Decir las verdades
Los lectores escriben de la importacia de decir la verdad, la sanidad p¨²blica, el acoso machista y la socialdemocracia en Europa tras la elecci¨®n de Olaf Scholz como canciller de Alemania
De todo lo que se puede ser en esta vida, lo primero que me siento es padre. S¨¦, porque as¨ª me lo ense?aron y porque lo he ido aprendiendo, que los valores que transmita a mis hijos el d¨ªa de ma?ana formar¨¢n parte de su existencia. Los ni?os peque?os inventan y mienten sin pensar en las consecuencias que pueda tener no decir la verdad. Es un h¨¢bito que se corrige y eso ayuda a que se cree confianza en la familia. Ir creciendo significa adquirir el valor de decir las verdades, aunque a veces du...
De todo lo que se puede ser en esta vida, lo primero que me siento es padre. S¨¦, porque as¨ª me lo ense?aron y porque lo he ido aprendiendo, que los valores que transmita a mis hijos el d¨ªa de ma?ana formar¨¢n parte de su existencia. Los ni?os peque?os inventan y mienten sin pensar en las consecuencias que pueda tener no decir la verdad. Es un h¨¢bito que se corrige y eso ayuda a que se cree confianza en la familia. Ir creciendo significa adquirir el valor de decir las verdades, aunque a veces duelan. Sin embargo, en nuestra sociedad es la mentira la que tiene mayor recorrido a trav¨¦s de las redes y plataformas de comunicaci¨®n. Las fake news han convertido la mentira en una nueva forma de pensar. Justificamos lo que nos interesa aunque no sea real sabiendo que vamos a encontrar argumentos para defender nuestra postura. Por eso, m¨¢s que nunca necesitamos de los medios de comunicaci¨®n y de su c¨®digo deontol¨®gico. Si queremos volver a ser ni?os, que no sea por medio de la mentira.
Roberto Pablo Varas. Madrid
?Usan la sanidad p¨²blica?
Me pregunto si resultar¨ªa demag¨®gico, o simplemente ingenuo, exigir, o tal vez solo plantear, que los servidores p¨²blicos (se supone que eso son los pol¨ªticos, de cualquier color) tuvieran que acudir a la sanidad p¨²blica cuando tienen un problema de salud, ellos y sus familias. Experimentar en carne propia lo que es llamar a un centro de atenci¨®n primaria, una y otra vez y que nadie coja el tel¨¦fono; soportar colas, tener que esperar d¨ªas para ver al m¨¦dico de cabecera, y meses para ser visto por un especialista y ser operado. ?Me equivoco al pensar que tal vez podr¨ªan empezar a cambiar un poco las cosas?
Enrique C¨¢mara D¨ªez. Segovia
Basta de acoso
Era de noche y hab¨ªa poca gente en la calle. Desde donde estaba hasta mi casa hay 650 metros. Me toc¨® acelerar el paso, mantener la cabeza gacha y fingir que hablaba por tel¨¦fono. Detr¨¢s, un chico de unos 30 a?os me hablaba. Me llam¨® guapa caminando a mi lado, de forma invasiva, afirmando que me acompa?ar¨ªa. Aceler¨¦ el paso. Al llegar a la esquina ech¨¦ a correr hasta entrar en casa mientras escuchaba c¨®mo me insultaba y se re¨ªa. Fueron 650 metros de angustia y terror. No conozco a ninguna mujer sin una historia as¨ª o incluso peor. ?Basta con el acoso!
Sara Sosa Troya. Las Palmas de Gran Canaria
El resurgir de la socialdemocracia
Con el nombramiento de Olaf Scholz, tanto Europa como Alemania comienzan un camino hacia el retorno de la socialdemocracia. Aunque es cierto que el Parlamento Europeo todav¨ªa goza de mayor¨ªa conservadora, corre un cierto aire de progresismo y de giro a la izquierda. All¨¢ por el a?o 1999, 11 de los 15 pa¨ªses de la Uni¨®n eran gobiernos de izquierdas, y lo que una crisis se llev¨®, otra esta vez sanitaria, nos lo est¨¢ devolviendo. Solo Hungr¨ªa y Polonia quedan como m¨¢ximos exponentes de la derecha y, siendo sinceros, no gozan de buena salud democr¨¢tica. Esta nueva socialdemocracia tiene varios retos por delante, pero uno fundamental: conseguir salir de esta crisis con una Europa cohesionada donde en el centro de sus decisiones est¨¢n sus ciudadanos.
Ero Andr¨¦ Iglesias. Teo (A Coru?a)