Hola, ¡®Zeitgeist¡¯
La biblia rosa entendi¨® hace tiempo que, o ampliaba su espectro de deidades, o mor¨ªa de elitismo
No, no me pasa nada en la boca, no me ha dado un siroco de columnista de ¨¦lite. Es que, viendo la primera p¨¢gina de ayer de la revista ?Hola!, no me sal¨ªa otra palabra que el hegeliano Zeitgeist, algo as¨ª como el esp¨ªritu del tiempo en teut¨®n cerrado. La portada en s¨ª no es nada del otro mi¨¦rcoles: dos bodones de campanillas. Lo inaudito son los contrayentes. Claudia Osborne Domecq con Jos¨¦ Entrecanales Domecq, valga la redundancia, finos cachorros de sus forradas sagas. Y ...
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No, no me pasa nada en la boca, no me ha dado un siroco de columnista de ¨¦lite. Es que, viendo la primera p¨¢gina de ayer de la revista ?Hola!, no me sal¨ªa otra palabra que el hegeliano Zeitgeist, algo as¨ª como el esp¨ªritu del tiempo en teut¨®n cerrado. La portada en s¨ª no es nada del otro mi¨¦rcoles: dos bodones de campanillas. Lo inaudito son los contrayentes. Claudia Osborne Domecq con Jos¨¦ Entrecanales Domecq, valga la redundancia, finos cachorros de sus forradas sagas. Y Anabel Pantoja con Omar S¨¢nchez, recios infantes de la realeza de los realities. Mundos paralelos juntos pero no revueltos en el altar mayor del templo del qui¨¦n es qui¨¦n en Espa?a. Ese es el m¨¦rito. Captar el aire de la ¨¦poca en dos fotos m¨¢s retocadas que un cuadro de Antonio L¨®pez. ?Hola!, la biblia rosa, entendi¨® hace tiempo que, o ampliaba su espectro de deidades, o mor¨ªa de elitismo. Y lo hizo abriendo el cedazo, pero manteniendo el requisito de acreditar dinero, belleza, poder, amor y cotilleo para entrar al coto. Lo que mueve el globo desde Atapuerca.
Lo feo, lo pobre, lo triste no vende. Ni antes ni ahora. Los desahuciados de La Palma, el atraco de la luz, la ansiedad de una generaci¨®n con el futuro casta?o oscuro casi negro se queda fuera. Quiz¨¢ por eso nos fascina. En su reino los papeles de Pandora no son noticia, aunque sus protagonistas salgan en sus satinadas p¨¢ginas sac¨¢ndole brillo al dineral que escamotean al fisco privando a sus compatriotas de servicios p¨²blicos que ellos desprecian porque no los precisan. Cambian las luminarias, no la endogamia. Ni los eufemismos. Los ricos se casan con los ricos, los de medio pelo con los medio pelados. Y casi da pena ver, en p¨¢ginas interiores, al rey Juan Carlos cont¨¢ndole sus penas a su hagi¨®grafa francesa en su retiro de Abu Dabi: ¡°En Espa?a se entierra bien. El entierro de mi padre fue bonito, ahora me toca pensar el m¨ªo¡±. Pues eso: el muerto al hoyo, el vivo al bollo y que se mueran los feos. Y los pobres.