No nos preocupemos por la crisis en el PP
Los lectores escriben de la lucha de poder en las filas del Partido Popular, el juego pol¨ªtico, el neolenguaje y la importancia de hacer las ciudades accesibles
He asistido at¨®nito, como muchos ciudadanos, a la crisis desatada en el Partido Popular. ?Y ahora qu¨¦? Pues pase lo que pase, la sangre no llegar¨¢ al r¨ªo. Si acaso alg¨²n cad¨¢ver, ya momificado, para dejar en las vitrinas de G¨¦nova. ?Subir¨¢ Vox? Tal vez, pero luego volver¨¢n las aguas a su cauce. La derecha espa?ola transita siempre por los mismos derroteros, con unas siglas u otras. El muerto al hoyo y el vivo a...
He asistido at¨®nito, como muchos ciudadanos, a la crisis desatada en el Partido Popular. ?Y ahora qu¨¦? Pues pase lo que pase, la sangre no llegar¨¢ al r¨ªo. Si acaso alg¨²n cad¨¢ver, ya momificado, para dejar en las vitrinas de G¨¦nova. ?Subir¨¢ Vox? Tal vez, pero luego volver¨¢n las aguas a su cauce. La derecha espa?ola transita siempre por los mismos derroteros, con unas siglas u otras. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. ?Ay, las mamandurrias! Los participantes de este culebr¨®n se criaron en las Nuevas Generaciones del PP y est¨¢n rodeados de asesores con galones de otros tiempos. Otros tiempos, mismos afanes. En esta ocasi¨®n, el ingrediente folcl¨®rico ha sido que se acusen mutuamente de corrupci¨®n. ?Corrupci¨®n en el PP? Lo que me faltaba por o¨ªr. Es un ingrediente recurrente de su propia medicina que se han aplicado ambas partes y presumiblemente en dosis mort¨ªferas. Pero no nos preocupemos, est¨¢n vacunados contra su p¨®cima. Sobrevivir¨¢n. Ya hay lista de voluntarios para acudir en socorro de cualquier superviviente, sea quien sea.
Juan Carlos Fraile P¨¦rez. Las Rozas de Madrid
Pol¨ªtica: ¨¦tica o juego
La velocidad de ocupaci¨®n del espacio medi¨¢tico por la pol¨ªtica nacional, equipar¨¢ndose en intensidad dram¨¢tica al paisaje b¨¦lico internacional de las ¨²ltimas semanas, nos muestra la lucha entre la concepci¨®n de la pol¨ªtica como juego de poder, como potencia acaparadora de energ¨ªas y capitales, y la visi¨®n de la misma como poder transformador inspirado en la ¨¦tica, que se?ala injusticias y exige responsabilidades. Lo que ser¨ªa decepcionante es que este drama no conduzca m¨¢s que a un cambio de protagonistas o de clanes y no determine una profunda y necesaria reflexi¨®n sobre la utilidad de la pol¨ªtica como servicio a la sociedad.
Carmen Mata Barreiro. Madrid
Lenguaje de madera
Juan Jos¨¦ Mill¨¢s puso el pasado viernes el acento en los nuevos lenguajes. Palabras que quitan y/o cambian el sentido de la comunicaci¨®n: entenderse, socializarnos. Pr¨®tesis donde el que habla impone una mirada del mundo sin importar qu¨¦ o c¨®mo. Lo define como lenguaje de madera, combustible que arde con el fuego, si la denuncia y el rechazo fueran la cerilla. Neolenguajes interesados en la ocultaci¨®n, no en el entendimiento. Puso de ejemplo la frase: ¡°p¨¦rdida de poder adquisitivo¡±. Neutra, inspirada del aire, sin se?alamientos. Sin culpables. Id¨¦ntica a ¡°la Gran Recesi¨®n¡± que tanta impunidad encubren. Crecimientos negativos: ep¨ªtome del fraude capitalista.
Jos¨¦ Rivas S¨¢nchez. Almer¨ªa
Ciudades humanas
Casi un mill¨®n de personas en Espa?a sufre de baja visi¨®n, lo que supone el 2% de la poblaci¨®n. A pesar de ello, en determinados n¨²cleos urbanos no parece tenerse en cuenta, pues hay baja iluminaci¨®n, obst¨¢culos en medio de las aceras, calles estrechas, parterres que invaden el camino y andamios que impiden el paso. Para una persona con una enfermedad visual, tener que estar atenta a todos estos detalles supone convertir un simple paseo diario en una desagradable experiencia. Si las administraciones tuvieran en cuenta estos casos, la vida en este pa¨ªs ser¨ªa mucho m¨¢s agradable.
Mart¨ªn Delgado Lanza. Santander