Usar la lengua
El borrador del nuevo curr¨ªculo favorece el uso pr¨¢ctico de la lengua hablada y escrita como instrumento educativo transversal
Entre las observaciones m¨¢s comunes de los docentes de cualquier nivel educativo suele estar la distancia que va del ordenamiento legislativo a la pr¨¢ctica docente en el aula. Una y otra vez las buenas intenciones se estrellan contra la experiencia y ponen de manifiesto la dificultad de aplicar cambios estructurales. El actual borrador del ministerio ...
Entre las observaciones m¨¢s comunes de los docentes de cualquier nivel educativo suele estar la distancia que va del ordenamiento legislativo a la pr¨¢ctica docente en el aula. Una y otra vez las buenas intenciones se estrellan contra la experiencia y ponen de manifiesto la dificultad de aplicar cambios estructurales. El actual borrador del ministerio para la ense?anza de la Lengua y la Literatura castellana en la ESO y el Bachillerato busca cambiar algunas pr¨¢cticas enquistadas en la ense?anza de la materia. La literatura no se ha aprendido nunca reteniendo t¨ªtulos y nombres de autores sino ley¨¦ndola, discuti¨¦ndola, manose¨¢ndola cuando el estudiante lee una p¨¢gina que afecta a su propia vida: amor, p¨¦rdida, dolor o derrota expresados con palabras ¨²nicas (en cualquier lengua) por autores excepcionales.
Sin embargo, el borrador aspira tambi¨¦n a un cambio m¨¢s atrevido al proponer una inversi¨®n cualitativa de los m¨¦todos docentes de la lengua. Para cualquier usuario, el castellano, el catal¨¢n, el euskera o el gallego son una competencia adquirida de forma natural que a su vez es sometida, como asignatura, a un conocimiento espec¨ªfico. Durante muchos a?os el enfoque preferente ha sido anal¨ªtico: el estudiante aprend¨ªa a descomponer oraciones para descubrir los mecanismos internos que rigen sint¨¢ctica y gramaticalmente un instrumento tan ultraproductivo y sofisticado como la lengua. Es posible que ah¨ª estuviese una parte del problema porque ese esfuerzo ha tendido a sacrificar la pr¨¢ctica efectiva de la lengua en sus vertientes oral y escrita. Tradicionalmente, el alumnado espa?ol adolece de una competencia menor en el uso oral de la lengua que en otros pa¨ªses, en buena parte porque la ense?anza ha preferido el an¨¢lisis ling¨¹¨ªstico antes que la pr¨¢ctica comunicativa.
Pero solo la experiencia repetida del uso de la lengua ense?a a identificar sus recursos, sus aptitudes, sus m¨²ltiples modalidades de persuasi¨®n, provocaci¨®n, interpretaci¨®n, incluidos el puro juego verbal, la iron¨ªa o la exageraci¨®n burlesca. Es una buena noticia que los estudiantes hasta los 16 a?os deban adiestrarse a perder la timidez y el miedo a usar en el aula la lengua porque el resto de su vida estar¨¢ condicionada por la aptitud aprendida que desplieguen en el di¨¢logo y la conversaci¨®n, empezando por la discusi¨®n relacionada con el resto de las materias curriculares. No deber¨ªan escapar a esa misma pauta: discutir con argumentos, ponderar criterios ajenos, asumir debilidades propias son ejercicios intelectuales que valen para matem¨¢ticos, ge¨®grafos, fil¨®sofos o economistas. Solo el ejercicio ense?a esa habilidad: no la descomposici¨®n anal¨ªtica del discurso sino el ejercicio efectivo del discurso adiestra en el uso competente del idioma. Aprender a comunicarse es tambi¨¦n aprender a razonar. La transversalidad de la lengua trasciende los l¨ªmites de una asignatura porque es el primer y m¨¢s indispensable instrumento para hacer ciudadanos dialogantes y a la vez discutidores.