Seis verdades sobre los ni?os y las mentiras

Educar a los ni?os en la pr¨¢ctica de la verdad, ?es posible? En una sociedad que utiliza la mentira y el enga?o a menudo como forma de sobrevivir, protegerse y obtener beneficio ante determinadas situaciones no resulta f¨¢cil, pero tampoco es imposible. La conocida frase del Evangelio de San Juan, La verdad os har¨¢ libres, puede resultar una buena premisa de partida a la hora de transmitir a nuestros hijos que una persona que dice la verdad est¨¢ libre de las ataduras y vasallaje que puede generar la mentira. ¡°Para que los enga?os sean cre¨ªbles, debemos tener ciertas habilidades, por ejemplo, una buena memoria para mantener la versi¨®n de los hechos. La trama, la malicia, la picard¨ªa, exige elaboraci¨®n y proceso¡±, explica F¨¢tima Mart¨ª Cardenal, psic¨®loga sanitaria, experta en Psicolog¨ªa Educativa y presidenta de la Asociaci¨®n para la Reflexi¨®n y desarrollo de la Creatividad y de las Altas Capacidades (ARCA).

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Los padres pueden educar a sus hijos para ser sinceros o fieles a la verdad, con argumentos como:

1. Transmitir al ni?o las consecuencias negativas de mentir. La mentira tiene muchas caras. La adaptativa y facilitadora de la convivencia se caracteriza porque su finalidad no sea sacar beneficio propio. Pero, para un ni?o/a que empieza a mentir es muy f¨¢cil tomarlo por costumbre y ganarse mala fama entre familia, amigos y compa?eros de clase¡±, comenta la psic¨®loga F¨¢tima Mart¨ª. Mentir puede convertirse en un atajo f¨¢cil para resolver o enfrentarse a determinas situaciones, pero tambi¨¦n en un arma de doble filo, que provoca la falta de credibilidad.

2. Reforzar el concepto de que la verdad trae a la larga m¨¢s beneficios que la mentira. Los ni?os experimentan y decir mentiras forma parte de ese proceso que les ayudar¨¢ a encontrar las luces y las sombras y el equilibrio entre la verdad y el enga?o. Por ello, cuando al ni?o/a se le pilla en una mentira, conviene no criminalizar la conducta, sino ayudarle a valorar y reconocer c¨®mo se hubiese resuelto la situaci¨®n en caso de decir la verdad. ¡°Los ni?os mienten de manera espont¨¢nea, porque es un m¨¦todo que utilizan para evaluar el alcance o los l¨ªmites de las normas que los adultos tratan de ense?arles, para saber hasta d¨®nde pueden llegar¡±, dice Rafael Gonz¨¢lez Fern¨¢ndez, profesor titular de la asignatura Psicolog¨ªa Social de la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. Hay mentiras que no son tales, como el hecho de fomentar la imaginaci¨®n o la ilusi¨®n a trav¨¦s de personajes fant¨¢sticos, como las hadas. ¡°La mentira que hay que evitar es la deshonesta, la que fomenta el enga?o y causa mal a terceros¡±, matiza Rafael Gonz¨¢lez.

3. Decir la verdad nos ayuda a ser aut¨¦nticos y m¨¢s felices. Se puede trasladar a los ni?os la idea de que ¡°no es lo mismo decir una mentira piadosa, que enga?ar por sistema. Cuando expresamos la verdad, somos fieles a nosotros mismos y por lo tanto aut¨¦nticos. Nos libera del peso de mantener la contradicci¨®n entre lo que sentimos y lo que expresamos, lo que redunda en nuestra felicidad y bienestar, aunque la mentira no es algo negativo, salvo que sea muy frecuente o afecte a otros negativamente, o se utilice en propio beneficio cuando se trata de aspectos importantes¡±, comenta Carla Valverde, psic¨®loga cl¨ªnica infanto-juvenil del Centro de Salud Mental de Majadahonda (Madrid).

4. Mantener la mentira exige esfuerzo y crea problemas. Los enga?os pesan, cuesta esfuerzo mantenerlos, y son motivo de problemas con las personas con las que no se ha sido sincero. La coherencia con los ni?os a la hora de transmitir la verdad es el mejor ant¨ªdoto en una sociedad que tiende a ser muy permisiva con las mentiras, m¨¢scaras y enga?os.

5. La verdad como un reflejo de la honestidad. Dar valor a la verdad, ayuda a educar a los ni?os para que sean honestos y exista coherencia entre lo que sienten, piensan y expresan verbalmente.

6. Ser un ejemplo de sinceridad. De nada sirve decir a los ni?os que hay que decir la verdad si ven en sus progenitores un modelo de enga?o y mentira. ¡°Nuestro entorno es quien nos refuerza para mentir o ser sinceros. Si un ni?o nunca hubiera tenido relaci¨®n con personas y se criara en la naturaleza con otros animales no sabr¨ªa mentir¡±, comenta la psic¨®loga infantil, Carla Valverde. La experta aclara que los ni?os comienzan a aprender a mentir a partir de los 4 a?os, con el desarrollo del lenguaje, como forma de desarrollar determinadas herramientas adaptativas y de supervivencia.