Abajo mascarillas
Quitarles el cubrebocas en el recreo es un gesto necesario y justo, pero se queda corto
¡°No s¨¦ c¨®mo es la cara de mi profe¡±. Tiene nueve a?os y lleva dos con este profesor, casi un quinto de su existencia. Habla de una de las personas m¨¢s importantes de su vida, con quien muchos d¨ªas comparte m¨¢s horas de vigilia que con sus padres, y no lo reconocer¨ªa por la calle si se lo cruzase desenmascarado. Lo dijo sin darle importancia, entre el segundo y el postre, mientras su madre y yo coment¨¢bamos la ¨²ltima columna de Daniel Gasc¨®n, el primer alegato que le¨ªamos a favor de quita...
¡°No s¨¦ c¨®mo es la cara de mi profe¡±. Tiene nueve a?os y lleva dos con este profesor, casi un quinto de su existencia. Habla de una de las personas m¨¢s importantes de su vida, con quien muchos d¨ªas comparte m¨¢s horas de vigilia que con sus padres, y no lo reconocer¨ªa por la calle si se lo cruzase desenmascarado. Lo dijo sin darle importancia, entre el segundo y el postre, mientras su madre y yo coment¨¢bamos la ¨²ltima columna de Daniel Gasc¨®n, el primer alegato que le¨ªamos a favor de quitar las mascarillas a los ni?os, con el que est¨¢bamos rotundamente de acuerdo. Las cosas terribles se dicen siempre sin querer.
No insistir¨¦ en que los ni?os son poco contagiadores, ni en c¨®mo han saltado las alarmas que, tras dos a?os de encierros y mascarillas, detectan retrasos de aprendizaje y desarrollo en la socializaci¨®n de los ni?os. Prefiero subrayar la discriminaci¨®n que sufren los alumnos de infantil y primaria: no hay otro sector donde las medidas hayan sido tan estrictas y su cumplimiento haya sido tan draconiano. Las oficinas no est¨¢n obligadas a cerrar cuando hay positivos, como s¨ª se cierran las aulas; los oficinistas tampoco han tenido que trabajar con abrigo en pleno invierno, debido a la obligaci¨®n de mantener las ventanas abiertas, y han disfrutado de ocasiones sobradas para estirar las piernas, tomar caf¨¦ y quitarse la mascarilla un rato para fumar, alivios negados a todos los ni?os. Quitarles el cubrebocas en el recreo es un gesto necesario y justo, pero se queda corto.
Las autoridades han sido especialmente duras con ellos porque la escuela no le importa a nadie y no tiene fuerza para hacer que importe. Al no aportar ni una d¨¦cima al PIB, no participa del dilema entre salud y econom¨ªa que permite a otros sectores respirar un poco. A muchos epidemi¨®logos (los de verdad y los de las tertulias), que mi hijo no haya visto sonre¨ªr a su profesor ¡ªque es un tipo estupendo, capaz de ganarse el cari?o de sus alumnos incluso enmascarado¡ª, les sonar¨¢ cursi y banal, pero esto ya no es solo un asunto de curvas, picos y recuentos. Como defend¨ªa Habermas, no hay ninguna cuesti¨®n social, por especializada que sea, que no pueda someterse al escrutinio democr¨¢tico. En otras palabras: la epidemia es demasiado importante para dejarla solo en manos de epidemi¨®logos y gobernantes. Es hora de ir m¨¢s all¨¢ de los decretos y las sentencias y debatir con serenidad e informaci¨®n todo lo que no hemos debatido en estos dos a?os eternos. Empezar por los ni?os ser¨ªa una delicadeza que la sociedad les debe. @sergiodelmolino