Contra la desinformaci¨®n clim¨¢tica (y pol¨ªtica)
Necesitamos acabar con la desinformaci¨®n. En el primer caso, porque nos jugamos la vida. En el segundo, la confianza en la justicia y en la democracia
Hace un par de d¨ªas, m¨¢s de 250 l¨ªderes y organizaciones ambientales enviaron una carta abierta a los responsables de la COP26 y a las plataformas tecnol¨®gicas pidiendo que abordaran el problema de la ¡°desinformaci¨®n clim¨¢tica¡±. En la misiva defin¨ªan ese concepto como la difusi¨®n de aquellos ¡°contenidos enga?osos o equ¨ªvocos que: 1) socavan la existencia o los impactos del cambio clim¨¢tico, la inequ¨ªvoca influencia humana en el ca...
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Hace un par de d¨ªas, m¨¢s de 250 l¨ªderes y organizaciones ambientales enviaron una carta abierta a los responsables de la COP26 y a las plataformas tecnol¨®gicas pidiendo que abordaran el problema de la ¡°desinformaci¨®n clim¨¢tica¡±. En la misiva defin¨ªan ese concepto como la difusi¨®n de aquellos ¡°contenidos enga?osos o equ¨ªvocos que: 1) socavan la existencia o los impactos del cambio clim¨¢tico, la inequ¨ªvoca influencia humana en el cambio clim¨¢tico y la necesidad de la correspondiente acci¨®n urgente seg¨²n el consenso cient¨ªfico del IPCC y en l¨ªnea con los objetivos del Acuerdo Clim¨¢tico de Par¨ªs; 2) tergiversan los datos cient¨ªficos, incluso por omisi¨®n o selecci¨®n, con el fin de erosionar la confianza en la ciencia del clima, las instituciones centradas en el clima, los expertos y las soluciones; o 3) publicitan falsamente esfuerzos como apoyo a los objetivos clim¨¢ticos que en realidad contribuyen al calentamiento del clima o contravienen el consenso cient¨ªfico sobre la mitigaci¨®n o la adaptaci¨®n¡±. En definitiva, los firmantes piden que no se mienta respecto a las evidencias cient¨ªficas que se suceden sobre el cambio clim¨¢tico ni se hagan pasar por verdes campa?as, tanto de administraciones p¨²blicas como de empresas privadas, que son mero greenwashing; o sea, un mero y falso lavado de cara.
Lo peculiar de estos tiempos es que sea necesario publicar cartas y elaborar documentos para pedir que se deje de falsear la realidad o se cuenten verdades a medias, y que cada cual vele ¨Dplataformas tecnol¨®gicas en primer plano¨D por garantizar la verdad de la informaci¨®n en los espacios que gestiona.
Resulta interesante realizar el ejercicio de aplicar esta misma definici¨®n a otros asuntos pol¨ªticos. Por ejemplo, a la votaci¨®n que este jueves va a tener lugar en el Congreso de los Diputados para elegir magistrado del Tribunal Constitucional, entre otros, al se?or Enrique Arnaldo, de cuya carrera profesional hemos ido conociendo informaciones que cuestionan ¨Dcuando menos¨D su idoneidad. Las declaraciones de Enrique L¨®pez, secretario de Justicia del Partido Popular y consejero de la Comunidad de Madrid, resaltando ¡°el prestigio incuestionable¡± del se?or Arnaldo, o las de responsables del Gobierno asumiendo que no se hacen cargo de los candidatos conservadores, 1) socavan claramente las evidencias sobre lo que se ha ido conociendo; 2) tergiversan por omisi¨®n o selecci¨®n el sentido que tiene esta elecci¨®n y/o 3) publicitan falsamente el esfuerzo de este acuerdo en aras de la renovaci¨®n de los ¨®rganos constitucionales, haciendo ver que as¨ª se fortalece la democracia y se robustecen las instituciones.
Est¨¢ claro que no solo en materia clim¨¢tica necesitamos acabar con la desinformaci¨®n. En el primer caso, es clave porque nos jugamos la vida. En el segundo, la confianza en la justicia, y en la pol¨ªtica, o sea, en la democracia.