa posible si no hay un otro con quien celebrar. No es solo nutricia sino que representa tambi¨¦n la cura frente al dolor, el descanso cuando hay sue?o, los cuidados en situaciones de necesidad, del mismo modo que cualquier Estado que se precie ha de tener atributos materiales y atender y asistir con ellos a quienes lo componen: sanidad, educaci¨®n, legislaci¨®n laboral, limpieza, seguridad, leyes de dependencia¡
Pero las funciones de la teta, bien lo sabe mi beb¨¦, no se quedan ah¨ª. Tambi¨¦n es mi pecho para ¨¦l la pertenencia frente a los rostros desconocidos que le rodean a veces, tambi¨¦n representa lo recogido frente al vasto mundo al que ha llegado y que tantea curiosamente con brazos y piernas o el cobijo frente a los ruidos que escucha por vez primera. Del mismo modo, la comunidad es la identidad frente al anonimato, la cualidad que vence a la cantidad y el nombre que derrota al n¨²mero, lo local y nacional frente a lo global, las certezas y la solidez frente a la modernidad l¨ªquida de la que escrib¨ªa Bauman.
El Estado es la leche, es el ingreso m¨ªnimo y las pensiones, pero no es solamente los hospitales porque si no ser¨ªamos la teta sueca: gorda pero fr¨ªa. Tambi¨¦n es la pertenencia, el calor y el saberse compartiendo algo m¨¢s que impuestos y servicios con el otro, pero no es solo eso porque si no nuestra patria cabr¨ªa, como bien dec¨ªa el Califa Rojo, en una caja de zapatos: all¨ª podr¨ªamos guardar, cuidadosamente doblada, nuestra bandera. Arranca el curso pol¨ªtico y hunos y hotros olvidar¨¢n, interesada y selectivamente, esto que ya conoce mi chaval. ?l, que tiene la vida casi sin estrenar.