El Leviat¨¢n anarquista
Resulta desolador constatar c¨®mo, ante el avance de una nueva variante, la propuesta m¨¢s inmediata de nuestros gobernantes es volver a las restricciones y no reforzar las prestaciones
Algo que o¨ªmos sin cesar desde que comenz¨® la pandemia son las apelaciones a la responsabilidad individual. Sin duda, se debe ser precavido, y m¨¢s en estas fechas. La vacunaci¨®n es importante (no retrasemos las terceras dosis), hay que llevar mascarillas en interiores, ventilar en la medida de lo posible o evitar situaciones de riesgo. Sin embargo, aunque muchas de estas acciones dependen de nosotros, el discurso de la responsabilidad indiv...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Algo que o¨ªmos sin cesar desde que comenz¨® la pandemia son las apelaciones a la responsabilidad individual. Sin duda, se debe ser precavido, y m¨¢s en estas fechas. La vacunaci¨®n es importante (no retrasemos las terceras dosis), hay que llevar mascarillas en interiores, ventilar en la medida de lo posible o evitar situaciones de riesgo. Sin embargo, aunque muchas de estas acciones dependen de nosotros, el discurso de la responsabilidad individual con frecuencia tambi¨¦n enmascara un enorme cinismo.
Habr¨¢ que repetirlo mil veces, pero la responsabilidad individual no es algo independiente de las posibilidades reales de cada persona para ejercerla. Los datos del Reino Unido, que son los m¨¢s completos, ilustran muy bien este hecho. Desde que comenz¨® la pandemia han fallecido mucho m¨¢s por covid-19 personas que trabajan como ch¨®feres, reponedores, vigilantes u operarios ?Han sido m¨¢s irresponsables que el resto y por eso tama?a mortalidad? Dudoso. Trabajos m¨¢s expuestos al p¨²blico, normalmente ocupados por la gente con menos recursos (y con m¨¢s dificultad para aislarse o dolencias cr¨®nicas) han padecido con m¨¢s dureza los efectos de la enfermedad.
Dijeron que esta pandemia era una guerra. Pues bien, dec¨ªa Napole¨®n que ¡°para hacer la guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y m¨¢s dinero¡±. Los espa?oles, mansamente, hemos asumido duros sacrificios y p¨¦rdida de libertades a cambio de pertrechar mejor nuestra sanidad, de levantar un frente de batalla. Reforzar seguimiento y rastreo, desarrollar m¨¢s test o evitar la saturaci¨®n de nuestro sistema de salud eran los objetivos. Necesit¨¢bamos ganar tiempo para salvar vidas. Y, a¨²n con tropiezos, la ciudadan¨ªa ha cumplido, incluyendo unos niveles de vacunaci¨®n envidiables que han hundido hospitalizaciones y fallecidos. Ahora bien, parece que algunas administraciones no han cumplido su parte del trato.
Resulta desolador constatar c¨®mo, ante el avance de una nueva variante, la propuesta m¨¢s inmediata de nuestros gobernantes es volver a las restricciones y no reforzar las prestaciones. Esto, adem¨¢s, viene de la mano de un clima social que pone el ¨¦nfasis en los contactos sociales mientras que, misteriosamente, parece que en los centros de trabajo nadie se contagia (teletrabajo o bajas agilizadas ?a qu¨¦ se espera?). El golpe social y econ¨®mico de ahogar el contacto humano, indudable, se difiere al medio plazo mientras que las medidas propuestas por algunos responsables son pura homeopat¨ªa o de dudosa constitucionalidad, desde mascarillas en exteriores (?justo donde no hacen falta!) hasta volver a toques de queda.
As¨ª es como se construye una pol¨ªtica bifronte que solo puede resentir el clima social. Mientras que el Leviat¨¢n se atribuye poderes excepcionales para restringir, no para obrar, los ciudadanos debemos esquivar la infecci¨®n con un poso de anarquismo liberal que apela al conf¨ªnese quien pueda. Ma?ana ya se llorar¨¢ por la salud mental, el incremento de la desigualdad o la lenta recuperaci¨®n econ¨®mica. Total, seguir¨¢n escudando tras nuestra responsabilidad individual que no quisieron asumir la suya propia.