?Qu¨¦ hacer con el ELN? La paz posible
El presidente que asuma el poder en agosto tendr¨¢ el mandato y el desaf¨ªo de recuperar la seguridad. Esto implica algo m¨¢s que un discurso de mano dura
Se avecinan elecciones generales en Colombia y el pa¨ªs ha entrado en una espiral de violencia y ataques contra la fuerza p¨²blica que ponen el problema de la seguridad en el centro del debate pol¨ªtico. 2021 cerr¨® con un incremento en la tasa de homicidios y es bastante probable que, al final del Gobierno de Iv¨¢n Duque, este sea el primer presidente en varios per¨ªodos en entregar un pa¨ªs con m¨¢s homicidios del que ...
Se avecinan elecciones generales en Colombia y el pa¨ªs ha entrado en una espiral de violencia y ataques contra la fuerza p¨²blica que ponen el problema de la seguridad en el centro del debate pol¨ªtico. 2021 cerr¨® con un incremento en la tasa de homicidios y es bastante probable que, al final del Gobierno de Iv¨¢n Duque, este sea el primer presidente en varios per¨ªodos en entregar un pa¨ªs con m¨¢s homicidios del que recibi¨®. En cuanto al impacto humanitario, Colombia inicia 2022 con niveles de desplazamiento forzado similares a los de hace una d¨¦cada y con un incremento de masacres. Solo en enero, ocurrieron 13 incidentes de homicidios colectivos.
Entre tanto, los analistas debaten sobre las causas del fracaso de la pol¨ªtica de seguridad, y la Misi¨®n de Observaci¨®n Electoral (MOE) ha emitido una alerta sobre riesgos extremos en 97 municipios donde se llevar¨¢n a cabo las elecciones de las llamadas Circunscripciones Transitorias de Paz, creadas por el acuerdo de paz firmado con las FARC hace cinco a?os. Se suma, de acuerdo con los servicios de inteligencia, que el ELN, la guerrilla que sigue activa, ha emprendido un plan militar para ¡°despedir¡± al presidente saliente. Derrotarla es la causa militar de Duque desde que en 2019 el ELN protagoniz¨® un ataque que mat¨® a 22 j¨®venes polic¨ªas y dej¨® decenas de heridos en Bogot¨¢. Duque congel¨® los di¨¢logos que ven¨ªa adelantando su antecesor con este grupo en Cuba, y desconoci¨® ¨Cde manera ins¨®lita¨C los protocolos firmados por las partes, incluidos los pa¨ªses garantes, dejando en suspenso a la delegaci¨®n del ELN en La Habana.
Hoy el balance no es bueno. El ELN es una guerrilla m¨¢s robusta y con mayor capacidad militar de lo que lo era en 2018 cuando Duque fue envestido como comandante en jefe. Se expandi¨® en el nororiente del pa¨ªs sobre el eje de la frontera colombo-venezolana y transit¨® hacia un formato de guerrilla binacional, en parte como consecuencia de los desaciertos estrat¨¦gicos del Gobierno en el manejo de las relaciones bilaterales y la ausencia hist¨®rica de una pol¨ªtica de control fronterizo. Si bien no logr¨® expandirse en el occidente del pa¨ªs debido al desaf¨ªo militar que encontr¨® en grupos como el Clan del Golfo y las crecientes disidencias de las FARC, si logr¨® preservar una fuerza militar cuyo accionar ha tenido un creciente impacto humanitario.
Mientras, el conflicto escala con importantes costos humanitarios y de orden p¨²blico, la implementaci¨®n del acuerdo con las antiguas FARC se ha estancado en las zonas m¨¢s afectadas por la violencia, y la transformaci¨®n regional y los esfuerzos de estabilizaci¨®n carecen de sinergias con una pol¨ªtica de seguridad que se ha concentrado en militarizar los territorios y en afectar las cabezas de los grupos armados, pero que ha sido incapaz de reducir la violencia.
El pr¨®ximo presidente
Es en este contexto en el que el pr¨®ximo presidente tendr¨¢ que decidir qu¨¦ hacer con el ELN. Una organizaci¨®n con la que no han funcionado las acciones que en su momento dieron resultado con las FARC. Por ahora, estamos en el peor de los escenarios. Un gobierno subido de tono en los micr¨®fonos, pero cuyos golpes militares se han concentrado all¨ª donde el ELN es m¨¢s d¨¦bil: la costa pac¨ªfica y el suroccidente colombiano. Entre tanto la guerrilla incrementa sus ataques contra la fuerza p¨²blica y sus acciones de terrorismo urbano a solo 40 d¨ªas de las elecciones legislativas. No cabe duda de que una prioridad para el pr¨®ximo Gobierno es replantear la estrategia frente al ELN, reconociendo sus particularidades organizativas, tensiones internas y la manera como se relaciona con las comunidades en las zonas donde opera.
?Por d¨®nde empezar?
La estrategia del Gobierno entrante debe comenzar por conectar la paz con la seguridad. De acuerdo con la experiencia del pa¨ªs y la evidencia internacional, los di¨¢logos y las negociaciones son un recurso fundamental del Estado, incluso en el marco de la confrontaci¨®n militar.
En este sentido habr¨¢ que identificar el conjunto de elementos que, en lo local, lo nacional y lo internacional pueden contribuir a generar las condiciones para restablecer los di¨¢logos, contener la violencia y, eventualmente, iniciar una negociaci¨®n con el ELN.
En primer lugar, en lo internacional, est¨¢s condiciones de posibilidad est¨¢n atadas al desarrollo del contexto pol¨ªtico de Venezuela y a un eventual restablecimiento de las relaciones con el vecino pa¨ªs, incluso si contin¨²a el r¨¦gimen de Maduro. Tambi¨¦n resulta determinante el clima pol¨ªtico al interior de los Estados Unidos, as¨ª como el cumplimiento de los protocolos establecidos con Cuba y Noruega, pa¨ªses garantes.
Segundo, cualquier tipo de acercamiento requiere que la delegaci¨®n del ELN que hoy se encuentra en La Habana renueve su mandato de negociaci¨®n, lo cual implica permitir que su direcci¨®n nacional se re¨²na. Es importante entender c¨®mo el cambio de mando que se dio recientemente contribuye o no a resolver las tensiones internas y a decantar la agenda de esta organizaci¨®n.
Un tercer elemento es que quien asuma el poder en agosto tendr¨¢ el mandato y el desaf¨ªo de recuperar la seguridad. Esto implica algo m¨¢s que un discurso de mano dura. El pa¨ªs requiere un viraje estrat¨¦gico que ponga la protecci¨®n de la poblaci¨®n civil en el centro de las nuevas pol¨ªticas de seguridad. Adicionalmente, no hay que perder de vista la baja disposici¨®n de la mayor¨ªa de los colombianos a que nos embarquemos en una negociaci¨®n larga y compleja con el ELN. Aunque la opini¨®n p¨²blica se muestra favorable a la salida negociada, el proceso de paz con las FARC demostr¨® que el costo institucional y de legitimidad puede ser muy alto en un contexto de creciente polarizaci¨®n pol¨ªtica.
As¨ª mismo, desde el punto de vista de la transformaci¨®n territorial, esto requiere un enfoque mixto que aproveche la oportunidad para acelerar la implementaci¨®n de los planes de desarrollo con enfoque territorial (PDET), justamente en aquellos lugares de mayor presencia del ELN, con avances s¨®lidos en materia de control territorial en enclaves cruciales como la frontera colombo-venezolana.
En definitiva, sea cual sea el Gobierno que quede, ¨¦stos deber¨¢n ser los puntos de partida. M¨¢s que llevar al pa¨ªs al callej¨®n sin salida de la derrota militar del ELN o de abrir la puerta a una negociaci¨®n maximalista que se extienda indefinidamente, el pr¨®ximo presidente deber¨¢ conducirnos por el camino de la paz posible.