Taiw¨¢n, ¡®alter ego¡¯ de Pek¨ªn
Sabemos cu¨¢l ha sido hist¨®ricamente la respuesta de China a las aspiraciones independentistas: ocupaci¨®n brutal del T¨ªbet, internamiento para la minor¨ªa uigur y el barrido del sistema de Hong Kong
En el intervalo de cuatro d¨ªas, los que van desde la festividad Nacional de China a la de Taiw¨¢n, 149 aviones de combate chinos, incluidos bombarderos con capacidad nuclear, sobrevolaron el espacio de defensa a¨¦rea de la considerada ¡°isla rebelde¡± por Pek¨ªn. Una cascada de incursiones y transgresiones que ha batido tres r¨¦cords consecutivos. Taipei, que hasta el momento ha ejercido la contenci¨®n, envi¨® aviones interceptores que no llegaron a disparar, si bien sendos piloto...
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En el intervalo de cuatro d¨ªas, los que van desde la festividad Nacional de China a la de Taiw¨¢n, 149 aviones de combate chinos, incluidos bombarderos con capacidad nuclear, sobrevolaron el espacio de defensa a¨¦rea de la considerada ¡°isla rebelde¡± por Pek¨ªn. Una cascada de incursiones y transgresiones que ha batido tres r¨¦cords consecutivos. Taipei, que hasta el momento ha ejercido la contenci¨®n, envi¨® aviones interceptores que no llegaron a disparar, si bien sendos pilotos intercambiaron ¨¢speros improperios.
Se desconoce el prop¨®sito de Xi Jinping en este episodio, el m¨¢s cr¨ªtico en las ¨²ltimas d¨¦cadas. ?Finta disuasoria o declaraci¨®n de intenciones? ?Afirmaci¨®n de estatus o pre¨¢mbulo de un conflicto militar? La brecha que separa las palabras de las acciones puede ser ancha. O no. El cruce de afirmaciones entre los respectivos premieres, m¨¢s templados que los efectuados desde la troposfera, pero igualmente correctivos, refuerza el atrincheramiento de ret¨®ricas nacionalistas. Para Xi Jinping, ¡°la tarea hist¨®rica de la reunificaci¨®n de la madre patria debe cumplirse, y se cumplir¨¢ definitivamente¡±; por su parte Tsai Ing Weng avisa que ¡°Taiw¨¢n har¨¢ lo que sea necesario para defenderse¡±. Dif¨ªcil imaginar una soluci¨®n dialogada.
Pek¨ªn, consciente de que se estrecha su margen de oportunidad para llevar a cabo la anexi¨®n, ve en Taiw¨¢n un desaf¨ªo a aquello que defiende y representa: una exitosa democracia liberal en el seno de la civilizaci¨®n s¨ªnica, apuntalada por un Estado fuerte y referente de desarrollo econ¨®mico y tecnol¨®gico. Si el Partido Comunista Chino (PCCh) y sus partidarios defienden que la modernizaci¨®n solo es viable a trav¨¦s de un Gobierno autoritario, cada vez m¨¢s un neoautoritarismo tecnol¨®gico, los logros de Taiw¨¢n ¡ªel m¨¢s reciente, la gesti¨®n de la pandemia¡ª cuestionan y desmontan la legitimidad del PCCh. Taiw¨¢n, el alter ego de Pek¨ªn, recuerda al mundo que otra China es posible, y permite imaginar c¨®mo ser¨ªa bajo un r¨¦gimen plural, tolerante con la cr¨ªtica, respetuoso con el orden internacional, los derechos humanos y la transparencia.
Entre las j¨®venes generaciones taiwanesas se est¨¢ forjando un nacionalismo protector de las libertades civiles y contrario a la unificaci¨®n. Sabemos cu¨¢l ha sido hist¨®ricamente la respuesta de Pek¨ªn a las aspiraciones independentistas: ocupaci¨®n brutal del T¨ªbet, campos de internamiento para la minor¨ªa uigur y barrido del acuerdo ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡± en Hong Kong. Una pol¨ªtica en la que, por encima de aperturas coyunturales y declaraciones tranquilizadoras sobre relaciones pac¨ªficas, se impone, en ¨²ltima instancia, la coerci¨®n. Una pol¨ªtica consistente con el fin de recuperar aquellos territorios que en el pasado formaron parte del imperio, con Taiw¨¢n como joya de la corona que Xi Jinping aspira portar. El ministro de Defensa taiwan¨¦s ha informado de que en cuatro a?os China estar¨¢ en condiciones de invadir la isla. Y The New York Times, con datos del Pent¨¢gono, informaba de una victoria para Pek¨ªn si Estados Unidos interviniese en Taiw¨¢n. El tiempo apremia.