Una foto, dos oligarqu¨ªas
En M¨¦xico se ha ido a pactar los t¨¦rminos del ¡®modus vivendi¡¯ que, luego de las elecciones del 21 de noviembre, regir¨¢ entre la oligarqu¨ªa de Maduro y la oligarqu¨ªa del gobierno en el exilio
Ambos lados de la mesa, el del r¨¦gimen tir¨¢nico de Nicol¨¢s Maduro y el del conjunto representativo de pol¨ªticos venezolanos de oposici¨®n, reclaman para el acontecimiento el rango hist¨®rico de la Conferencia de Paz de Par¨ªs, en 1919.
Ya se han visto dos veces en M¨¦xico y han tenido mucho miramiento y urbanidad ante los medios; est¨¢n todos muy advertidos de lucir y sonar como diplom¨¢ticos y estadistas.
Sin embargo, no hay entre ellos ninguno que sus compatriotas puedan tomar por un Clemenceau, un Wilson, un Lloyd-George. Pocas veces, en verdad, los figurantes en una foto han podido decir con crioll¨ªsima sorna " aqu¨ª todos nos conocemos, hermano¡±.
Cualquiera de los retratados podr¨ªa decir, sin mentir y conforme al refr¨¢n castellano, que trat¨¢ndose de ellos, nadie es m¨¢s que nadie. En ese sentido no se puede negar que es una foto igualitarista. El lugar, el encuadre, la solemnidad de la ocasi¨®n, la cort¨¦s compostura que guardan hasta aquellos que no usan corbata; la armon¨ªa bilateral, en fin que emana de esta imagen contribuye a atenuar todas las diferencias.
Del lado de Maduro, del lado que los participantes de oposici¨®n se han avenido a nunca m¨¢s llamar ¡°usurpador¡± sino ¡°gobierno¡±, se pueden ver figuras que quienes dicen hilar fino adscriben a la retinue del Grigory Potemkin del r¨¦gimen: el protervo superministro Jorge Rodr¨ªguez. Se echa de menos que no haya generales. Hay, eso s¨ª, una mujer.
Del lado opositor, la celebridad m¨¢s consentida por los medios es, sin duda, el vertiginoso Freddy Guevara quien hasta ayer no m¨¢s fuese preso pol¨ªtico cuya salud, reportada por los suyos como muy fr¨¢gil, hizo temer por su vida. Hay quien renunci¨® a un cargo en el sedicente interinato de Juan Guaid¨® para acudir a la cita mexicana. Tambi¨¦n personas que, merced una medida de gracia de Maduro, dejaron atr¨¢s a?os de asilo en una embajada latinoamericana acreditada en Caracas para participar en las negociaciones.
Ciertamente, los mediadores noruegos¡ª pueden verse al fondo¡ª lograron juntar en esta foto a dos oligarqu¨ªas, muy minoritarias, que declaradamente han ido a M¨¦xico a buscarle salida a la tragedia venezolana. La tertulia de quienes miran de lejos admite a quienes piensan que el r¨¦gimen de Caracas puede perpetuarse indefinidamente pese a las sanciones y que el interinato es, en los hechos, un gobierno en el exilio subsidiado por Washington.
Afirmar que se trata de dos oligarqu¨ªas quiz¨¢ suene excesivo porque uno de los bandos tiraniza cruelmente a los venezolanos y el otro es solo una discreta muestra demogr¨¢fica de cu¨¢n tr¨¢gica ha resultado para Venezuela hasta ahora la inanidad de nuestra clase pol¨ªtica. La voz ¡°oligarqu¨ªa¡± viene aqu¨ª por lo que cabalmente significa: gobierno de los pocos. De los muy pocos, a?ado.
Me atrevo a decir que millones de venezolanos que hoy atraviesan por una de las m¨¢s graves emergencias humanitarias registradas en el mundo actual ignora por completo las conversaciones mexicanas y que mucho les costar¨ªa creer que en algo podr¨ªan cambiar su suerte en el futuro pr¨®ximo.
La compostura guardada y el protocolo observado por los del retrato obedece, sin duda, al timbre de seriedad que los noruegos han sabido infundirle a los encuentros. Se toman los n¨®rdicos muy en serio su historial de exitosa naci¨®n mediadora y han logrado infundir en los venezolanos, al menos los de la foto, al menos para la foto, algo que parece gravedad y circunspecci¨®n. No creo que piensen, sin embargo, que en M¨¦xico se discuta otra cosa que los t¨¦rminos de una rendici¨®n. Es lo que suelen conmemorar este g¨¦nero de fotograf¨ªas.
En M¨¦xico se ha ido a pactar los t¨¦rminos del modus vivendi que, luego de las llamadas megaelecciones del 21 de noviembre, regir¨¢ entre la oligarqu¨ªa de Maduro y la oligarqu¨ªa del Gobierno en el exilio. Mediando el canje de algunas gobernaciones estadales y una cincuentena de alcald¨ªas, todas rehenes de Maduro y sus cortagargantas.
Rehenes. Igual que el resto de los venezolanos.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.