C¨®mo investigar lo ocurrido
Es imprescindible seguir exigiendo a la Iglesia Cat¨®lica su responsabilidad en la investigaci¨®n de los abusos sexuales
El tema de los abusos sexuales cometidos en Espa?a por sacerdotes ha recuperado inter¨¦s informativo a partir del testimonio de una de sus v¨ªctimas y, como consecuencia de ello, ha ganado protagonismo en la agenda pol¨ªtica. No es el ¨²nico caso que ha sido relatado en los medios de comunicaci¨®n, pero s¨ª ha servido para que el presidente del Gobierno se interese personalmente por lo ocur...
El tema de los abusos sexuales cometidos en Espa?a por sacerdotes ha recuperado inter¨¦s informativo a partir del testimonio de una de sus v¨ªctimas y, como consecuencia de ello, ha ganado protagonismo en la agenda pol¨ªtica. No es el ¨²nico caso que ha sido relatado en los medios de comunicaci¨®n, pero s¨ª ha servido para que el presidente del Gobierno se interese personalmente por lo ocurrido. El gesto de fijar una reuni¨®n con el afecto evidencia buenos reflejos para conectar el poder de la pol¨ªtica con la respuesta a los problemas reales. Pero la iniciativa perder¨¢ eficacia si finalmente no se traduce en un compromiso firme para investigar lo ocurrido, una vez constatada la pasividad de la Iglesia espa?ola. La cuesti¨®n es c¨®mo hacerlo y, aunque la respuesta no es sencilla, urge encontrar la manera m¨¢s adecuada de abordarlo.
Hasta el momento se han planteado dos opciones. De un parte, ERC, EH Bildu y Unidas Podemos proponen la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n en el Congreso de los Diputados cuyas conclusiones se debatir¨ªan y aprobar¨ªan en pleno. De otra, PNV prefiere una comisi¨®n de expertos independientes creada por el Gobierno al considerar que una investigaci¨®n parlamentaria podr¨ªa proyectar sobre un tema particularmente sensible una indeseable crispaci¨®n pol¨ªtica. Estas prevenciones son razonables, pero conviene no desconocer los problemas que acarrea la alternativa. De hecho, no hay obligaci¨®n de comparecer ante una comisi¨®n de expertos lo que imposibilita contar con algunos testimonios valiosos para fundamentar bien las conclusiones. Nada impide, adem¨¢s, que la tensi¨®n pol¨ªtica se manifieste en una campa?a de desprestigio y deslegitimaci¨®n de los expertos elegidos desde el mismo momento que se den a conocer sus nombres. Sin entrar en m¨¢s consideraciones y partiendo siempre del desinter¨¦s que manifiesta la Iglesia en liderar el proceso, considero interesante la f¨®rmula de la investigaci¨®n parlamentaria. Los abusos sexuales son, sin duda, un asunto claro de ¡°inter¨¦s p¨²blico¡± que justifica el papel del Congreso en los t¨¦rminos que expone el art¨ªculo 76 de la Constituci¨®n espa?ola.
M¨¢s all¨¢ de la respuesta pol¨ªtica que las v¨ªctimas de los abusos merecen, resulta imprescindible tambi¨¦n seguir exigiendo a la Iglesia su responsabilidad en la investigaci¨®n de estos hechos, adem¨¢s de su compromiso para ¡°generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse¡±, en los t¨¦rminos que se?al¨® el papa Francisco en una carta de 20 de agosto de 2018. La Iglesia deber¨ªa ser, de hecho, la primera interesada en restablecer su reputaci¨®n y recuperar la confianza quebrada a trav¨¦s de una acci¨®n contundente encaminada a acompa?ar de manera indubitada a las v¨ªctimas de tan graves delitos haciendo posible la identificaci¨®n de los culpables y su procesamiento cuando sea posible. Ni el silencio ni la inacci¨®n resultan estrategias aceptables para una organizaci¨®n que est¨¢ en la obligaci¨®n de reparar el da?o causado a las v¨ªctimas, a sus familias y tambi¨¦n a la sociedad. La gravedad de lo ocurrido as¨ª lo exige.