Pasa la vida
Se es viejo si uno se rinde y se entrega a la melancol¨ªa, a la c¨®lera o al silencio
La infancia dura hasta los cuatro a?os, la ni?ez hasta los 12, la adolescencia hasta los 17, la juventud hasta los 35, la madurez hasta los 50. Desde la cumbre del medio siglo cuya subida suele ser muy abrupta e insegura, ya se divisa el valle con una senda de bajada, que se pierde en el horizonte. A esa edad los sue?os juveniles o bien se han realizado o se han desvanecido. Llegado a estas alturas, la vida ya te ha mostrado sus cartas. Has venido a este mundo a mandar o a...
La infancia dura hasta los cuatro a?os, la ni?ez hasta los 12, la adolescencia hasta los 17, la juventud hasta los 35, la madurez hasta los 50. Desde la cumbre del medio siglo cuya subida suele ser muy abrupta e insegura, ya se divisa el valle con una senda de bajada, que se pierde en el horizonte. A esa edad los sue?os juveniles o bien se han realizado o se han desvanecido. Llegado a estas alturas, la vida ya te ha mostrado sus cartas. Has venido a este mundo a mandar o a obedecer. Ser¨¢s un vencedor o un derrotado. Antiguamente se viv¨ªa tan poco que a uno no le daba tiempo a cambiar de pareja, ni de ideolog¨ªa ni de car¨¢cter, por eso entonces las personas parec¨ªan ser todas de una sola pieza. En cambio, hoy a los 50 a?os se puede emprender una nueva vida que te permita seguir so?ando. La gente se divorcia, tiene m¨¢s hijos, la brega diaria continua, pero unos juegan bien los dados y otros se quedan para siempre al borde del camino. Durante la bajada por el valle la edad pasa por distintas fases. A los 60 a?os ya eres mayor de verdad, a los 75 empiezas a agradecer que te digan que pareces m¨¢s joven, que el tiempo no pasa para ti. Por fortuna, a partir de los 80 ya no se cumplen a?os, solo se cumple salud o enfermedad. Se es viejo si uno se rinde y se entrega a la melancol¨ªa, a la c¨®lera o al silencio. Hay viejos melanc¨®licos que solo piensan en el pasado, viejos cabreados que se averg¨¹enzan de sus antiguos ideales porque los confunden con la ruina de su rostro reflejada en el espejo, viejos que se sientan en la ¨²ltima vuelta del sendero con la mirada perdida y callan. En el valle que se divisaba desde la cumbre ef¨ªmera de la juventud, en estos d¨ªas de febrero est¨¢n en flor los almendros. Su floraci¨®n solo dura unos d¨ªas, lo suficiente para recordar que a lo largo de la vida ha habido instantes de felicidad por los que ha merecido la pena vivirla.