Sergio Ram¨ªrez: palabra invencible
Cada amanecer trae noticias del progreso de las tiran¨ªas en el continente y del desconcierto y la aparente impotencia de los dem¨®cratas para hacerle frente a los despotismos de izquierdas y derechas
Nadie mejor que los tiranos han sabido siempre cu¨¢n poderosa es la palabra. A pesar del testimonio de los siglos, sin embargo, ninguno parece haber aprendido que las redadas de escritores y las fogatas de libros no pueden evitar para siempre su ca¨ªda.
Una vez m¨¢s constatamos hoy d¨ªa en nuestra parte del mundo la irrisi¨®n a la que se exponen quienes, ofuscados por el poder, se proponen acallar la protesta, la denuncia de la barbarie opresiva o las efusiones de solidaridad para con los preteridos.
A pesar de ello, la esencial futilidad que entra?a el ansia de poder absoluto, en tod...
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Nadie mejor que los tiranos han sabido siempre cu¨¢n poderosa es la palabra. A pesar del testimonio de los siglos, sin embargo, ninguno parece haber aprendido que las redadas de escritores y las fogatas de libros no pueden evitar para siempre su ca¨ªda.
Una vez m¨¢s constatamos hoy d¨ªa en nuestra parte del mundo la irrisi¨®n a la que se exponen quienes, ofuscados por el poder, se proponen acallar la protesta, la denuncia de la barbarie opresiva o las efusiones de solidaridad para con los preteridos.
A pesar de ello, la esencial futilidad que entra?a el ansia de poder absoluto, en todo tiempo fuente de las m¨¢s inhumanas desmesuras, atropella y persigue y encarcela sin desmayo en nuestra Am¨¦rica.
Cada amanecer trae noticias del progreso de las tiran¨ªas en el continente y del desconcierto y la aparente impotencia de los dem¨®cratas para hacerle frente a los despotismos de izquierdas y derechas. La pandemia, con ser en s¨ª misma una calamidad asesina, ha brindado nuevas oportunidades al genio de la corrupci¨®n continental y ha hecho posible que la demagogia autoritaria, hecha gobierno o proyecto de gobierno, gane terreno.
Y en estas aparece un libro, una nueva novela de Sergio Ram¨ªrez tan sabiamente urdida, tan insidiosa y movilizadora, dir¨¦, que gana en pocos d¨ªas un premio mayor de las letras: el grotesco tirano que oprime a Nicaragua proh¨ªbe su circulaci¨®n y dicta auto de captura a su autor, ya ganador de un Alfagura y un Cervantes, sin lograr restarle un solo lector. Al contrario, quienes no hubiesen seguido la curva vital del comisario Dolores Morales ahora, luego de leerla, correr¨¢n a devorar la trilog¨ªa completa.
De las muchas excelencias de esta obra, dos logros me cautivan sobremanera. Uno de ellos es la innovadora torsi¨®n que Ram¨ªrez imprime a los recursos de la novela negra para contar, interpret¨¢ndola, la singular ola de descontento ciudadano que desde hace varios a?os barre nuestro continente.
Recuerdo que en ocasi¨®n de las violencias santiaguinas que en 2019 sorprendieron a los pundits de la politolog¨ªa, seguidas casi inmediatamente por las de Bogot¨¢ y, m¨¢s tarde, las de Lima, ya Nicaragua hab¨ªa sido estremecida por el denuedo y la entrega con que la juventud de ese pa¨ªs desafi¨® la furia asesina de los Ortega Murillo. Se calcula en 400 el n¨²mero de v¨ªctimas.
Un a?o antes, en 2017, Nicol¨¢s Maduro reanudaba en Venezuela las matanzas callejeras de 2014. Imagino que Tongolele no sabia bailar estaba ya en proceso de producci¨®n cuando los sucesos del 11 de julio cubano dejaron¡ªmoment¨¢neamente¡ª en pelotas a los analistas.
Los motivos de cada insurgencia son m¨²ltiples y los observadores ya han impartido acad¨¦micas distinciones entre pobreza extrema y desigualdad. Con seguridad, Sergio Ram¨ªrez, novelista, tuvo presente esas nociones, pero su arte despliega en la Nicaragua actual la a?eja rivalidad de dos antiguos revolucionarios sandinistas de los a?os 70, uno de ellos convertido en esbirro de Ortega y el otro en un esc¨¦ptico que simpatiza a la distancia con los m¨¢rtires y sabe ir ¡°de su coraz¨®n a sus asuntos¡±.
Al paso que leemos, la acci¨®n hace patente lo que Ram¨ªrez ha formulado en declaraciones y art¨ªculos: la hora latinoamericana es la del combate entre la tiran¨ªa y la democracia ¡°sin adjetivos¡±, como tan bien ha argumentado Enrique Krauze.
Otra fascinaci¨®n ejerci¨® en m¨ª Tongolele no sab¨ªa bailar y es su misterio, el inefable don que aviva en toda gran novela. Esta tercera entrega de la vida y opiniones del comisario Dolores Morales triunfa, justamente, me parece, porque no se propone explicar Nicaragua, ? y vaya si la explica!, sino primordialmente hurgar, como cuadra a un novelista de raza, en el car¨¢cter de uno de los personajes m¨¢s tortuosamente ver¨ªdicos de la novel¨ªstica latinoamericana: el entra?able exguerrillero a quien los accidentes de m¨¢s de medio siglo han llenado de lo que Valle-Incl¨¢n habr¨ªa llamado ¡°sabidur¨ªa desenga?ada¡±. Y con quien uno, lector, quisiera intimar cada vez m¨¢s.
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