Chalecos Rojigualdas
Las recientes movilizaciones de transportistas, agricultores o pescadores en Espa?a se interpretan como ideol¨®gicas, pero que algunos de sus instigadores sean (muy) de derechas no implica que su causa lo sea. Es un malestar m¨¢s profundo
?Qu¨¦ es lo m¨¢s valioso que tienes? No es el dinero ni tu trabajo, ni tu familia o amigos. Y, a la vez, es una mezcla del dinero, el trabajo, la familia y los amigos. Se llama ¡°estatus social¡± y los psic¨®logos insisten en que las personas estamos evolutivamente programadas para desear alcanzarlo.
Para eso, tenemos dos f¨®rmulas opuestas. Podemos adquirir prestigio cultivando nuestros talentos y habilidades al servicio de los dem¨¢s, como Abel o una neurocirujana de Kiev; o dominar amenazando e intimidando, como Ca¨ªn o Putin. Y, en una democracia sana, la gente se inclina por servir...
?Qu¨¦ es lo m¨¢s valioso que tienes? No es el dinero ni tu trabajo, ni tu familia o amigos. Y, a la vez, es una mezcla del dinero, el trabajo, la familia y los amigos. Se llama ¡°estatus social¡± y los psic¨®logos insisten en que las personas estamos evolutivamente programadas para desear alcanzarlo.
Para eso, tenemos dos f¨®rmulas opuestas. Podemos adquirir prestigio cultivando nuestros talentos y habilidades al servicio de los dem¨¢s, como Abel o una neurocirujana de Kiev; o dominar amenazando e intimidando, como Ca¨ªn o Putin. Y, en una democracia sana, la gente se inclina por servir, no por coaccionar, a sus vecinos. Pero, como se?ala el psic¨®logo pol¨ªtico Michael Bang Petersen, si en un pa¨ªs se agranda la distancia entre ricos y pobres, muchos individuos (sobre todo hombres) recurren a la coerci¨®n. Sienten que no pueden ascender por una escalera social cada vez m¨¢s empinada y, en consecuencia, deciden romperla.
As¨ª, las sociedades donde aumenta la percepci¨®n, fundada o no, de desigualdad sufren epidemias de protestas violentas. Hemos visto este s¨ªndrome de descontento pol¨ªtico extremo en EE UU (Black Lives Matter), Chile (el estallido social de 2019) o Francia (los ¡°chalecos amarillos¡±). En todos los casos, precedido de una sensaci¨®n creciente de injusticia social, de que unos ciudadanos o grupos se enriquec¨ªan a costa de otros.
Esto es esencial para entender las recientes movilizaciones de transportistas, agricultores o pescadores en Espa?a. Se interpretan como ideol¨®gicas, pero que algunos de sus instigadores sean (muy) de derechas no implica que su causa lo sea. Es un malestar m¨¢s profundo. Y comprender su origen ¡ªla p¨¦rdida de estatus social, no de dinero¡ª nos permite buscar mejores soluciones. La semana pasada se dio la paradoja de que cuantas m¨¢s ayudas promet¨ªa el gobierno a los camioneros (primero 500 millones, luego 1000), menos dispuestos estaban algunos a desconvocar el paro. No quer¨ªan subvenciones, sino sentirse actores econ¨®micos aut¨®nomos, que puedan negociar dignamente el precio de su servicio, en vez de acatar el impuesto por intermediarios. Y sentirse actores pol¨ªticos relevantes. Si Pedro S¨¢nchez se hubiera reunido con ellos, adem¨¢s de con los presidentes de las el¨¦ctricas, habr¨ªa sido un gesto particularmente bien valorado. Porque los huelguistas buscaban, sobre todo, respeto. ?y qui¨¦n no? @VictorLapuente