No es solo culpa de Bolsonaro que el mundo se burle de Brasil
Las excusas pol¨ªticas para no abrir un proceso contra el presidente resultan rid¨ªculas adem¨¢s de peligrosas
Adem¨¢s de triste, es injusto que Brasil haya pasado de ser objeto de deseo fuera de sus fronteras a ser motivo de chacota con todo lo que ello conlleva, como la grave crisis econ¨®mica y moral que vive el pa¨ªs.
Las pat¨¦ticas im¨¢genes que llegan de Nueva York y muestran al presidente Jair Bolsonaro comiendo una pizza en la calle al no poder entrar a un restaurante por no estar vacunado, y su entrada al hotel por la puerta de atr¨¢s por miedo a encontrarse con los periodistas, han recorrido el mundo y suponen un bochorno para el pa¨ªs.
Poco importa ya lo que Bolsonaro pueda decir ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Adem¨¢s de triste, es injusto que Brasil haya pasado de ser objeto de deseo fuera de sus fronteras a ser motivo de chacota con todo lo que ello conlleva, como la grave crisis econ¨®mica y moral que vive el pa¨ªs.
Las pat¨¦ticas im¨¢genes que llegan de Nueva York y muestran al presidente Jair Bolsonaro comiendo una pizza en la calle al no poder entrar a un restaurante por no estar vacunado, y su entrada al hotel por la puerta de atr¨¢s por miedo a encontrarse con los periodistas, han recorrido el mundo y suponen un bochorno para el pa¨ªs.
Poco importa ya lo que Bolsonaro pueda decir en su discurso inaugural de la ONU. Esas im¨¢genes ya lo han dicho todo. Parecen de un pa¨ªs bananero y no del quinto pa¨ªs mayor del planeta y coraz¨®n econ¨®mico de Am¨¦rica Latina.
Habr¨ªa que preguntarse hasta cuando las instituciones del pa¨ªs van a seguir permitiendo que Brasil sea objeto de burlas e iron¨ªas manteniendo en el poder a un presidente sobre el que existen mas de 100 peticiones de impeachment en el Congreso. Las excusas pol¨ªticas para no abrir un proceso contra el presidente resultan rid¨ªculas adem¨¢s de peligrosas.
Que prevalezcan las razones de la baja pol¨ªtica para mantener en el poder a un presidente rechazado por la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n empobrece a las otras instituciones y partidos.
La pasividad de las fuerzas pol¨ªticas ante los atropellos a la democracia y la palpable incapacidad del capit¨¢n de gobernar un pa¨ªs de la envergadura de Brasil podr¨¢ un d¨ªa recaer sobre las espaldas de quienes, pudiendo, no apartaron del poder a un personaje mundialmente reconocido no solo como genocida, sino como destructor de las riquezas ambientales que alcanzan a todo el planeta. Bolsonaro est¨¢ envenenando la convivencia de m¨¢s de 200 millones de personas cada vez mas empobrecidas, que buscan en los mercados los huesos de los animales, ya que la carne ha quedado solo para las clases pudientes. Se trata de un bochorno y una humillaci¨®n para un pa¨ªs que exporta alimentos a medio mundo.
Brasil tiene hoy pol¨ªticos preparados y capaces de presidir el pa¨ªs no solo con competencia sino tambi¨¦n con dignidad. Arrastrar otro a?o sin gobierno a causa de las intrigas de la baja pol¨ªtica podr¨ªa contribuir a agravar la ya grave crisis econ¨®mica y a multiplicar la falta de credibilidad en el pa¨ªs.
No podemos olvidar que la fuerza del presidente es muy expresiva y concentra mucho poder para el bien y para el mal. De ah¨ª que la permanencia en el poder de alguien no solo desprestigiado dentro y fuera de sus fronteras y que est¨¢ comprometiendo su futuro suponga una responsabilidad del resto de las instituciones.
La experiencia nos recuerda que mientras es dif¨ªcil construir un pa¨ªs con bases democr¨¢ticas y econ¨®micas s¨®lidas es muy f¨¢cil reducirlo a escombros por la incompetencia o la arrogancia de quien lo gobierna. Que Brasil se va deteriorando cada d¨ªa que pasa mientras crece la crisis que lo aflige ya no es un secreto sino una evidencia mundial.
Que quienes tienen poder para ello sigan cerrando los ojos al deterioro del pa¨ªs y haciendo o¨ªdos sordos al grito de la mayor¨ªa que seg¨²n todos los sondeos pide un cambio de poder podr¨ªa acabar siendo tr¨¢gico para pobres y ricos. Todos acaban perdiendo con un gobierno incapaz de sacar al pa¨ªs del infierno al que lo han condenado.
A esta altura poco importa lo que el mandatario brasile?o pueda decir en la ONU, donde es ya objeto de desprestigio y de miedo indisimulado por la capacidad que tiene de arrastrar a la tercera mayor democracia del mundo al fascismo.
El simbolismo negativo de Bolsonaro y su comitiva oficial comiendo pizza en las calles de Nueva York y teniendo que entrar al hotel como un fugitivo anula sus palabras, que han perdido ya toda su fuerza y su respeto.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n