T¨²nez, democracia arruinada
El control de la judicatura por parte del presidente Saied culmina la regresi¨®n autoritaria en el pa¨ªs
La Constituci¨®n dej¨® de tener plena vigencia en julio de 2021, cuando el presidente de la Rep¨²blica de T¨²nez, Kais Saied, destituy¨® al primer ministro y suspendi¨® las actividades del parlamento, atendiendo a una discutible interpretaci¨®n de las ¡°medidas excepcionales¡± pero temporales que le permite tomar la Constituci¨®n. Elevado al poder gracias una elecci¨®n presidencial plebiscitaria, este jurista conservador y populista ha ido concentrando todo el poder en sus manos, anul¨® al poder legislativo primero de forma permanente ...
La Constituci¨®n dej¨® de tener plena vigencia en julio de 2021, cuando el presidente de la Rep¨²blica de T¨²nez, Kais Saied, destituy¨® al primer ministro y suspendi¨® las actividades del parlamento, atendiendo a una discutible interpretaci¨®n de las ¡°medidas excepcionales¡± pero temporales que le permite tomar la Constituci¨®n. Elevado al poder gracias una elecci¨®n presidencial plebiscitaria, este jurista conservador y populista ha ido concentrando todo el poder en sus manos, anul¨® al poder legislativo primero de forma permanente y ahora ha decretado la clausura del Consejo Superior de la Magistratura.
Said ha erigido su poder cada vez m¨¢s omn¨ªmodo en la reacci¨®n frente a los efectos de la pandemia, el desastre de la econom¨ªa, la corrupci¨®n y la fragmentaci¨®n pol¨ªtica, en una exhibici¨®n ejemplar de la deriva autoritaria y personalista de los populismos. Ha argumentado el ataque al poder judicial y la absorci¨®n de sus competencias en la corrupci¨®n de jueces nombrados por su organismo de gobierno, pero ha sido ¨¦l personalmente quien ha determinado la existencia de tales delitos. T¨²nez en poco se diferencia ya de los pa¨ªses gobernados autoritariamente de su entorno. Muy poco en el car¨¢cter de la represi¨®n creciente contra la oposici¨®n, que ya ha empezado pero todav¨ªa no alcanza los niveles habituales en pa¨ªses como Egipto o Arabia Saudita. La excepci¨®n tunecina, que todav¨ªa alentaba en quienes sosten¨ªan el car¨¢cter temporal de las decisiones de Saied, ha dejado de existir.
El ¨²ltimo paso que falta para culminar el proceso es la formalidad de su plasmaci¨®n jur¨ªdica en la nueva Constituci¨®n que Saied se propone someter a plebiscito el pr¨®ximo 25 de julio, cuando celebrar¨¢ el primer aniversario de la suspensi¨®n del parlamento. Quienes la est¨¢n redactando no son, por supuesto, ciudadanos surgidos de la elecci¨®n democr¨¢tica, sino juristas nombrados por el presidente. Con este marco constitucional a medida, el dictador convocar¨¢ unas elecciones generales, que ya ha anunciado para diciembre, a las que acudir¨¢ sin duda un partido organizado desde la presidencia de la Rep¨²blica, momento en el que T¨²nez tendr¨¢ todas las caracter¨ªsticas de los reg¨ªmenes autoritarios que proliferan en el mundo ¨¢rabe. Saied no ha destruido ¨²nicamente la Constituci¨®n m¨¢s avanzada de esta regi¨®n africana, sino tambi¨¦n ha liquidado la esperanza que significaba la democracia pluralista y abierta surgida de la revuelta de los jazmines que derroc¨® al dictador Ben Ali en 2010. No es extra?o que la deriva de Saied reciba los pl¨¢cemes de las monarqu¨ªas petroleras, la discreta complacencia de China y las simpat¨ªas de todos los reg¨ªmenes que cifran en este fracaso la superioridad de la mano dura y la concentraci¨®n de poder sobre las democracias liberales.