La UE avanza mucho m¨¢s en el camino hacia un Estado
Estamos en un mundo de crisis interconectadas de guerra, clima, energ¨ªa, geopol¨ªtica, pandemias. Ha llegado el momento de dar un gran salto en la capacidad institucional, estructural y democr¨¢tica de la Uni¨®n para asumirlas
En La capital, una novela sat¨ªrica de 2017 sobre la UE escrita por el austriaco Robert Menasse, la Comisi¨®n Europea planea celebrar el 50? aniversario de su fundaci¨®n declarando Auschwitz como cuna de la UE. ¡°Tenemos que dejar claro que somos la instituci¨®n que representa esta aspiraci¨®n¡±, dice un funcionario de la Comisi¨®n a otro. ¡°Los guardianes de este pacto eterno. Nunca m¨¢s: ?eso es Europa! Somos la moral de la historia¡±.
Es una versi¨®n exagerada de una aut¨¦ntica realidad. ...
En La capital, una novela sat¨ªrica de 2017 sobre la UE escrita por el austriaco Robert Menasse, la Comisi¨®n Europea planea celebrar el 50? aniversario de su fundaci¨®n declarando Auschwitz como cuna de la UE. ¡°Tenemos que dejar claro que somos la instituci¨®n que representa esta aspiraci¨®n¡±, dice un funcionario de la Comisi¨®n a otro. ¡°Los guardianes de este pacto eterno. Nunca m¨¢s: ?eso es Europa! Somos la moral de la historia¡±.
Es una versi¨®n exagerada de una aut¨¦ntica realidad. El proyecto europeo se ha visto a menudo como algo que vino despu¨¦s de la historia. Los pa¨ªses superaron sus pasados y luego se unieron. Comenz¨® con los campos de batalla occidentales de la Primera y la Segunda Guerra Mundial en los a?os cincuenta. Luego vino el Reino Unido posimperial. Luego la Grecia, la Espa?a y el Portugal posdictaduras en los a?os ochenta. Luego la Alemania Oriental posmuro, coincidiendo con la reunificaci¨®n. Luego una oleada de pa¨ªses poscomunistas en la d¨¦cada de 2000. Ingresar en la UE era ser pos alguna cosa, fusionar las propias experiencias en una s¨ªntesis de las lecciones del pasado.
Esta visi¨®n tambi¨¦n fue captada por el escritor estadounidense y asesor de la Comisi¨®n Jeremy Rifkin en su influyente libro de 2004 El sue?o europeo. Los europeos, escribi¨®, han estado ¡°ansiosos por criticar el supuesto b¨¢sico de la modernidad y abrazar una orientaci¨®n posmoderna¡±. Argumentaba que comparten la visi¨®n de Immanuel Kant de una paz universal en lugar de la visi¨®n hobbesiana del conflicto permanente. Hace tiempo que la UE considera que su vocaci¨®n es gestionar las realidades de un mundo interdependiente y cosmopolita: el comercio, la agricultura, la tecnolog¨ªa, el cambio clim¨¢tico, la educaci¨®n, el urbanismo y, m¨¢s recientemente, la migraci¨®n desde las zonas de conflicto (lejanas, por supuesto).
No es de extra?ar, por tanto, que el ataque no provocado de Rusia a Ucrania haya resultado tan impactante. La guerra nunca desapareci¨® realmente de Europa despu¨¦s de 1945 (preg¨²ntenles a los kosovares y a los bosnios). Pero vivir en gran parte de la UE era vivir en la feliz fantas¨ªa de que la hab¨ªa. Ahora, de forma visceral e innegable, con detalles horribles y sangrientos en las redes sociales en las puertas de la Uni¨®n, esa fantas¨ªa ha muerto de forma concluyente. El sufrimiento en Ucrania est¨¢ empeorando. Vlad¨ªmir Putin puede ampliar a¨²n m¨¢s su agresi¨®n, quiz¨¢s incluso a partes de la propia UE. El continente ha vuelto a sumergirse inequ¨ªvocamente en las oscuras y viejas realidades hobbesianas.
El canciller alem¨¢n Olaf Scholz lo llama Zeitenwende, o cambio de ¨¦poca. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, lo llama changement d¡¯¨¦poque. La UE se ha visto sorprendida por una acci¨®n impresionantemente r¨¢pida y unida: amplias sanciones a los intereses del Kremlin, corte de los bancos rusos del SWIFT y garant¨ªa de refugio y derechos a millones de ucranios que huyen de su pa¨ªs. En la cumbre del palacio de Versalles de este jueves y el viernes, se espera que los l¨ªderes vayan m¨¢s all¨¢ con nuevos avances en materia de defensa de la UE, independencia energ¨¦tica y resistencia de los suministros alimentarios.
Por supuesto, sigue habiendo divisiones. Por ejemplo, los Gobiernos est¨¢n divididos sobre c¨®mo responder a las solicitudes de adhesi¨®n a la UE de la propia Ucrania, pero tambi¨¦n de Georgia y Moldavia. Pero, aun as¨ª, el jefe de la pol¨ªtica exterior de la UE, Josep Borrell, tiene raz¨®n cuando habla de un ¡°despertar geopol¨ªtico¡±. Consideremos el caso del anuncio de Alemania de un enorme aumento del gasto en defensa, que dar¨¢ a la rep¨²blica federal, pacifista desde hace mucho tiempo, el tercer presupuesto militar del mundo. Consideremos tambi¨¦n las voces preocupadas en las capitales de la UE, que se?alan que el apoyo y la cooperaci¨®n de los EEUU de Joe Biden en los ¨²ltimos d¨ªas no puede darse por sentado; el espectro de que Donald Trump gane la reelecci¨®n en 2024 es real.
Se abre una ventana para la reforma urgente que se necesita. Ahora parece muy probable que Macron gane las elecciones francesas del pr¨®ximo mes. De ser as¨ª, Par¨ªs, Berl¨ªn y Bruselas (as¨ª como Roma y Madrid) tendr¨¢n una importante base com¨²n sobre la necesidad de una integraci¨®n m¨¢s estrecha de la UE y al menos medio a?o de espacio pol¨ªtico, libre de elecciones importantes, para concentrarse en llevarla a cabo.
Desde el punto de vista militar, deber¨ªamos desear y esperar que la UE se convierta a corto y medio plazo en un actor serio por derecho propio. Su medida, que rompe el tab¨², de financiar directamente la compra de armas ucranias es un paso en esa direcci¨®n, pero, en general, la crisis actual ha demostrado la gran dependencia de la Uni¨®n de Estados Unidos. En la agenda est¨¢ ahora una alineaci¨®n mucho m¨¢s estrecha de las tecnolog¨ªas y las armas utilizadas por sus fuerzas armadas nacionales, la fusi¨®n de los programas nacionales de adquisici¨®n en una estrategia militar-industrial com¨²n de la UE y, sobre todo, grupos de combate de la UE para tareas espec¨ªficas de seguridad (una posibilidad ya prevista en los tratados) y una fuerza de reacci¨®n r¨¢pida de la UE. En otras palabras: un embri¨®n de Ej¨¦rcito de la UE.
Estas nuevas inversiones ser¨¢n costosas. Lo mismo ocurrir¨¢ con las inversiones esenciales en la resistencia energ¨¦tica y alimentaria de la UE y en las medidas que ayuden a la Uni¨®n a capear esta crisis geoecon¨®mica y otras posibles en el futuro. En Versalles los l¨ªderes debatir¨¢n sobre un nuevo fondo, como el Next Generation creado para apoyar a las econom¨ªas durante el choque de la covid-19, respaldado por una deuda com¨²n para apoyar estas prioridades compartidas adicionales. Lo que en un principio parec¨ªa una medida de endeudamiento puntual para la pandemia parece que se convertir¨¢ en una caracter¨ªstica permanente del paisaje de la UE. Y la deuda com¨²n abre la puerta a la recaudaci¨®n de ingresos comunes. Ya en diciembre, la Comisi¨®n Europea sugiri¨® fuentes de ingresos directos, como los sistemas de comercio de emisiones y un impuesto sobre el carbono en la frontera. El economista Joseph E. Stiglitz, ganador del Premio Nobel, ha ido m¨¢s all¨¢ con la propuesta de convertir el impuesto de sociedades en un tipo ¨²nico para toda la Uni¨®n con el fin de financiarla.
Adem¨¢s de m¨¢s recursos comunes, una mayor resistencia econ¨®mica implica una mayor coordinaci¨®n fiscal para corregir las asimetr¨ªas dentro de la UE y, especialmente, de la eurozona. La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento en favor de este ¨²ltimo ya est¨¢ en la agenda. El economista ?ngel Ubide tambi¨¦n propuso en enero una nueva norma presupuestaria que evite que las pol¨ªticas demasiado restrictivas de algunos Estados provoquen desequilibrios en el conjunto de la zona monetaria.
Analicemos el panorama: soldados que podr¨ªan luchar bajo la bandera de la UE, una estrategia militar-industrial com¨²n de la UE, una mayor coordinaci¨®n fiscal en toda la UE, una deuda com¨²n de la UE servida por impuestos comunes de la UE. Estos avances son m¨¢s que tecnocr¨¢ticos. Son fundamentales para lograr una uni¨®n que, aunque sigue siendo una entidad h¨ªbrida, se asemeja m¨¢s a un Estado federal. Junto con el actual crecimiento de la esfera p¨²blica de la UE, acelerado por el horrendo acto de Rusia sobre un Estado europeo hermano, esto iniciar¨¢ los debates sobre una mayor integraci¨®n pol¨ªtica. Seguramente ha llegado el momento de las listas transnacionales y paneuropeas en las elecciones al Parlamento Europeo, y quiz¨¢s mucho m¨¢s.
Es tr¨¢gico que haya sido necesaria una pesadilla como la que est¨¢ viviendo Ucrania para despertar a la UE. Pero, al mismo tiempo, no deber¨ªa sorprendernos que un proyecto supuestamente poshist¨®rico y kantiano haya llegado a tal realizaci¨®n en un momento de retorno de la historia, hobbesiano. Es precisamente la realidad que expres¨® Jean Monnet cuando dijo que ¡°Europa se forjar¨¢ en las crisis y ser¨¢ la suma de las soluciones adoptadas para esas crisis¡±. Hoy estamos en un mundo de policrisis: crisis interconectadas de guerra, clima, energ¨ªa, geopol¨ªtica, pandemias. Ha llegado el momento de una polisoluci¨®n, de un gran salto en la capacidad institucional, estructural y democr¨¢tica de la UE para asumirlas. Un salto hacia una UE definida no s¨®lo por las lecciones del pasado, sino por la realidad naciente de una nueva y oscura modernidad.