Un nuevo comienzo para la socialdemocracia
El cambio de marco pol¨ªtico producido por la pandemia y la victoria de Scholz en Alemania abren un nuevo escenario para la familia progresista tras el descalabro de la ¨²ltima d¨¦cada
Parec¨ªa al borde de la ruina en la era de los populismos y la crisis de los viejos partidos e ideolog¨ªas. Pero despu¨¦s de una d¨¦cada de traves¨ªa del desierto, la socialdemocracia europea, corriente que junto a la democracia cristiana construy¨® la Europa moderna, vuelve a levantar la cabeza.
La pandemia lo ha cambiado todo. Planteamientos hist¨®ricamente asociados a la izquierda reformista, como el papel del Estado en la econom¨ªa y la necesidad de unos servicios p¨²blicos s¨®lidos, recobran vigencia. Las urnas, al mismo tiempo, arrojan algunos resultados esperanzadores para los socialdem¨®cratas. Por s¨ª solo, el regreso del Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD) al puente de mando en Alemania, la principal potencia del continente, tras las elecciones de septiembre, abre una perspectiva diferente.
¡°Nuestro ¨¦xito inspirar¨¢ a otros partidos socialdem¨®cratas en Europa y quiz¨¢s m¨¢s all¨¢¡±, declar¨® en el semanario Der Spiegel Olaf Scholz, que esta semana sucedi¨® a la democristiana Angela Merkel como canciller.
Junto al ¨¦xito alem¨¢n, se multiplican las se?ales: el regreso al poder en Noruega, un brillante resultado en las municipales italianas y una tendencia positiva en los sondeos a escala paneuropea. En paralelo, los conservadores moderados sufren en gran parte del continente, debilitados por la espina en el flanco de una ultraderecha rampante.
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Evoluci¨®n de la intenci¨®n de voto
Desde las ¨²ltimas elecciones al Parlamento
Europeo, en %
Socialdem¨®cratas (centro izquierda)
Populares (centro derecha)
Liberales
Conservadores y reformistas europeos (1)
Identidad y Democracia (2)
Verdes
Izquierda
Elecciones
(mayo 2019)
30%
25,7
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1. Principales partidos: PiS (Polonia), Hermanos de Italia, Vox (Espa?a), Dem¨®cratas Suecos.
2. Principales partidos: Liga (Italia), Reagrupaci¨®n Nacional (Francia), Alternativa para Alemania, Partido de la Libertad (Austria)
Fuente: Europe Elects.
EL PA?S
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Evoluci¨®n de la intenci¨®n de voto
Desde las ¨²ltimas elecciones al Parlamento
Europeo, en %
Socialdem¨®cratas (centro izquierda)
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1. Principales partidos: PiS (Polonia), Hermanos de Italia, Vox (Espa?a), Dem¨®cratas Suecos.
2. Principales partidos: Liga (Italia), Reagrupaci¨®n Nacional (Francia), Alternativa para Alemania, Partido de la Libertad (Austria)
Fuente: Europe Elects.
EL PA?S
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Intenci¨®n de voto en la UE desde las ¨²ltimas elecciones
al Parlamento Europeo
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Populares (centro derecha)
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Conservadores y reformistas europeos (1)
Identidad y Democracia (2)
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1. Principales partidos: PiS (Polonia), Hermanos de Italia, Vox (Espa?a), Dem¨®cratas Suecos.
2. Principales partidos: Liga (Italia), Reagrupaci¨®n Nacional (Francia), Alternativa para Alemania, Partido de la Libertad (Austria)
Fuente: Europe Elects.
EL PA?S
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Intenci¨®n de voto en la UE desde las ¨²ltimas elecciones al Parlamento Europeo
En %
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1. Principales partidos: PiS (Polonia), Hermanos de Italia, Vox (Espa?a), Dem¨®cratas Suecos.
2. Principales partidos: Liga (Italia), Reagrupaci¨®n Nacional (Francia), Alternativa para Alemania, Partido de la Libertad (Austria)
Fuente: Europe Elects.
EL PA?S
?Qu¨¦ ocurre? ?Se anuncia un cambio de ciclo amplio y duradero? ?O es una simple acumulaci¨®n de circunstancias propicias pero que no configuran una tendencia?
La gran mayor¨ªa de las decenas de fuentes consultadas para este reportaje coincide en que es prematuro considerar estos acontecimientos como s¨ªntomas claros de un rearme ideol¨®gico y ganador. En muchos casos, las victorias son fr¨¢giles y configuran complicadas condiciones de gobierno; en otros ¨Dpa¨ªses importantes como Francia y Holanda o en casi todo el flanco oriental¨D, la familia socialdem¨®crata se enfrenta a tremendas dificultades. Pero es extendida la percepci¨®n de que las actuales circunstancias representan una oportunidad inesperada y f¨¦rtil despu¨¦s de un periodo catastr¨®fico.
¡°Las crisis sanitaria y la ecol¨®gica abren nuevos espacios para la socialdemocracia¡±, considera Fran?ois Hollande, presidente socialista de Francia entre 2012 y 2017. ¡°Durante la pandemia, los Gobiernos europeos, incluso los m¨¢s liberales, han recurrido al arsenal socialdem¨®crata para buscar soluciones. Por tanto, una ideolog¨ªa que era considerada moribunda ha recuperado un vigor, una juventud y una actualidad que muchos no esperaban. Vuelve a ser un modelo posible bajo la condici¨®n de actualizar su mensaje en los pr¨®ximos a?os¡±.
Iratxe Garc¨ªa, presidenta de la Alianza Progresista de Socialistas y Dem¨®cratas en el Parlamento Europeo, coincide: ¡°La pandemia ha vuelto a poner la cuesti¨®n social en primer lugar. Ha habido un reconocimiento de la importancia de lo p¨²blico. Por otra parte, momentos de incertidumbre como los actuales impulsan la preferencia por partidos que pueden dar mayor estabilidad. Interpreto que ese es el motivo del resultado en Alemania. Tenemos una oportunidad. Si logramos que la recuperaci¨®n en marcha sea justa, reduzca desigualdades, que sea distinta de la de 2008, se consolidar¨¢. Si no, tendremos problemas¡±.
El reto no es simple. La herida de 2008, profunda. ¡°El Partido Socialista ya no sabe hablar a las clases populares¡±, lamenta Olivier Switaj, exalcalde en Bruay-la-Buissi¨¨re, un antiguo pueblo minero en el norte de Francia que durante d¨¦cadas fue feudo socialista y en el que ahora gobierna la extrema derecha.
Pero, indudablemente, el marco ha cambiado. ¡°Hay un clima positivo con respecto a determinadas narrativas, al derecho a la salud, a la educaci¨®n, a servicios p¨²blicos gratuitos y universales. Es una grand¨ªsima oportunidad la que tiene hoy la socialdemocracia¡±, apunta Stefano Lo Russo, socialdem¨®crata del Partido Democr¨¢tico reci¨¦n elegido como alcalde de Tur¨ªn tras la traum¨¢tica perdida en 2016 de la ciudad tradicionalmente industrial y progresista a mano del Movimiento 5 Estrellas. ?l supo aprovecharla, tambi¨¦n gracias al desgaste del M5S en el ejercicio del poder.
Adem¨¢s del nuevo marco de debate precipitado por la pandemia, el propio cuadro de poder, en s¨ª mismo, ofrece oportunidades. El nuevo Ejecutivo alem¨¢n podr¨¢ no solo inspirar, como dice Scholz, sino tambi¨¦n influir mucho en pol¨ªticas comunitarias; la gesti¨®n gubernamental en todo el arco escandinavo representa un plus importante, al tratarse de una regi¨®n con peso econ¨®mico limitado, pero un papel hist¨®rico de gran laboratorio de ideas socialdem¨®cratas.
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Gobiernos socialdem¨®cratas
Gobierno monocolor
Presidencia socialdem¨®crata
y Gobierno en coalici¨®n
Como socio minoritario
2000
2010
2021
2000
Gobierno monocolor:
Reino Unido, Portugal, Suecia y Grecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n: Alemania, Italia, Holanda, Finlandia y Dinamarca.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica y Francia (presidente conservador y Gobierno presidido por un socialista).
2010
Gobierno monocolor:
Espa?a, Portugal y Grecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n:
Austria y Eslovenia.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica, Luxemburgo y Chipre.
2021
Gobierno monocolor:
Portugal (en funciones), Dinamarca, Malta y Suecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n:
Alemania, Espa?a y Finlandia.
Como socio minoritario:
Italia, Luxemburgo, Rumania y B¨¦lgica.
Fuente: elaboraci¨®n propia.
EL PA?S
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Gobiernos socialdem¨®cratas
Gobierno monocolor
Presidencia socialdem¨®crata
y Gobierno en coalici¨®n
Como socio minoritario
2000
2010
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2000
Gobierno monocolor:
Reino Unido, Portugal, Suecia y Grecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n: Alemania, Italia,
Holanda, Finlandia y Dinamarca.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica y Francia (presidente conservador y
Gobierno presidido por un socialista).
2010
Gobierno monocolor:
Espa?a, Portugal y Grecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n:
Austria y Eslovenia.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica, Luxemburgo y Chipre.
2021
Gobierno monocolor:
Portugal (en funciones), Dinamarca, Malta y
Suecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n:
Alemania, Espa?a y Finlandia.
Como socio minoritario:
Italia, Luxemburgo, Rumania y B¨¦lgica.
Fuente: elaboraci¨®n propia.
EL PA?S
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Gobiernos socialdem¨®cratas en la Uni¨®n Europea
Gobierno monocolor
Presidencia socialdem¨®crata y Gobierno en coalici¨®n
Como socio minoritario
2000
2010
2021
Gobierno monocolor:
Reino Unido, Portugal,
Suecia y Grecia.
Socialdem¨®cratas en
coalici¨®n:
Alemania, Italia, Holanda,
Finlandia y Dinamarca.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica y Francia (presidente
conservador y Gobierno
presidido por un socialista).
Gobierno monocolor:
Espa?a, Portugal y Grecia.
Socialdem¨®cratas en
coalici¨®n:
Austria y Eslovenia.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica, Luxemburgo y
Chipre.
Gobierno monocolor:
Portugal (en funciones),
Dinamarca, Malta y
Suecia.
Socialdem¨®cratas en
coalici¨®n:
Alemania, Espa?a y
Finlandia.
Como socio minoritario:
Italia, Luxemburgo,
Rumania y B¨¦lgica.
Fuente: elaboraci¨®n propia.
EL PA?S
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Gobiernos socialdem¨®cratas en la Uni¨®n Europea
Gobierno monocolor
Presidencia socialdem¨®crata y Gobierno en coalici¨®n
Como socio minoritario
2000
2010
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Gobierno monocolor:
Reino Unido, Portugal, Suecia y Grecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n:
Alemania, Italia, Holanda, Finlandia y
Dinamarca.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica y Francia (presidente
conservador y Gobierno presidido
por un socialista).
Gobierno monocolor:
Espa?a, Portugal y Grecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n:
Austria y Eslovenia.
Como socio minoritario:
B¨¦lgica, Luxemburgo y Chipre.
Gobierno monocolor:
Portugal (en funciones), Dinamarca,
Malta y Suecia.
Socialdem¨®cratas en coalici¨®n:
Alemania, Espa?a y Finlandia.
Como socio minoritario:
Italia, Luxemburgo, Rumania y
B¨¦lgica.
Fuente: elaboraci¨®n propia.
EL PA?S
Y, en este cuadro, Espa?a se plantea como un basti¨®n de relieve. Encarrilados los presupuestos, el Gobierno liderado por los socialistas en la cuarta potencia econ¨®mica de la UE tiene visos de poder agotar la legislatura, una oportunidad para dar un impulso transformador gracias a los ingentes fondos europeos y seguir explorando pasos de progreso ¨Da menudo muy avanzados¨D en materia de derechos y libertades.
El cuadro de poder tambi¨¦n presenta zonas oscuras. Los ¨¦xitos se han obtenido con resultados modestos (Alemania) o directamente malos (Noruega, los peores de la historia del partido). El fundamental regreso a la canciller¨ªa en Alemania se produce con una compleja alianza que obligar¨¢ a aguar el ideario socialdem¨®crata. Los partidos en el poder en Portugal y Suecia se tendr¨¢n que someter a dif¨ªciles revalidas en 2022 despu¨¦s de turbulencias con sus aliados. Este a?o las urnas han arrojado p¨¦simas noticias en Pa¨ªses Bajos, Rep¨²blica Checa o Bulgaria. El horizonte para presidenciales y legislativas francesas del a?o que viene es nefasto.
Asistimos, pues, a un escenario fluido. Este reportaje pretende reflexionar sobre la profundidad de las heridas acumuladas y la entidad de las oportunidades que se abren para la socialdemocracia.
Para ello, centra el foco en tres ejes pol¨ªticos fundamentales ¨Decon¨®mico, identitario y medioambiental¨D y en distintos lugares de las tres principales econom¨ªas de la UE ¨DAlemania, Francia e Italia¨D que encarnan diferentes realidades del tejido europeo: Tur¨ªn, urbe industrial en dificultad, tradicionalmente progresista, perdida en 2016 y recuperada en octubre; Bussoleno (Italia), peque?o pueblo alpino que encarna los dilemas sobre modelos de desarrollo a cuenta de un pulso sobre una l¨ªnea de alta velocidad; Bruay-la-Buissi¨¨re, localidad francesa de tradici¨®n minera, hist¨®ricamente progresista, y ahora en manos del partido de Le Pen; Saarlouis, ciudad alemana de 35.000 habitantes que simboliza el renovado vigor del SPD; y Scheibenhard/Scheibenhardt, divididos por el peque?o r¨ªo Lauter, uno en Francia, otro en Alemania.
Econom¨ªa
Una historia de soledad
¡°Esta ciudad ha asistido al desgarro entre los que eran los representantes pol¨ªticos del mundo del trabajo -los partidos de izquierda- y los trabajadores. Esta es una historia de soledad¡±. Pelo blanco de largo recorrido, voz profunda de sindicalista del metal bregado en mil batallas y muchas m¨¢s arengas y debates, Giorgio Airaudo reflexiona en su despacho sobre lo ocurrido en Tur¨ªn en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Es esta la historia de un pujante centro industrial, apoyado en el pilar de la FIAT, que se ha ido inexorablemente tambaleando haciendo caer a mucha gente; la historia de una transformaci¨®n econ¨®mica dolorosa, hecha de desindustrializaci¨®n, deslocalizaciones, de envejecimiento demogr¨¢fico, de precarizaci¨®n, p¨¦rdidas de empleos estables y surgimiento de nuevos vol¨¢tiles y que dificultan la estructuraci¨®n colectiva.

Una historia parecida, aunque a escala diferente, a la ocurrida en Bruay-la-Buissi¨¨re, un municipio 215 kil¨®metros al norte de Par¨ªs en plena cuenca minera del norte de Francia. Las minas llevan d¨¦cadas cerradas, pero los paisajes exhiben las cicatrices de este pasado: los mont¨ªculos con residuos mineros salpican el horizonte y muchos pueblos presentan el aspecto deslavazado ¨D¡°siniestrado¡±, dice el exalcalde socialista de Bruay Olivier Switaj¨D de unas zonas que nunca se llegaron a sobreponer de la crisis minera e industrial.
¡°Para ser escuchado, tengo la impresi¨®n de que hay que apostar por la exageraci¨®n y la demagogia¡±, lamenta Switaj, de 42 a?os y nieto de mineros, sentado en una braser¨ªa local. Esto, como buena parte del norte industrial y minero de Francia, fue durante d¨¦cadas un feudo inexpugnable socialista ¨Den algunos momentos y poblaciones, comunista¨D, s¨ªmbolo del orgullo de la clase obrera francesa y de todos sus combates. Ya no. Hoy Bruay es gobernada por la formaci¨®n de Marine Le Pen.

Olivier Switaj
Foto: Bruno Arbesu
Para ser escuchado, tengo la impresi¨®n de que hay que apostar por la exageraci¨®n y la demagogia
Tur¨ªn tiene m¨¢s de 800.000 habitantes, Bruay-la-Buissi¨¨re, 22.000. Pero en ambos lugares los caladeros tradicionales de la izquierda se han transformado y han colocado a la socialdemocracia ante retos a veces irresolubles.
El sentimiento de soledad del que habla Airaudo, de 61 a?os, secretario general de la rama del metal del sindicato izquierdista CGIL, es probablemente una de las grandes fuerzas que han alejado votos de la socialdemocracia en lo que va de siglo. ¡°Yo tengo trabajadores que vivieron pensando que se jubilar¨ªan serenamente y ahora se sienten traicionados¡±, dice.

Giorgio Airaudo
Foto: Matteo Montaldo
Tengo trabajadores que vivieron pensando que se jubilar¨ªan serenamente y ahora se sienten traicionados
¡°El problema de los partidos socialdem¨®cratas es que en los ¨²ltimos a?os no han conservado su electorado popular¡±, analiza Hollande. ¡°Esos electores se han sentido olvidados y abandonados por la desindustrializaci¨®n, la globalizaci¨®n, por la degradaci¨®n de su esperanza. No se les recupera simplemente prometi¨¦ndoles incrementos salariales ¨Caunque eso sea importante-, sino logrando que se sientan considerados, reconocidos, respetados, acompa?ados. Que sientan que tienen un destino. Ahora no lo sienten. El desaf¨ªo es ser los partidos que tienen la confianza de los gremios populares, y esto est¨¢ todav¨ªa lejos¡±. No es una casualidad que ¡°respeto¡± fuera una de las palabras clave de la campa?a del SPD en Alemania.
Esas grandes masas obreras, organizadas, sindicalizadas, afiliadas a partidos y grupos, dieron alas a distintas opciones de izquierdas. Ahora est¨¢n atomizados, evolucionados, y a la socialdemocracia le cuesta conectar con ellos.
En Bruay, las ¨²ltimas elecciones municipales las gan¨® Ludovic Pajot, 28 a?os, nieto de agricultores de la regi¨®n y candidato por el Reagrupamiento Nacional (RN), el partido heredero de la formaci¨®n hist¨®rica de la extrema derecha, el Frente Nacional. Fue una victoria que confirm¨® la pujanza del RN en el Norte y entre las llamadas clases populares.
¡°Marine Le Pen ha aportado a nuestro movimiento un discurso social que hace que muchos obreros nos voten, porque nosotros defendemos la regulaci¨®n de la mundializaci¨®n salvaje, que causa muchos desperfectos en nuestro pa¨ªs¡±, dice Pajot. Una parte de los actuales votantes de Pajot y Le Pen antes votaban socialista o comunista.

Ludovic Pajot
Foto: Bruno Arbesu
Le Pen ha aportado a nuestro movimiento un discurso social que hace que muchos obreros nos voten, porque nosotros defendemos la regulaci¨®n de la mundializaci¨®n salvaje
Pero en la fase de declive, los votos fueron a distintos lugares seg¨²n las circunstancias y los pa¨ªses. Hacia propuestas m¨¢s de izquierda (Syriza en Grecia, Podemos en Espa?a, M¨¦lenchon en Francia), socioliberales (Macron), nuevos proyectos dif¨ªcilmente catalogables (Movimiento Cinco Estrellas, M5S), hacia la extrema derecha (Le Pen, Salvini y otros) o la abstenci¨®n.
En Tur¨ªn fue el M5S, un partido nuevo e ideol¨®gicamente bastante amorfo quien aprovech¨® el malestar de fondo. Factores locales y globales confluyeron en la hist¨®rica derrota del PD en 2016. Sergio Chiamparino, que entonces era presidente de la regi¨®n de Tur¨ªn ¨Del Piamonte¨D y fue alcalde de la ciudad por el PD en la primera d¨¦cada del siglo, cree que el partido pag¨® ser identificado como parte estructural de un sistema en el que ya muchos no cre¨ªan, como el defensor de un sistema roto y de las ¨¦lites urbanas competitivas y conectadas que, solas, extra¨ªan beneficios del mismo. Tras la victoria de octubre, se?ala: ¡°No olvidemos que media ciudad no ha votado. Es gente que no cree en el sistema. Es una bomba de relojer¨ªa que un h¨¢bil artificiero puede hacer estallar. Pero tambi¨¦n un caladero de voto potencialmente m¨¢s accesible para nosotros que para otros¡±.

Sergio Chiamparino
Foto: Matteo Montaldo
No podemos olvidar que media ciudad no ha votado, es gente que no cree en el sistema
¡°Cierto entusiasmo para pol¨ªticas econ¨®micas liberales del que se contagi¨® buena parte de la izquierda en el pasado no ayud¨®¡±, se?ala en clave global Stefano Lo Russo, el candidato del PD que reconquist¨® la alcald¨ªa.
Muchos observadores ven en la llamada ¡°tercera v¨ªa¡± que abanderaban los gobiernos de Tony Blair, Gerhard Schroeder o Bill Clinton y que defend¨ªan pol¨ªticas econ¨®micas bastante liberales con una posterior redistribuci¨®n de las rentas generadas como el inicio de los futuros sufrimientos de los socialdem¨®cratas.
Estas son las primeras p¨¢ginas de la pol¨ªtica europea del siglo XXI, pero hay se?ales de que se est¨¦ abriendo un cap¨ªtulo diferente.
Esteban Gonz¨¢lez Pons, vicepresidente del Grupo Popular Europeo en la Euroc¨¢mara, concede ¡°que en este momento el p¨¦ndulo se inclina m¨¢s hacia el centro-izquierda en algunas partes¡±, pero considera que es un fen¨®meno ¡°coyuntural¡±. ¡°No hay una ola socialdem¨®crata. Estamos ante un nuevo escenario pol¨ªtico caracterizado por la emergencia de los extremos y el debilitamiento de los partidos de centro. Estamos en una alternancia entre partidos de centro d¨¦biles: a veces de centro-derecha, a veces de centro-izquierda¡±.
Los socialdem¨®cratas, en cambio, creen que hay indicios de un giro m¨¢s profundo, sobre todo debido a la mencionada evoluci¨®n del marco de debate provocada por la pandemia, como subrayan Hollande y Garc¨ªa.
Por otra parte, debe notarse el desgaste de algunas nuevas formaciones competidoras tras haber alcanzado el poder. Tur¨ªn lo ilustra bien. El M5S est¨¢ en grave dificultad y, llamativamente, sopesa ahora afiliarse a la agrupaci¨®n socialdem¨®crata en Europa. Podemos tambi¨¦n ha sufrido dificultades tras su llegada al poder.
Estas circunstancias reposicionan a los partidos socialdem¨®cratas en un territorio m¨¢s favorable, m¨¢xime en un periodo de problemas excepcionales que aconsejan liderazgos experimentados. La socialdemocracia, con su historia y sus profundas ra¨ªces en la sociedad, dispone de una cantera de primer nivel, que le permite desplegar una oferta atractiva, y alternativa a los extremos de los liderazgos populistas o tecn¨®cratas.
Lo Russo, profesor universitario de geolog¨ªa y pol¨ªtico experimentado a escala local, representa esta virtud que ha sido clave en varias elecciones municipales italianas y, sin duda, tambi¨¦n lo fue en la victoria del SPD con Olaf Scholz a la cabeza en Alemania.
¡°Hay que vigilar: cuando se dice ¡®victoria de la socialdemocracia en Alemania¡¯, la cosa es m¨¢s compleja. Es tanto o m¨¢s la victoria de una personalidad que de un partido¡±, se?ala Alain Bergounioux, historiador del PS franc¨¦s.
Y, sin embargo, la solidez de la organizaci¨®n cuenta, y explica por qu¨¦ en Francia el PS corre el riesgo de extinci¨®n y en Alemania, en cambio, el SPD ha resistido.
Hay un lugar en la frontera franco-alemana donde este contraste es visible. Scheibenhard y Scheibenhardt (el primero, terminado en d; el segundo, en t) parecen el mismo pueblo, pero est¨¢n divididos por el peque?o r¨ªo Lauter. A un lado es la regi¨®n de Alsacia, en Francia. Al otro, el land de Renania-Palatinado, en Alemania. En el lado franc¨¦s, el PS no tiene militantes: cero. En el alem¨¢n, el SPD tiene 11.
Francis Joerger fue alcalde del Scheibenhard franc¨¦s durante 30 a?os hasta las 2020. Milit¨® durante d¨¦cadas en el PS franc¨¦s. Lo abandon¨® hace ¡°m¨¢s de 10 a?os¡±, cuenta en el sal¨®n de su casa, construida a unos metros del r¨ªo y la frontera. ¡°Constat¨¦ que el PS no apoyaba al campo: todo era para la ciudad, para Estrasburgo. Los militantes del campo ¨¦ramos militantes de segunda zona¡±. El PS se hab¨ªa convertido en el partido de la burgues¨ªa intelectual de las ciudades.
¡°Ya entonces me dije que esto acabar¨ªa mal. Adem¨¢s, yo ten¨ªa el contacto con Alemania y ve¨ªa que ah¨ª las cosas eran distintas¡±, explica. Lo que ve¨ªa en Alemania era un partido mucho m¨¢s estructurado e implantado en el ¨¢mbito local. Por eso, tras abandonar el PS, tom¨® la decisi¨®n de adherirse al SPD, partido en el que sigue militando.
M¨¢s tarde, llega a la casa de Joerger para tomar el caf¨¦ Karl-Heinz Benz, vecino del Scheibenhardt alem¨¢n y miembro del SPD en este pueblo. Antes tambi¨¦n milit¨® en el PS. Benz cuenta que, al principio, la ¡°cultura pol¨ªtica¡± del PS le parec¨ªa m¨¢s interesante que la del SPD. ¡°En el SPD se hablaba mucho de la vida del pueblo. El PS, en cambio, hab¨ªa m¨¢s discusiones pol¨ªticas, otro tipo de debates. Me gustaba¡±.
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Pero decidi¨® marcharse del PS hace unos cinco a?os porque ya no hab¨ªa secciones locales en los municipios cercanos ni militantes. Otro motivo: ¡°Ya no era f¨¢cil reconocer una l¨ªnea: eran todos contra todos¡±, dice.
En Tur¨ªn, los socialdem¨®cratas de referencia ¨Del PD¨D y otras formaciones lograron mantener un buen grado de cohesi¨®n, y eso tambi¨¦n fue clave del regreso al poder. En general, no lo lograron con el voto obrero. Un estudio se?ala que, entre los obreros, la tasa de abstenci¨®n se ha elevado al 66%. Y entre los que han votado, predomina el centroderecha. Sin embargo, la zona de Mirafiori Sur, donde se halla la principal f¨¢brica de la FIAT, s¨ª vot¨® a la izquierda. Este barrio dominado por el enorme complejo industrial susurra consejos interesantes para la socialdemocracia.
¡°Esta es una periferia muy envejecida. La poblaci¨®n est¨¢ en fort¨ªsima reducci¨®n, las escuelas se vac¨ªan. Pero hay un tejido social que, con respecto a otras realidades, ha aguantado mejor. Ha habido inversiones p¨²blicas importantes de reordenaci¨®n urbana y hay una acci¨®n social. Esto no es un territorio abandonado¡±, comenta Elena Carli, secretaria general de la Fundaci¨®n Mirafiori, una instituci¨®n que busca mejorar la situaci¨®n del barrio. Mientras habla, en una sala contigua, un grupo de se?oras mayores da clases de danza en una media ma?ana lluviosa.
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Elena Carli
Foto: Matteo Montaldo
En el barrio de Mirafiori la poblaci¨®n est¨¢ en fort¨ªsima reducci¨®n, las escuelas se vac¨ªan. Pero hay un tejido social que, con respecto a otras realidades, ha aguantado mejor
Un paseo por sus calles, de nombres tan simb¨®licos como la avenida URSS, entre las viviendas de protecci¨®n oficial y la fantasmag¨®rica presencia de la gran f¨¢brica con amplias zonas en desuso, destila la esencia de pedazos de Occidente envejecidos, con pulsiones y pasiones que se enfr¨ªan.
Pero tambi¨¦n se nota que ese sentimiento de abandono y soledad del que habla Airaudo no es tan punzante como en otras partes. Que ha habido una atenci¨®n y cuidado: respeto, dir¨ªa Olaf Scholz en Alemania. El reto es reproducir esquemas de protecci¨®n eficientes en otros entornos.
Y ese, el de la protecci¨®n y de la justicia social, es territorio de una competencia feroz. Pascal Delwit, profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Libre de Bruselas especializado en socialdemocracia, se?ala que, aunque la historia de esta familia avale su papel de protecci¨®n social, no es para nada descontado que ahora sepa reconfigurarse como gran referente. ¡°No es f¨¢cil. La crisis de 2008 y la incapacidad de darle respuesta han dejado una marca profunda. La derecha radical ha asumido ese discurso con un vigor que a veces no se encuentra de forma tan neta en la socialdemocracia, sobre todo cuando est¨¢n en el ejercicio del poder. No hay razones para pensar que lograr¨¢n f¨¢cilmente un gran impulso por esta v¨ªa¡±, sostiene, en conversaci¨®n telef¨®nica.
El escenario se complica a¨²n m¨¢s cuando se observa que no solo la ultraderecha, sino incluso conservadores tradicionales juegan esa carta. Es el caso, en la actualidad, de los tories brit¨¢nicos. Con todo, el escenario es ciertamente m¨¢s c¨®modo ahora que hace unos a?os para la familia socialdem¨®crata.
Viajar del pueblo minero franc¨¦s de Bruay a Saarlouis, ciudad alemana de 35.000 habitantes cercana a la frontera con Francia, es desembarcar en otro continente. Saarlouis ofrece un perfil de chimeneas humeantes, pujanza industrial y renacimiento socialdem¨®cratas tras a?os de traves¨ªa del desierto. En las elecciones generales de septiembre que han llevado al socialdem¨®crata Scholz a la canciller¨ªa, el SPD gan¨® la circunscripci¨®n de Saarlouis. Desde 2009, la CDU bat¨ªa al SPD aqu¨ª en las legislativas.
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Patrik Lauer, de 57 a?os, es el presidente del SPD en la circunscripci¨®n de Saarlouis y presidente del distrito en el que se encuentra la ciudad. En una sala de reuniones de la sede del Gobierno del distrito, desgrana las claves del arraigo socialdem¨®crata. Aqu¨ª la extrema derecha es d¨¦bil comparada con el otro lado de la frontera. Aqu¨ª la clase trabajadora todav¨ªa vota al SPD y el partido mantiene una conexi¨®n estrecha con los sindicatos. Aqu¨ª la industria pervive, con dos importantes f¨¢bricas en el sector sider¨²rgico y automovil¨ªstico.
¡°Se trata de preocuparse de la gente para volver a ser cre¨ªbles como abogados de la gente que trabaja duro, de la poblaci¨®n normal¡±, dice. ¡°Esto lo hemos vuelto a aprender. Durante un tiempo lo perdimos. Nos pele¨¢bamos por temas que solo afectaban a minor¨ªas. Ahora somos de nuevo un volkspartei [un partido del pueblo, m¨¢s all¨¢ de una clase o segmento] (...). Ya no hacemos pol¨ªticas de minor¨ªas sino pol¨ªticas para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Tambi¨¦n hemos hecho las paces con los sindicatos. Y esto nos ha ayudado mucho¡±, comenta Lauer.
Identidad y derechos
El dilema entre valores e intereses
Barriera de Mil¨¢n fue, hasta el pasado octubre, un basti¨®n hist¨®rico de la izquierda de Tur¨ªn. Es un barrio marcado por la considerable presencia de vecinos de origen extracomunitario, pero no es una barriada. Est¨¢ a un par de kil¨®metros del centro de la ciudad y no sufre niveles de degradaci¨®n dram¨¢ticos. Sin embargo, aqu¨ª bulle un malestar que se ha traducido en fort¨ªsima abstenci¨®n y un llamativo giro a la derecha precisamente en unas municipales en las que el PD logr¨® recuperar el conjunto de la ciudad. Barriera encarna uno de los grandes retos para que las socialdemocracia pueda avanzar en su resurgimiento. ?Qu¨¦ pas¨®?
¡°Aqu¨ª hay muchos ciudadanos que se sienten abandonados. Hablan un lenguaje diferente del nuestro, especialmente en la cuesti¨®n de la seguridad, que la izquierda no entiende, a menudo subestima¡±, dice Paolo Furia, secretario regional del PD en Piamonte, en la sede del partido. ¡°Se dice que hay que responder a la inseguridad con pol¨ªticas sociales. Cierto. Pero se tardan a?os en construir mejoras, mientras los trapicheos delante del portal los tienes ahora, y todos los d¨ªas. La izquierda deber¨ªa ser capaz de rechazar rotundamente la xenofobia pero a la vez decir que queremos invertir en el sector p¨²blico no solo para tener mejores servicios de sanidad o educaci¨®n, sino tambi¨¦n para tener m¨¢s polic¨ªas municipales¡±, se?ala Furia, quien, ante la necesidad de desplazar la sede regional del partido el a?o pasado para reducir gastos, opt¨® por instalarla en Barriera.

Paolo Furia
Foto: Matteo Montaldo
Se tardan a?os en construir mejoras, mientras los trapicheos delante del portal los tienes ahora, y todos los d¨ªas
Los flujos migratorios y mecanismos de integraci¨®n son una cuesti¨®n central en la pol¨ªtica europea, y son muchos los indicios que apuntan a que mueven votos. Y este es un territorio complicado para la socialdemocracia.
En un extremo se halla la posici¨®n del Gobierno socialdem¨®crata de Dinamarca, que ha impulsado una ley que prev¨¦ rebotar a pa¨ªses terceros fuera de la UE los solicitantes de asilo que llegan a su territorio, una pol¨ªtica pr¨®xima al ideario habitual de la derecha dura.
¡°El proyecto europeo se sustenta sobre valores que est¨¢n en peligro, por el avance de una ultraderecha que ha decidido tener como objetivo determinados sectores de poblaci¨®n que est¨¢n siendo atacados: mujeres, colectivo LGTBI, migrantes¡±, comenta Iratxe Garc¨ªa. ¡°Con ello quiero decir que hay algunas pol¨ªticas que pueden tener un coste electoral en determinados momentos o en determinados territorios, pero esto no significa que podemos renunciar a nuestros principios. Esta es mi visi¨®n. Sin duda dentro de la familia socialdem¨®crata hay diferentes sensibilidades, pero creo que es la visi¨®n m¨¢s generalizada¡±, dice.
Es indudable que, en algunos segmentos sociales ¨Dque coinciden con caladeros de votos potenciales progresistas¨D la inseguridad econ¨®mica fomenta una mirada inquieta hacia los inmigrantes.
¡°Este es un terreno desafiante para el centroizquierda¡±, reconoce el alcalde de Tur¨ªn, Lo Russo. ¡°Pero hay que decir con claridad algunas cosas, y Tur¨ªn es un ejemplo claro. Esta ciudad se ha construido con la inmigraci¨®n. Siguen siendo indispensables en varios sectores econ¨®micos. Y adem¨¢s, esta es una ciudad con problemas demogr¨¢ficos, seg¨²n algunas proyecciones en 25 a?os habr¨¢ menos de medio mill¨®n de habitantes (lleg¨® a tener 1,3 millones)¡±.

Stefano Lo Russo
Foto: Matteo Montaldo
Este es un terreno desafiante para el centroizquierda. Pero hay que decir con claridad algunas cosas. Los inmigrantes son indispensables
Pero, aqu¨ª tambi¨¦n, el momento actual representa una oportunidad. Unas econom¨ªas en clara recuperaci¨®n y un fuerte consenso acerca de la protecci¨®n social mejoran el marco. Y, en este nuevo marco, la socialdemocracia puede encabezar un impulso para cambiar el discurso en materia migratoria que, sin duda, tiene un p¨²blico abierto en buena parte de la ciudadan¨ªa.
As¨ª lo ha interpretado la nueva coalici¨®n alemana, que en su programa contempla medidas de calado para asentar una actitud m¨¢s abierta en materia migratoria.
El apartado de las cuestiones identitarias, culturales y de derechos, adem¨¢s, no empieza y termina en la inmigraci¨®n, aunque esta sea muy importante en algunos pa¨ªses. En este segmento de lucha pol¨ªtica, la socialdemocracia cuenta con una posici¨®n muy favorable en varios sentidos.
Suscr¨ªbete a los hechos
La lucha feminista y el impulso a los derechos de las minor¨ªas por identidad u orientaci¨®n sexual son otro vector muy importante de movimiento del voto, un ¨¢rea que ha sido una apuesta firme e hist¨®rica de muchos partidos de la familia socialdem¨®crata. Es esta un ¨¢rea en la que es razonable pensar que el sentimiento social mayoritario avanza paulatinamente en direcci¨®n de las tesis defendidas por los socialdem¨®cratas, y en donde los conservadores tienen un terreno inc¨®modo.
El PSOE destaca entre las formaciones que con mayor vigor han impulsado iniciativas en esta ¨¢rea, y bajo su direcci¨®n Espa?a se ha situado en la vanguardia en muchos asuntos relacionados con este marco.
¡°Hay que reconocer las discriminaciones: existen. Pero es importante que la izquierda siga haciendo lo que siempre ha sabido hacer, es decir, que toda lucha minoritaria se inscriba dentro de un conjunto mayoritario¡±, dice Hollande. ¡°El combate por la igualdad, por el respeto de las mujeres, de las minor¨ªas sexuales, son justificados mientras se inscriben en uno mayoritario. Es lo que ha permitido a la izquierda asegurar esa promoci¨®n de valores y de la libertad¡±, se?ala el expresidente como clave para gestionar un ¨¢rea fundamental para la socialdemocracia del siglo XXI.
Medio Ambiente
En busca de una transici¨®n verde justa
¡°Falta valent¨ªa. Falta visi¨®n. Hay un exceso de b¨²squedas de consensos y compromisos que acaban dejando a lado los valores¡±. Sara Diena, de 21 a?os, resume as¨ª su desconfianza hacia la propuesta socialdem¨®crata en materia de medioambiente sentada en un caf¨¦ a lado de la Universidad de Tur¨ªn, donde estudiaron Antonio Gramsci y Palmiro Togliatti. Diena acaba de lograr un esca?o en el consejo comunal en las filas de la peque?a formaci¨®n Izquierda y Ecolog¨ªa, coaligada al PD, pero m¨¢s a la izquierda del mismo. Representa el desaf¨ªo, para la socialdemocracia, de una nueva generaci¨®n de j¨®venes cultivados, urbanos, determinados en la defensa del medioambiente y para los que el planteamiento de la izquierda reformista moderada es demasiado tibio.

Sara Diena
Foto: Matteo Montaldo
Hay un exceso de b¨²squedas de consensos y compromisos que acaban dejando de lado los valores
El profesor Delwit, de la ULB, se?ala que la pugna por el voto urbano con sensibilidad medioambiental es una de las grandes ¨¢reas de lucha pol¨ªtica contempor¨¢nea. ¡°Especialmente en pa¨ªses del centro-norte de Europa, los socialdem¨®cratas sufren una competencia fuerte de los partidos verdes. Se ve bien en materia municipal. La socialdemocracia est¨¢ tensionada entre el impulso a la protecci¨®n del medioambiente, que est¨¢ en su sensibilidad, y la presi¨®n de sectores sociales que pueden ser para ella caladeros de votos y observan con recelo ciertos cambios y los costes que suponen¡±, dice. Delwit se?ala el riesgo, en esa b¨²squeda de un equilibrio, de perder hacia los Verdes a aquellos que buscan un avance fuerte en materia ecol¨®gica y hacia derechas nacionalistas a los que buscan protecci¨®n.
El camino est¨¢ lleno de dilemas y dificultades. La frontera francoalemana muestra algunos.
Saarlouis muestra los desaf¨ªos de la transici¨®n para la industria, que aqu¨ª resiste: la sider¨²rgica con la f¨¢brica Dillinger H¨¹tte con 5.000 empleados y la automovil¨ªstica con Ford que da trabajo, junto a los proveedores, a 5.000 personas. Pero ambas, dice Patrik Lauer, del SPD ¡°se encuentran hoy bajo una presi¨®n¡±.

¡°La globalizaci¨®n y la necesidad de proteger el clima nos hacen temer que nuestros buenos empleos industriales, que han garantizado el bienestar para muchas personas, desaparezcan. Por eso, aqu¨ª, es central transformar empleos de la vieja industria en empleos de la nueva industria con alta productividad y buenos salarios para empleados cualificados¡±, argumenta el dirigente socialdem¨®crata. ¡°El SPD ha planteado, como ning¨²n otro partido, c¨®mo lograrlo: con un desarrollo enorme de las energ¨ªas renovables: debemos ser una regi¨®n de hidr¨®geno para poder fabricar acero ¡®verde¡¯, ecol¨®gico. Hemos conseguido que se instalase en el Sarre una f¨¢brica de bater¨ªas, Svolt de China. Compet¨ªamos con 31 regiones de Europa. Son 2.000 nuevos puestos de trabajo¡±.
La frontera francoalemana tambi¨¦n subraya el dilema de los nuevos mix energ¨¦ticos, con la gran apuesta nuclear de Francia y el rechazo a esa fuente de Alemania.
La zona de Tur¨ªn tambi¨¦n exhibe algunos de los dilemas y retos que plantean las cuestiones medioambientales, siendo protagonista del gran pulso que se ha librado alrededor del proyecto para construir una l¨ªnea de alta velocidad ferroviaria que la conecte con Lyon, en Francia, una infraestructura que toca la fibra de un profundo debate sobre modelos de desarrollo.

Bussoleno, un pueblo del valle de Susa a unos 40 kil¨®metros del centro de Tur¨ªn, encarna bien ese debate. El valle es la zona a trav¨¦s de la cual deber¨ªa pasar el ferrocarril y ha sido epicentro de duras protestas contra el proyecto. Francesco Richetto, concejal independiente de obras p¨²blicas de Bussoleno, de 41 a?os, es un abanderado de una visi¨®n que predica un cambio radical en los planteamientos de desarrollo y de relaci¨®n del ser humano con la naturaleza.
¡°La pandemia ha evidenciado fragilidades del mundo moderno. La presi¨®n sobre el ambiente es el metro sobre el que decidir el futuro. Yo creo que este proyecto es invasivo e inoportuno como modelo de futuro. ?Queremos mover m¨¢s mercanc¨ªas y personas por el mundo con infraestructuras costosas y pesadas, o preferimos intervenciones m¨¢s ligeras, favorecer lo local?¡±, dice Richetto, de 41 a?os.

Francesco Richetto
Foto: Matteo Montaldo
La presi¨®n sobre el ambiente es el metro sobre el que decidir el futuro
Los sostenedores del proyecto ¨Dla mayor¨ªa de partidos, entre los cuales est¨¢ el PD, pero no el M5S¨D apuntan a que la nueva conexi¨®n, mejorando la actual, desplazar¨ªa movimientos de camiones y coches al ferrocarril, reduciendo emisiones a medio largo plazo. Tambi¨¦n sostienen que la l¨ªnea discurrir¨ªa en gran medida en un t¨²nel que no afecta el ambiente y que la movilidad intraeuropea es el tama?o existencial en un mundo globalizado de grandes potencias con grandes mercados.
El debate toca a una discusi¨®n esencial en los pr¨®ximos a?os sobre si el crecimiento econ¨®mico capitalista es compatible con la preservaci¨®n de una tierra habitable. Los partidos de esta familia progresista buscan pues una cuadratura del c¨ªrculo entre todos esos dilemas, entre avanzar hacia objetivos verdes sin propinar por el camino un golpe excesivo al crecimiento econ¨®mico y a las clases m¨¢s fr¨¢giles y expuestas a los costes de la transici¨®n ecol¨®gica.
Ah¨ª, precisamente, reside un espacio pol¨ªtico con gran potencial para la socialdemocracia. Al apoyo a la transici¨®n a modelos menos contaminantes es cada vez m¨¢s amplio en la sociedad. A la vez, es cada vez m¨¢s notorio que esa transici¨®n acarrea costes que tienden a tener un peso proporcionalmente mayor en las clases menos pudientes. La socialdemocracia tiene posibilidades de presentarse como la fuerza que mejor conyuga esos dos elementos: reducci¨®n de emisiones con protecci¨®n social.
¡°La perspectiva de los verdes no tiene la parte social que planteamos nosotros. La transici¨®n justa nos diferencia de otros¡±, recalca Iratxe Garc¨ªa, en ese sentido. Los socialdem¨®cratas han impulsado en la UE importantes fondos de compensaci¨®n para los afectados de la transici¨®n. En este apartado tambi¨¦n, como en otros, el clima pol¨ªtico es propicio a iniciativas amortiguadoras, que de hecho han llevado a cabo Gobiernos de varios colores para atenuar el impacto de las subidas de precio.
La apuesta socialdem¨®crata no podr¨¢ ser, seg¨²n Hollande, un giro radical que derive en decrecimiento. ¡°No podemos reencontrar a las clases populares si lo que les proponemos es el decrecimiento¡±, observa Hollande. ¡°No podemos pedirles que adopten un modelo sobrio, aunque este sea deseable, que vivir¨¢n como una austeridad suplementaria. Los ecologistas, aunque les respeto, no pueden convertirse en la fracci¨®n mayoritaria de la izquierda porque precisamente carecen de un v¨ªnculo fuerte con los asalariados y los trabajadores que quieren empleo, salarios y servicios p¨²blicos que hay que financiar con la actividad¡±.
Hay, pues, un terreno intermedio prometedor entre el negacionismo clim¨¢tico ultra y la tibieza de algunos partidos conservadores, por un lado, y un activismo medioambiental poco atento a las derivadas sociales, por el otro.
El hallazgo de caminos intermedios es la historia de la socialdemocracia; su b¨²squeda del progreso a trav¨¦s de un reformismo moderado es parte esencial de la construcci¨®n europea actual. Es ah¨ª donde gan¨® Scholz. Y donde al otro lado del Atl¨¢ntico, gan¨® Joe Biden. ¡°Quien ocupa el centro, gana elecciones, y no en los extremos¡±, concluye Lauer, en Saarlouis. ¡°La mayor¨ªa de la gente no es radical¡±.
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