La guerra de Putin y la profec¨ªa de Saramago
El mundo empieza a ser consciente de que no estamos ante un conflicto m¨¢s, sino ante un posible cataclismo mundial
En la semana de conversaciones que tuve en 1998 con el fallecido Nobel de Literatura portuguesa, Jos¨¦ Saramago, en su casa de las Islas Canarias, recogidas en mi libro Saramago, el amor posible (Planeta, 1998), me llam¨® la atenci¨®n una especie de profec¨ªa que lanz¨® mientras ca¨ªa la tarde. ¡°Juan¡±, me dijo, ¡°a veces se construye m¨¢s con el no que con el s¨ª¡±. Aquella predicci¨®n de Saramago me ha vuelto a la memoria estos d¨ªas en los que resuenan en el mundo los tambores de lo que podr¨ªa acabar siendo una Tercera Guerra Mundial.
Los an¨¢lisis del desarrollo de la guerra entre Mosc¨² y Ucrania est¨¢n confundiendo hasta a los mayores analistas de pol¨ªtica internacional. La sorpresa es ver a la peque?a Ucrania y a su joven l¨ªder Zelenski asustar al gran imperio ruso y desbaratar la baraja pol¨ªtica y b¨¦lica mundial, hasta el punto de hablarse abiertamente de que Putin y Rusia est¨¢n perdiendo su prestigio y fuerza mundial, aunque puedan ganar la guerra a Ucrania.
Lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo y que pocos esperaban es que podr¨ªa estar realiz¨¢ndose la profec¨ªa de Saramago de que a veces en la Historia un ¡°no¡± puede acabar siendo m¨¢s constructivo y eficaz que un ¡°s¨ª¡±. Y ese ¡°no¡±, esta vez, quiz¨¢s contra todos los pron¨®sticos de la v¨ªspera del conflicto, es el ¡°no¡± de Europa y de casi el mundo entero a la locura de Putin de querer tragarse a Ucrania. Un ¡°no¡± que est¨¢ cambiando positivamente la cara del mundo.
La votaci¨®n en la ¨²ltima reuni¨®n de la OTAN sobre la guerra de Rusia contra Ucrania fue emblem¨¢tica. Votaron a favor del dictador ruso solo las dictaduras de Corea del Norte, Eritrea y Siria. El resto del mundo le respondi¨® con un ¡°no¡±. Incluso el extremista de derechas brasile?o Jair Bolsonaro, amigo personal de Putin, al que semanas atr¨¢s, durante un apret¨®n de manos en Mosc¨², le dijo: ¡°Brasil est¨¢ con usted¡±.
Cada d¨ªa crece, seg¨²n resulta de una ojeada a la prensa mundial y a los an¨¢lisis de los mayores expertos de geopol¨ªtica, la convicci¨®n de que Putin podr¨ªa tener los d¨ªas o los meses contados. Mientras destruye a Ucrania empieza a parecer abandonado hasta por sus propios compatriotas que se est¨¢n jugando la c¨¢rcel con sus protestas en la calle.
¡°Una guerra que se gana perdiendo parece ser el destino de la Rusia de Vlad¨ªmir Putin en su escalada militar contra Ucrania¡±, acaba de escribir aqu¨ª en Brasil Merval Pereira, el comentarista pol¨ªtico del diario O Globo, miembro de la Academia de la Lengua. Y en el diario O Estado de Sao Paolo, uno de los mayores analistas del mundo, el norteamericano Thomas L. Fridman, escribe: ¡°Cada d¨ªa que Putin se reh¨²sa a parar nos acercamos m¨¢s a la puerta del infierno¡±. Y a?ade: ¡°Asusta percibir lo poco que Putin pens¨® sobre como esa guerra iba a acabar¡±. Y apunta la posibilidad de que el l¨ªder ruso pueda ser depuesto por los suyos, ya que Rusia se est¨¢ dando cuenta que se est¨¢ empobreciendo a cada minuto que pasa, que su moneda ha sido depreciada y humillada y que los grandes magnates de las finanzas del pa¨ªs se ven hoy hundidos, acorralados y humillados por las duras sanciones mundiales contra ellos.
Por primera vez despu¨¦s de la ¨²ltima Guerra Mundial, Europa se revela a s¨ª misma m¨¢s unida que nunca contra la opresi¨®n rusa. Europa se est¨¢ sintiendo orgullosa de su despertar solidario con los ucranios que huyen de la guerra. Y los organismos que hab¨ªan nacido como fruto del ¨²ltimo conflicto mundial, que aparec¨ªan como herrumbre, atrasados, y a veces hasta in¨²tiles, desde la ONU a la OTAN, han resucitado de repente. Es como si toda la pol¨ªtica mundial estuviera despertando mientras advierte el imperativo de renovarse y de ser capaz de hacer frente a una nueva Guerra Mundial que todos sabemos que, esta vez, no ser¨ªa una guerra m¨¢s, sino un verdadero Apocalipsis, ¡°nunca antes visto¡± como ha profetizado amenazador el dictador ruso.
Esta vez, Estados Unidos, Europa y hasta China empiezan a ser conscientes de que no estamos ante una guerra m¨¢s, sino ante un posible cataclismo mundial al que solo se le puede parar con ese ¡°no¡± del que Saramago dec¨ªa que podr¨ªa ser mucho m¨¢s constructivo que un ¡°s¨ª¡±. Un no a la barbarie, a la destrucci¨®n del Planeta, al final de la Historia, al que cada d¨ªa se suman m¨¢s fuerzas que est¨¢n al mismo tiempo convencidas de que esa feliz profec¨ªa pasa por la desaparici¨®n de Putin, que empieza a revelarse, de un continente a otro, como una fiera acorralada y humillada cuyo poder podr¨ªa tener los d¨ªas contados a pesar de su arrogancia y desaf¨ªos.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.