El calor de la intimidad virtual
Me gustar¨ªa rendir tributo a esa aldea gala de trabajadores de lo corriente, lo cotidiano, que resiste en Twitter
¡°Mi admiraci¨®n/envidia m¨¢s profunda a la gente que puede comer un cuadradillo de chocolate y parar ah¨ª¡±, dice @DanielFez en un tuit que acumula m¨¢s de 30.000 likes y que inicia una conversaci¨®n deliciosa que me leo hasta el final, como si el cacao se me deshiciera realmente en la boca. Hay comentarios tiernos, anodinos, sabrosos, c¨®mplices y entre todos van tejiendo un arrullo, algo que me atrevo a nombrar como una suerte de intimidad virtual, si es que tal cosa puede existir.
Reconozco que a menudo me cuesta habitar lo cotidiano, me resulta dif¨ªcil nombrarlo, contenerlo, no diga...
¡°Mi admiraci¨®n/envidia m¨¢s profunda a la gente que puede comer un cuadradillo de chocolate y parar ah¨ª¡±, dice @DanielFez en un tuit que acumula m¨¢s de 30.000 likes y que inicia una conversaci¨®n deliciosa que me leo hasta el final, como si el cacao se me deshiciera realmente en la boca. Hay comentarios tiernos, anodinos, sabrosos, c¨®mplices y entre todos van tejiendo un arrullo, algo que me atrevo a nombrar como una suerte de intimidad virtual, si es que tal cosa puede existir.
Reconozco que a menudo me cuesta habitar lo cotidiano, me resulta dif¨ªcil nombrarlo, contenerlo, no digamos ya entenderlo. Por eso reconozco el ¨¦xtasis cuando llega ese momento en que por fin saboreo esa parte esencial de la existencia, cuando el gesto m¨¢s com¨²n se carga de significado, de potencia simb¨®lica y de verdad. Quiz¨¢s no haya nada m¨¢s exquisito que ese esponjoso bocado, esa magdalena, la de Marcel Proust, que en un gesto deshace una biograf¨ªa y alumbra una verdad hecha de tiempo, historia y saliva. Pero lo cotidiano, como la buena literatura, es dif¨ªcil. A veces se nos escapa, se nos despista o se nos descuida. Lo cotidiano es el ¨²tero de la intimidad, pero suele estar rodeado de intemperie. ¡°Est¨¢ pas¨¢ndome de largo, pas¨¢ndome de largo. La vida¡±, escribe Nicholson Baker en Una caja de cerillas para resumir esta sensaci¨®n que se agarra a las tripas cuando la realidad m¨¢s inmediata ¡ªy en consecuencia la intimidad¡ª se vac¨ªa de sentido, de tensi¨®n y erotismo vital.
Por eso me gustar¨ªa rendir tributo a esa aldea gala de trabajadores de lo corriente que resiste en Twitter. Ellas y ellos son como una c¨¢lida chimenea entre los gritos, las urgencias y las sentencias de esta red. Todas estas personas, sus voces, sus hilos y sus preocupaciones, me parecen muchos d¨ªas lo m¨¢s llamativo y aut¨¦ntico de la actualidad, igual que la mejor literatura se mece a menudo en los brazos de que lo anodino o mira justo donde nadie est¨¢ observando. Yo creo que sin esos puntos de fuga nada tendr¨ªa sentido, nada se podr¨ªa leer y nada entender.
¡°?Vosotros tambi¨¦n sufr¨ªs el s¨ªndrome Me duermo en el sof¨¢ viendo la tele, ojos como platos si me voy a la cama?¡±, pregunta @LaHomonima a las almas que habitan detr¨¢s del algoritmo. E inmediatamente aparecen, como fantasmas de nuestro presente. ¡°A m¨ª no me pasa, pero he descubierto que necesito o¨ªr la radio con auriculares para volverme a dormir. Alg¨²n podcast de Aimar Bretos, Javier del Pino o La Cafetera. En 15 minutos estoy otra vez roque¡±, responde @PauMuCu. Y el hilo sigue con decenas de matices y confidencias escritas seguramente de noche, a esas horas en que la pantalla del m¨®vil alumbra como una vieja candela.
Y en este agradecimiento a los trabajadores de lo cotidiano creo que es justo otorgar el podio a la perseverancia a la cuenta @PeliDeTarde, que se define como un espacio ¡°en defensa de ese g¨¦nero cinematogr¨¢fico tan denostado¡±. Leo sus hilos y escucho la respiraci¨®n de mi madre en el sof¨¢ vecino en alguna sopor¨ªfera sesi¨®n de mi adolescencia. Me llegan su calor y la manta que me echaba por encima para que no cogiera fr¨ªo. ¡°?Cu¨¢nto tiempo tard¨¢is en quedaros dormidos desde que aparece en pantalla ¡°Basada en hechos reales?¡±, pregunta @PeliDeTarde. Y @Ataulfo responde: ¡°Cuando ella corta las verduras delante de una ventana con vistas a la calle con muchos ¨¢rboles¡¡±. Y entonces s¨¦ que no, que la vida no est¨¢ pasando de largo, ni siquiera en Twitter.