Artima?a mayor a cuenta del mar Menor
La manipulaci¨®n de una p¨¢gina por parte de un anunciante irrita a los lectores y al peri¨®dico
El desastre medioambiental que sufre el mar Menor origina v¨ªctimas colaterales por doquier. EL PA?S ha pasado esta semana a engrosar la lista por partida doble. La publicaci¨®n de un publirreportaje con contenidos discutibles a favor de los agricultores de la zona ha levantado las cr¨ªticas de lectores y grupos ecologistas. M¨¢s grave, sin embargo, ha sido que el anunciante difundiera en redes el publirreportaje como si fuera una informaci¨®n de EL PA?S, lo que ha indignado a muchos lectores y ha molestado a la Redacci¨®n y al ¨¢re...
El desastre medioambiental que sufre el mar Menor origina v¨ªctimas colaterales por doquier. EL PA?S ha pasado esta semana a engrosar la lista por partida doble. La publicaci¨®n de un publirreportaje con contenidos discutibles a favor de los agricultores de la zona ha levantado las cr¨ªticas de lectores y grupos ecologistas. M¨¢s grave, sin embargo, ha sido que el anunciante difundiera en redes el publirreportaje como si fuera una informaci¨®n de EL PA?S, lo que ha indignado a muchos lectores y ha molestado a la Redacci¨®n y al ¨¢rea de Publicidad del peri¨®dico.
El anuncio ocup¨® el pasado d¨ªa 14 una p¨¢gina entera bajo el t¨ªtulo Mar Menor: no es nitrato todo lo que desluce. Manten¨ªa la tesis de que la brutal degradaci¨®n de la otrora paradis¨ªaca laguna, en la que ha habido muertes masivas de peces, se debe sobre todo al exceso de nutrientes en el agua. Los nitratos usados en la agricultura son un factor en la acumulaci¨®n de ese exceso, se contaba en el texto, pero lo son tambi¨¦n, a?ad¨ªa, los vertidos urbanos, la miner¨ªa, la ganader¨ªa, las aportaciones de un acu¨ªfero o los efectos de las danas y el cambio clim¨¢tico.
El Libro de Estilo del peri¨®dico incluye estrictas normas formales, visuales, para diferenciar n¨ªtidamente la publicidad de la informaci¨®n. Aqu¨ª se cumplieron: pon¨ªa PUBLIRREPORTAJE en el encabezamiento sobre un cintillo rojo y ni el dise?o ni la tipograf¨ªa del t¨ªtulo, subt¨ªtulo y destacados se parec¨ªan a los utilizados para las noticias. El tipo de letra del cuerpo de la pieza era tambi¨¦n ligeramente diferente.
El anunciante es la Fundaci¨®n Ingenio, organizaci¨®n que agrupa a miles de agricultores, cooperativas y empresas hortofrut¨ªcolas del Campo de Cartagena. En su cuenta de Twitter, difundi¨® al d¨ªa siguiente la p¨¢gina mutilada, manipulada, de forma que no se viera la palabra ¡°Publirreportaje¡±. Para redondear el enga?o, el tuit conclu¨ªa con un ¡°v¨ªa @el_pais¡±, f¨®rmula que aparece cuando un lector tuitea un texto desde la web del diario; imposible en este caso porque ese contenido no est¨¢ en la web.
Los lectores reaccionaron contra el anunciante por su manipulaci¨®n, pero tambi¨¦n contra el peri¨®dico: unos porque creyeron que era una noticia del diario y otros, como se quej¨® Juan Jos¨¦ Ortega, porque sosten¨ªan que el ama?o fue ¡°consecuencia¡± de haber permitido publicar ¡°una falsedad¡±.
La publicidad no est¨¢ sometida al mismo rigor period¨ªstico que la informaci¨®n. No se exige al anunciante, por ejemplo, que contraste sus textos con la versi¨®n de sus competidores. O que mencione la fuente de cada afirmaci¨®n. Un anunciante no es imparcial ni objetivo al hablar de su producto. Se le imponen, eso s¨ª, normas b¨¢sicas, como no publicar infundios o datos no sustentados. El peri¨®dico rechaza a menudo anuncios de supuestos medicamentos o cremas milagrosas.
Los responsables del departamento que controla esas p¨¢ginas publicitarias se enfrentaron esta vez a un texto inicial con frases inasumibles. Explican que forzaron nuevas versiones menos propagand¨ªsticas, incluyeron menciones expl¨ªcitas a la Fundaci¨®n Ingenio como origen de algunas aseveraciones y se rebaj¨® el impacto de algunas im¨¢genes. La publicaci¨®n se aplaz¨® dos veces hasta que el diario impuso sus criterios.
El texto difundido no conten¨ªa mentiras, pero s¨ª ¡°medias verdades¡±, coinciden en asegurar periodistas de EL PA?S conocedores del drama del mar Menor. El lector Juan Jos¨¦ Ortega cree que el diario debi¨® haber sido m¨¢s estricto: ¡°?Permitir¨ªa el peri¨®dico un publirreportaje sobre la inexistencia de la violencia de g¨¦nero? Si la respuesta es no, ?por qu¨¦ se ha permitido con el tema del mar Menor?¡±.
En las redes se han abierto foros para debatir el contenido del anuncio. Ortega remite a informes y noticias sobre el mar Menor, alguna publicada en EL PA?S por Esther S¨¢nchez. La periodista considera ¡°cuestionables¡± varios puntos del anuncio y asegura que ¡°la agricultura es la principal causa de la entrada de nutrientes utilizados en los cultivos¡±, como lo ha asegurado el Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa.
?Deber¨ªa haber sido m¨¢s inflexible el peri¨®dico? Esta vez habr¨ªa sido deseable a la vista de la posterior ruptura de las reglas de juego por parte del anunciante. Tras lo ocurrido, el diario debe plantearse que los contratos con los anunciantes proh¨ªban usar la f¨®rmula ¡°v¨ªa @el_pais¡± ¡ªlo propone el lector Pedro Aparicio¡ª y, por supuesto, manipular p¨¢ginas a posteriori.
El lector Ortega va m¨¢s lejos y pide ¡°una noticia con cient¨ªficos desmintiendo las afirmaciones de dicho publirreportaje¡±. No corresponde a la Redacci¨®n rebatir los anuncios, sino aportar informaci¨®n veraz y suficiente cada d¨ªa, pero est¨¢ claro que no se puede bajar la guardia. La credibilidad est¨¢ siempre en juego. A veces, a la vuelta de cualquier publirreportaje.
Puede enviar sus cuestiones a defensor@elpais.es
O preguntar en el blog El Defensor del Lector contesta